/ sábado 31 de agosto de 2019

Pobladores, peor enemigo del patrimonio cultural local 

Resanar los daños es una tarea constante, pues a los pocos días de hacerlo, la situación se vuelve a presentar, expresó la coordinadora del primer cuadro de la capital, Gauri Ivette García Medina

MORELIA, Mich. (OEM-INFOMEX).- El Centro Histórico de Morelia se ha visto afectado cientos de veces por la pinta de grafitis y emblemas que laceran lo que es considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

No es de extrañar ver las paredes de cantera rosa y edificios de pared plana “adornados” con etiquetas y mensajes que en lugar de embellecer el corazón de la capital michoacana, le dan un aspecto descuidado, como si quienes se encargaran de mantener la estética de la ciudad no cumplieran en la prevención de este tipo de daños.

Sin embargo, según expertos en la materia, el alterar los edificios históricos es considerado un fenómeno cíclico en la ciudad: la pinta de grafitis en las paredes de cantera, así como distintas calcomanías que se pueden observar en señales peatonales y ventanas de algunos de los inmuebles icónicos de la ciudad, está lejos de desaparecer.


En este sentido, ya que las autoridades se han visto rebasadas por las acciones que realizan morelianos y visitantes, se ha optado en todas las ocasiones en trabajar en la restauración y rescate de los monumentos, aún cuando esto representa una tarea constante y una inversión jugosa a las arcas municipales y estatales.

Cabe señalar que en el Centro de la ciudad se tiene un registro de mil 300 metros cuadrados de paredes planas que han sido grafiteadas, de las cuales se han podido restaurar hasta la fecha poco más de mil metros, esto mediante la sobre pintura de la paredes.

Aunque a decir de la coordinadora del Centro Histórico, Gauri Ivette García Medina, el resanar las paredes de la capital michoacana es una tarea constante, pues aún cuando se liberan los daños de los inmuebles a los pocos días, la situación vuelve a presentarse.

El fenómeno del grafiti es cíclico, nosotros pintamos y desafortunadamente el agente humano vuelve a pintar; las personas que hacen están pintadas empiezan a cercenar el derecho que todos los morelianos tenemos de ver nuestra ciudad limpia

Bajo este tenor, es de resaltar que la liberación de paredes planas tiene un costo bajo por limpieza, ya que sólo es necesaria la pintura y mano de obra propia de las dependencias; sin embargo, para resanar las paredes de cantera, entre insumos de limpieza y material especial se necesitan por lo menos cuatro mil 500 pesos por 20 metros cuadrados, esto contando con la participación de trabajadores de las dependencias, pues el traer empresas externas podría generar gastos hasta por más de 40 mil pesos.

No obstante, el cuidado del Centro de la ciudad no es una tarea que le corresponda únicamente al municipio, que si bien son los primeros en salir al rescate de los inmuebles, como fue el caso del grafiti que se presentó en el mes de julio en un costado de la Catedral, las responsabilidades por los edificios que se encuentran en el corazón de la ciudad le corresponden a diferentes instituciones.

Por un lado están los edificios históricos de gran escala, como el Centro Cultural Clavijero, la Casa de la Cultura de Morelia, el Museo de Arte Colonial, el Teatro Ocampo, el Museo del Estado y algunos otros de vocación cultural se encuentran bajo la custodia del gobierno del estado. Dichos inmuebles están a disposición y cuidado de la Secretaría Estatal de Cultura a través de la Dirección de Monumentos y Sitios Históricos.

Mientras que los edificios de gran escala con uso eclesiástico, como son las iglesias de San Francisco, San Agustín y la propia Catedral de Morelia, entre otras, son responsabilidad del Arzobispado, respondiendo así a su mantenimiento, permanencia física y todos los trámites correspondientes.

En este sentido, a la Coordinación del Centro Histórico, le corresponde únicamente el mantenimiento y preservación del Palacio Municipal y el Archivo Histórico del municipio.

Sin embargo, aunque cada institución es responsable de los patrimonios culturales a su cargo, no ha existido una política pública en más de 40 años que se enfoque en la preservación del Centro Histórico, es decir, que cada institución se encarga de manera particular y como ellos decidan, de preservar o restaurar los monumentos que a ellos les corresponden.

Aún así es imposible ignorar, los problemas que más aquejan al cuadro principal de la ciudad: las pintas en paredes, el abandono de inmuebles en pésimas condiciones y el uso inadecuado del espacio público que conlleva a una mala conciencia al paso peatonal.

Todos estos factores no han sido atendidos directamente por ninguna institución gubernamental, por lo que procurar el cuidado del Centro Histórico ha sido una tarea que se ha dejado en el abandono, pues cada quien es responsable de los inmuebles que están bajo su cuidado, lo demás se deja ser hasta que ocurren incidentes de gran escala.

“Son temas que nunca se han tratado de solucionar desde una política pública o una gestión; si la gestión que tenemos el día de hoy no busca solucionar el problema desde el fondo vamos a heredar problemas y el dinero se seguirá yendo a resolver problemas superficiales cuando son fenómenos que necesitan resolverse desde fondo”, mencionó.

Así pues, el peor enemigo del patrimonio cultural de Morelia son los propios pobladores que, a decir de la coordinadora, son quienes sin respeto alguno violentan los inmuebles históricos una y otra vez, “mientras la sociedad no respete lo que por derecho le pertenece, estos incidentes se van a repetir una y otra vez”, finalizó.

MORELIA, Mich. (OEM-INFOMEX).- El Centro Histórico de Morelia se ha visto afectado cientos de veces por la pinta de grafitis y emblemas que laceran lo que es considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

No es de extrañar ver las paredes de cantera rosa y edificios de pared plana “adornados” con etiquetas y mensajes que en lugar de embellecer el corazón de la capital michoacana, le dan un aspecto descuidado, como si quienes se encargaran de mantener la estética de la ciudad no cumplieran en la prevención de este tipo de daños.

Sin embargo, según expertos en la materia, el alterar los edificios históricos es considerado un fenómeno cíclico en la ciudad: la pinta de grafitis en las paredes de cantera, así como distintas calcomanías que se pueden observar en señales peatonales y ventanas de algunos de los inmuebles icónicos de la ciudad, está lejos de desaparecer.


En este sentido, ya que las autoridades se han visto rebasadas por las acciones que realizan morelianos y visitantes, se ha optado en todas las ocasiones en trabajar en la restauración y rescate de los monumentos, aún cuando esto representa una tarea constante y una inversión jugosa a las arcas municipales y estatales.

Cabe señalar que en el Centro de la ciudad se tiene un registro de mil 300 metros cuadrados de paredes planas que han sido grafiteadas, de las cuales se han podido restaurar hasta la fecha poco más de mil metros, esto mediante la sobre pintura de la paredes.

Aunque a decir de la coordinadora del Centro Histórico, Gauri Ivette García Medina, el resanar las paredes de la capital michoacana es una tarea constante, pues aún cuando se liberan los daños de los inmuebles a los pocos días, la situación vuelve a presentarse.

El fenómeno del grafiti es cíclico, nosotros pintamos y desafortunadamente el agente humano vuelve a pintar; las personas que hacen están pintadas empiezan a cercenar el derecho que todos los morelianos tenemos de ver nuestra ciudad limpia

Bajo este tenor, es de resaltar que la liberación de paredes planas tiene un costo bajo por limpieza, ya que sólo es necesaria la pintura y mano de obra propia de las dependencias; sin embargo, para resanar las paredes de cantera, entre insumos de limpieza y material especial se necesitan por lo menos cuatro mil 500 pesos por 20 metros cuadrados, esto contando con la participación de trabajadores de las dependencias, pues el traer empresas externas podría generar gastos hasta por más de 40 mil pesos.

No obstante, el cuidado del Centro de la ciudad no es una tarea que le corresponda únicamente al municipio, que si bien son los primeros en salir al rescate de los inmuebles, como fue el caso del grafiti que se presentó en el mes de julio en un costado de la Catedral, las responsabilidades por los edificios que se encuentran en el corazón de la ciudad le corresponden a diferentes instituciones.

Por un lado están los edificios históricos de gran escala, como el Centro Cultural Clavijero, la Casa de la Cultura de Morelia, el Museo de Arte Colonial, el Teatro Ocampo, el Museo del Estado y algunos otros de vocación cultural se encuentran bajo la custodia del gobierno del estado. Dichos inmuebles están a disposición y cuidado de la Secretaría Estatal de Cultura a través de la Dirección de Monumentos y Sitios Históricos.

Mientras que los edificios de gran escala con uso eclesiástico, como son las iglesias de San Francisco, San Agustín y la propia Catedral de Morelia, entre otras, son responsabilidad del Arzobispado, respondiendo así a su mantenimiento, permanencia física y todos los trámites correspondientes.

En este sentido, a la Coordinación del Centro Histórico, le corresponde únicamente el mantenimiento y preservación del Palacio Municipal y el Archivo Histórico del municipio.

Sin embargo, aunque cada institución es responsable de los patrimonios culturales a su cargo, no ha existido una política pública en más de 40 años que se enfoque en la preservación del Centro Histórico, es decir, que cada institución se encarga de manera particular y como ellos decidan, de preservar o restaurar los monumentos que a ellos les corresponden.

Aún así es imposible ignorar, los problemas que más aquejan al cuadro principal de la ciudad: las pintas en paredes, el abandono de inmuebles en pésimas condiciones y el uso inadecuado del espacio público que conlleva a una mala conciencia al paso peatonal.

Todos estos factores no han sido atendidos directamente por ninguna institución gubernamental, por lo que procurar el cuidado del Centro Histórico ha sido una tarea que se ha dejado en el abandono, pues cada quien es responsable de los inmuebles que están bajo su cuidado, lo demás se deja ser hasta que ocurren incidentes de gran escala.

“Son temas que nunca se han tratado de solucionar desde una política pública o una gestión; si la gestión que tenemos el día de hoy no busca solucionar el problema desde el fondo vamos a heredar problemas y el dinero se seguirá yendo a resolver problemas superficiales cuando son fenómenos que necesitan resolverse desde fondo”, mencionó.

Así pues, el peor enemigo del patrimonio cultural de Morelia son los propios pobladores que, a decir de la coordinadora, son quienes sin respeto alguno violentan los inmuebles históricos una y otra vez, “mientras la sociedad no respete lo que por derecho le pertenece, estos incidentes se van a repetir una y otra vez”, finalizó.

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