El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor, fecha en que se promueve la literatura siempre necesitada en un mundo donde vivimos el impacto de lo efímero y el número de lectores no suele ser precisamente alto, un gran porcentaje de nuestra clase política lo refleja cotidianamente.
El Día Mundial del Libro lo promovió la UNESCO desde 1995 al argumentar que un día 23 de abril habrían muerto dos titanes de la literatura, Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare. También en abril se recuerda a poetas y escritores que han partido, digamos en la plenitud de la primavera del año en que les correspondió marcharse, los legados son inmensos, algunos nombres son: Octavio Paz, César Vallejo, Sergio Pitol, Alejo Carpentier, William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra y Gabriel García Márquez, también Karol Wojtyla. Como se puede ver el directorio es significativo.
Efemérides tenemos a granel, hay siempre motivos para celebrar las letras y sus principales representantes. Al comenzar la primavera, el renacimiento del sol y los nuevos heraldos bajo el signo del advenimiento de otras eras es también un argumento para escribir y leer.
Siempre será oportuno evocar poetas porque, sencillamente, la lista es interminable desde los poemas épicos de Homero o los místicos de Akenatón, hasta llegar a Jaime Sabines, Mario Benedetti y Nicolás Guillen, por citar algunos.
La poesía está presente en cada cosa que se ama y que por tanto se vive; desde los versos dolientes y petrificados del Almafuerte, o en el juego de palabras y envestido de modismos nuevos con Ramón López Velarde, en su momento.
Conozco aquí mismo en Morelia a mucha gente que presume orgullosamente sus composiciones literarias, es evidente que lo gocen, por consiguiente se realizan. Gustavo Adolfo Bécquer alguna vez profetizó: tal vez no siempre haya poetas pero siempre habrá poesía.
México posee un gran acervo poético que deja testimonio de inspiración, vivencias y truenos.
Jaime Sabines escribió que los amorosos están locos, sin duda es menester estarlo porque la cordura no dicta las emociones al vuelo ni las explaya por el torrente sanguíneo.
Por consiguiente tenemos poesía, en este mundo caótico impregnado de miles de contradicciones y facetas oscuras también puede ser motivo de colores y formas corpóreas del sentimiento.
Actualmente en este 2024 se requiere la literatura porque el caos disparado provoca estragos, entonces es preciso abrir la ventana del arte, recuperar espacios públicos y trazar los caminos para retornar a lo sensible en medio de un apocalipsis sonoro que se ha enquistado en tantas regiones de nuestro país.
La promoción cultural debe fortalecerse, establecer nuevas políticas públicas en la materia para apostarle a la esperanza, al sosiego y a un futuro que anime para marcar otro ritmo ya no con las balas sino con el bálsamo que aportan las letras. El Día Mundial del Libro es una oportunidad para retornar a las letras o anidar en ellas porque resultan definitivas y siempre son oportunas.
Presidente de la Crónica de Paracho 2020-2022, Trabajó como Secretario en Secretaría de Difusión Cultural y Extensión Universitaria.