Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Desde aquel 14 de octubre de 2019 en que 13 policías michoacanos fueron asesinados en la comunidad de El Aguaje, municipio de Aguililla, los planes de vida de Alma Guadalupe se vinieron abajo. Su esposo era uno de ellos.
Otros 10 quedaron heridos en lo que es considerado como uno de los ataques más sangrientos en el estado, del que se dijo no quedaría impune, pero que, a tres años de distancia, solo tiene a un hombre vinculado a proceso.
Además del sufrimiento por perder a sus parejas, las llamadas “viudas de Aguililla” han tenido que librar sus propias batallas para que les reparen el daño, pues el Estado ha sido ineficiente no solo en cuestión de recursos disponibles que garanticen pensiones, sino en encontrar la justicia para que los culpables asuman su responsabilidad.
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Alma vivía con su esposo en Morelia, un joven policía estatal que no contaba con muchos años en la corporación, pero que fue parte de aquel grupo de elementos que acudieron a implementar un operativo en la Tierra Caliente por órdenes del jefe regional de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en el entonces gobierno de Silvano Aureoles Conejo.
Recordarlo justo cuando se cumple otro aniversario luctuoso es pesado para esta mujer, quien acude a una marcha en Morelia con otras víctimas indirectas, todas vestidas de blanco y con las fotos de sus parejas estampadas en playeras y globos. “Él se metió a la Policía para darnos una mejor vida, pero me lo arrebataron, me dejó con un niño de un año y un bebé que venía en camino”.
De acuerdo a la asociación civil Causa en Común, entre el 1 de diciembre de 2018 y el 13 de octubre del presente año, 1,751 policías fueron asesinados en el país. Tan solo en lo que va del 2022, van 336 que pierden la vida en enfrentamientos o emboscadas, siendo Michoacán la quinta entidad con más víctimas, al contabilizar 22.
El Sol de Morelia también documentó que la Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV) no ha contado con los recursos para compensar a 11 mujeres cuyos esposos fueron asesinados en operativos entre 2015 y 2019.
Cada uno de esos números es una historia de tragedia, con familias que deben reponerse no solo a lo emocional, sino a lo económico. “Ese día se salió de la casa y yo lo esperé como siempre a que regresara, pero me lo entregaron muerto”, vuelve a recordar Alma Guadalupe, a quien ni siquiera le dieron una explicación completa de los hechos, “sólo me dijeron que al parecer iba a un operativo por un secuestro, algo así”.
La vida de un policía es, por naturaleza, vulnerable, e incluso para ella cuestión de lo que dicte la fortuna. Al acordarse de aquel 14 de octubre, dice que luego de las ráfagas muchos agentes pudieron correr para salvaguardarse, pero su entonces esposo “no tuvo esa suerte”.
Pese a que su pareja tenía seguro de vida, Alma lo pudo cobrar hasta dos años después, por lo que en ese lapso solo recibió una pensión de 6 mil pesos mensuales y en el colmo de la revictimización, ha tenido que entrar en un laberinto legal para que el bebé que estaba en camino sea reconocido como el segundo hijo del policía, pues por obvias razones no lo alcanzó a registrar. “Solo me prometen que ya va a salir la pensión para él, pero son tres años de dar vueltas y no ha pasado nada”, dice, con un dejo de frustración.
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Para ella no se puede hablar de justicia mientras no se detenga a los responsables y se les cumpla a todas las familias con lo que en teoría les garantiza la ley. Sin Seguro Social, las atenciones médicas para su hijo menor han costado hasta 1,500 pesos en una sola consulta, lo que se podría ahorrar si se cumpliera con el trámite.
En todo este tiempo, ha visitado una y otra vez la subdelegación administrativa del IMSS sobre la avenida Madero de Morelia, solo que la respuesta es siempre la misma: “ya casi, espere un poco más, estamos en eso”.
Su historia no es muy distinta a la de otras esposas, hijas, madres y hermanas que cada 14 de octubre hacen el pase de lista para recordar a los 13 agentes caídos: Edder, Caín de Jesús, Reinaldo, Juvenal, Marco Antonio, Maurillo, Luis Gerardo, Pablo Sergio, Luis Ángel, Arturo Jonathan, Pedro, Gabriel y José Manuel.
