/ jueves 11 de julio de 2019

El uarhukua, guardián del fuego purépecha, no un deporte federalizado

Kutzï ka Jurhiata A.C. tiene 18 años impulsando de manera libre este juego tradicional

MORELIA, Mich.- (OEM-Infomex).- El uarhukua chanakua (juego de pelota encendida) se practica cotidianamente en las comunidades, y los cargueros lo juegan por honor en el año nuevo purépecha, pero la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales A.C. estandarizó las normas del juego de pelota a nivel nacional, “pero para nosotros no es sólo una competencia deportiva, trata de espiritualidad”, comentó Jaen Maciel Alcántar, miembro de Kutzï ka Jurhiata A.C. en entrevista para El Sol de Morelia.

El uarhukua continúa en las comunidades gracias a la labor de los guardianes del fuego en el Año Nuevo Purépecha, ya que para poder ser un guerrero se tenía que saber jugar bien; mezcla lo espiritual y la fuerza física, es el alma de los guerreros purépechas

El grupo de Kutzï ka Jurhiata se estableció en Morelia hace 18 años aproximadamente, por iniciativa de los jóvenes que migraban de sus comunidades a la capital para continuar sus estudios; sin embargo, se conformó como asociación civil en 2008, donde Verónica Bedolla es la presidenta de la asociación, ya que necesitaban registrarse para participar en los torneos nacionales que organiza la Federación de juegos.


“Pese a que estamos establecidos como una asociación civil, nuestras actividades no giran en torno a las funciones de un presidente, como grupo lo principal es que todos y todas aprendamos del juego, que es de mucha adrenalina, pero también de mucho respeto”, señaló Yurixhi Ochoa Ochoa, miembro activo de Kutsï ka Jurhiata.

En sus inicios el grupo fue conformado por Curicaveri e Ikingari, ambos de apellido Gaspar Ortega, de Pátzcuaro, con ayuda de su padre Tata Mario. Desde entonces el grupo ha ido creciendo y ha colaborado para crear otros grupos en barrios y colonias de Morelia.

“Varias instancias han reconocido nuestro trabajo y nos piden que brindemos talleres en lugares donde los jóvenes son conflictivos, y con este juego ayudamos a bajar los niveles de ansiedad y los índices de delincuencia; el uarhukua es una buena opción”, señaló Yurixhi Ochoa.

Asimismo, se comentó que hay una discusión muy fuerte en torno a si el uarhukua es un deporte o una expresión cultural desde que el juego de pelota prehispánica se federalizó, ya que en varias partes de la República lo juegan, pero como elemento de la cultura purépecha tiene características particulares.

“Se convirtió en un deporte nacional donde tienes que afiliarte para poder participar en los torneos que la federación organiza y patrocina, pero a nivel cultural esto se juega en las comunidades de manera cotidiana, en especial en las fiestas, lo que lo vuelve ritual. En sus pueblos los jóvenes no necesitan ‘federarse’ para poderlo jugar, tú le das un palo a un niño y sabrá jugar por tradición, sin necesidad de darle un taller”, comentó María de la Luz Ochoa, también integrante del equipo.

Jaen Maciel además explicó que si se tuvieron que establecer las normas ante la Federación de Juegos, pero éstas ya se conocían de manera oral, las cuales siguen y enseñan, pero de una manera libre.

“Pesa más la tradición, entre nosotros no tiene que llegar un árbitro a imponernos o señalarnos las faltas, es una cuestión de honorabilidad, conocemos las reglas y cada quien sabe cuándo hizo una falta. Esa es la diferencia que tenemos con la Federación de Juegos Autóctonos que está regulando este asunto”, comentó Maciel Alcántar.

HISTORIA ANTIGUA

En México varios estados juegan una variante del juego de pelota prehispánico, pero Michoacán también hay variantes del uarhukua: los de Charapan lo conocen como pacharukua, que significa “arrebatar”, y la uarhukua también significa “bastón” y en otros lugares significa “el sonido que hacen los bastones al chocar”, explicó Yurixhi Ochoa.

Para los purépechas la pelota representa al sol, ya que el fuego es representativo del dios Curicaveri; en cambio si la pelota está apagada, representa la luna.

El bastón que se utiliza es una rama de un árbol tallada de cualquier tipo, el cual se asocia a la naturaleza, que es considerado como lo único digno de tocar al sol o a la luna.

La primera referencia histórica está en “La Relación de Michoacán”, de Fray Jerónimo de Alcalá, donde se habla de un enfrentamiento que sostuvieron dos dioses en un juego de pelota: Cupanzieeri y Achuri-Hirepe; sin embargo, el documento está abierto a la interpretación, como la que realizó José Corona Núñez en su libro “Mitología tarasca”, donde señaló que estos dos personajes probablemente representen uno al día y otro a la noche, el bien y el mal, etcétera.

Asimismo, existen algunas figurillas como las que se localizaron en la ofrenda de El Opeño, en Jacona, la cual se fechó en mil 500 años a.C.; trata de una cerámica compuesta por cinco jugadores con bastón o mazo y tres personajes, al parecer femeninos, como espectadoras.


REGLAS:

Al no ser un juego de contacto físico, el bastón es el principal instrumento, ya que los participantes sólo pueden tocarse con sus bastones. Siempre se juega de frente y por la derecha, esta es la regla establecida por honor y protección.

Es un juego que representa la defensa del territorio, por lo que los límites del equipo son acordados previo al inicio, puede ser de calle a calle, de parcela a parcela, se puede jugar en círculo o como se creía que era antes, de comunidad a comunidad. Al traspasar estos puntos anotan; a estos límites se les conoce entre los purépechas como atziraku.

MORELIA, Mich.- (OEM-Infomex).- El uarhukua chanakua (juego de pelota encendida) se practica cotidianamente en las comunidades, y los cargueros lo juegan por honor en el año nuevo purépecha, pero la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales A.C. estandarizó las normas del juego de pelota a nivel nacional, “pero para nosotros no es sólo una competencia deportiva, trata de espiritualidad”, comentó Jaen Maciel Alcántar, miembro de Kutzï ka Jurhiata A.C. en entrevista para El Sol de Morelia.

El uarhukua continúa en las comunidades gracias a la labor de los guardianes del fuego en el Año Nuevo Purépecha, ya que para poder ser un guerrero se tenía que saber jugar bien; mezcla lo espiritual y la fuerza física, es el alma de los guerreros purépechas

El grupo de Kutzï ka Jurhiata se estableció en Morelia hace 18 años aproximadamente, por iniciativa de los jóvenes que migraban de sus comunidades a la capital para continuar sus estudios; sin embargo, se conformó como asociación civil en 2008, donde Verónica Bedolla es la presidenta de la asociación, ya que necesitaban registrarse para participar en los torneos nacionales que organiza la Federación de juegos.


“Pese a que estamos establecidos como una asociación civil, nuestras actividades no giran en torno a las funciones de un presidente, como grupo lo principal es que todos y todas aprendamos del juego, que es de mucha adrenalina, pero también de mucho respeto”, señaló Yurixhi Ochoa Ochoa, miembro activo de Kutsï ka Jurhiata.

En sus inicios el grupo fue conformado por Curicaveri e Ikingari, ambos de apellido Gaspar Ortega, de Pátzcuaro, con ayuda de su padre Tata Mario. Desde entonces el grupo ha ido creciendo y ha colaborado para crear otros grupos en barrios y colonias de Morelia.

“Varias instancias han reconocido nuestro trabajo y nos piden que brindemos talleres en lugares donde los jóvenes son conflictivos, y con este juego ayudamos a bajar los niveles de ansiedad y los índices de delincuencia; el uarhukua es una buena opción”, señaló Yurixhi Ochoa.

Asimismo, se comentó que hay una discusión muy fuerte en torno a si el uarhukua es un deporte o una expresión cultural desde que el juego de pelota prehispánica se federalizó, ya que en varias partes de la República lo juegan, pero como elemento de la cultura purépecha tiene características particulares.

“Se convirtió en un deporte nacional donde tienes que afiliarte para poder participar en los torneos que la federación organiza y patrocina, pero a nivel cultural esto se juega en las comunidades de manera cotidiana, en especial en las fiestas, lo que lo vuelve ritual. En sus pueblos los jóvenes no necesitan ‘federarse’ para poderlo jugar, tú le das un palo a un niño y sabrá jugar por tradición, sin necesidad de darle un taller”, comentó María de la Luz Ochoa, también integrante del equipo.

Jaen Maciel además explicó que si se tuvieron que establecer las normas ante la Federación de Juegos, pero éstas ya se conocían de manera oral, las cuales siguen y enseñan, pero de una manera libre.

“Pesa más la tradición, entre nosotros no tiene que llegar un árbitro a imponernos o señalarnos las faltas, es una cuestión de honorabilidad, conocemos las reglas y cada quien sabe cuándo hizo una falta. Esa es la diferencia que tenemos con la Federación de Juegos Autóctonos que está regulando este asunto”, comentó Maciel Alcántar.

HISTORIA ANTIGUA

En México varios estados juegan una variante del juego de pelota prehispánico, pero Michoacán también hay variantes del uarhukua: los de Charapan lo conocen como pacharukua, que significa “arrebatar”, y la uarhukua también significa “bastón” y en otros lugares significa “el sonido que hacen los bastones al chocar”, explicó Yurixhi Ochoa.

Para los purépechas la pelota representa al sol, ya que el fuego es representativo del dios Curicaveri; en cambio si la pelota está apagada, representa la luna.

El bastón que se utiliza es una rama de un árbol tallada de cualquier tipo, el cual se asocia a la naturaleza, que es considerado como lo único digno de tocar al sol o a la luna.

La primera referencia histórica está en “La Relación de Michoacán”, de Fray Jerónimo de Alcalá, donde se habla de un enfrentamiento que sostuvieron dos dioses en un juego de pelota: Cupanzieeri y Achuri-Hirepe; sin embargo, el documento está abierto a la interpretación, como la que realizó José Corona Núñez en su libro “Mitología tarasca”, donde señaló que estos dos personajes probablemente representen uno al día y otro a la noche, el bien y el mal, etcétera.

Asimismo, existen algunas figurillas como las que se localizaron en la ofrenda de El Opeño, en Jacona, la cual se fechó en mil 500 años a.C.; trata de una cerámica compuesta por cinco jugadores con bastón o mazo y tres personajes, al parecer femeninos, como espectadoras.


REGLAS:

Al no ser un juego de contacto físico, el bastón es el principal instrumento, ya que los participantes sólo pueden tocarse con sus bastones. Siempre se juega de frente y por la derecha, esta es la regla establecida por honor y protección.

Es un juego que representa la defensa del territorio, por lo que los límites del equipo son acordados previo al inicio, puede ser de calle a calle, de parcela a parcela, se puede jugar en círculo o como se creía que era antes, de comunidad a comunidad. Al traspasar estos puntos anotan; a estos límites se les conoce entre los purépechas como atziraku.

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