Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- A más de dos siglos de la creación de la bicicleta como un medio de transporte para el ser humano, este vehículo de dos ruedas a propulsión humana sigue estando tan vigente como los últimos años del siglo XIX. Sin embargo, a la par de la resistencia de los ciclistas por mantener las bicicletas rodando por calles, persisten aquellos conductores negados a compartir el espacio público.
La falta de conciencia vial y respeto a los ciclistas es un tema que vive diariamente en la ciudad de Morelia, pues ante la escasez de ciclovías y el abandono en el que se encuentran algunas de ellas, quienes circulan en bicicleta se ven obligados a competir con el camión del transporte público y el automóvil último modelo con el que les gusta jugar arrancones.
En entrevista con El Sol de Morelia, el presidente de la asociación civil Bicivilízate, Juan Arévalo Ayala, reconoció que como usuario del espacio público en un vehículo de dos ruedas sin ningún tipo de carrocería, él y miles de ciclistas han tenido que aprender a circular en la ciudad, a estar más atentos, más prevenidos, “más vivos”.
Refirió que el motivo principal por el que los ciclistas continúan saliendo a las calles con miedo del qué les pasará es la falta de cultura vial, pues apuntó que aunque se tomen las previsiones necesarias: portar un chaleco reflejante, contar con luces debidamente instaladas y hasta circular en grandes grupos siempre parece haber alguien en desacuerdo con la acción.
Apuntó que la problemática inicia desde la manera en que se proyectan y construyen las ciudades, pues el pensar en el espacio público como un sitio dedicado al rodamiento vehicular limita cualquier tipo de actividad, no sólo el ciclismo.
Reconoció que en los últimos tres años, con la llegada del gobierno morenista de Raúl Morón Orozco, su administración puso mayor énfasis en la construcción de espacios para todos las personas que circulan por el espacio público, pero manifestó que las estructuras que existen hasta el momento son insuficientes y carentes del mantenimiento adecuado.
Morelia cuenta con 73.3 kilómetros de infraestructura denominada como ciclovía, de los cuales 16 kilómetros son de competencia estatal y federal, por lo que han pasado años sin que se les dé “una manita de gato”, un ejemplo de ello es la ciclovía que lleva a la presa de Cointzio en la carretera Morelia-Pátzcuaro, entre maleza, mala señalización y tramos cortados por el paso de vehículos.
Aunque se puede presumir una gran extensión territorial en la instalación de ciclovías en el municipio, la realidad es que sólo 28.3 kilómetros son de ciclovía segregada, lo que significa que cuenta con amueblado público que separa a los ciclistas de los automóviles que circulan por Morelia, los 45 kilómetros restantes cuentan con balizamiento despintado y pobre señalética.
Ante la realidad en la que sobreviven las ciclovías de Morelia, desde la sociedad civil se ha insistido en la rehabilitación de los espacios, así como la creación de nuevos carriles para el desplazamiento en bicicleta en colaboración con los ciclistas, pues Arévalo Ayala insistió que el construir por cumplir no ayuda si no tiene una visión integral de lo que se vive en la ciudad.
Para este 2022, el gobierno de Morelia planea la construcción de cuatro ciclovías nuevas con las que se pueda conectar al sector estudiantil que acude a Ciudad Universitaria de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo hasta la avenida Héroes de Nocupétaro; se integrarán así ciclovías en Calzada La Huerta, avenida Solidaridad y la avenida Acueducto en su lado norte, desde la avenida Lázaro Cárdenas el Jardín Morelos.
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Rondar para resistir
A pesar de las peripecias ocasionadas por los automovilistas y la falta de espacios dignos para circular, la comunidad ciclistas en Morelia va en aumento, aseguró el líder de Bicivilízate, pues a decir del activista social son más los beneficios de rondar en dos ruedas que sentarse detrás del volante o en al asiento sucio del transporte público.
Resaltó que el andar en bicicleta contribuye al cuidado del ambiente, promueve el ejercicio, además de que sirve como una fuente de distracción y recreación. Sin embargo, enfatizó que una de sus mayores ventajas es lo económico que resulta transportarse de un lugar a otro por tus propias piernas.
La reparación y mantenimiento de una bicicletas ronda entre los 20 y 120 pesos de visita al taller, los cuales también han ido en incremento, pues a la par de la demanda por mejorar las condiciones del espacio público en la ciudad también existen aquellos que apoyan desde su trinchera para que los demás salgan a rodar.
