/ lunes 16 de enero de 2023

Inconclusas, aisladas y sin docentes: así operan las Universidades del Bienestar [Video]

El plantel que forma parte de la oferta educativa del gobierno federal apenas tiene 12 aulas para cuatro carreras

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Ubicada a más de 15 kilómetros del centro de Zacapu, por un camino estrecho, sin pavimentación y sin rutas de transporte público, se ubican las instalaciones de la Universidad del Bienestar Benito Juárez García (UBBJG). Están rodeadas de huertas donde se siembra maíz, pero donde también se desposita estiercol de animales para la elaboración de composta, lo que despide olores tóxicos.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol Morelia

A la Universidad es riesgoso llegar a pie, pues además de la distancia que la separa de la zona urbana, el camino no está pavimentado y en época de lluvias “de plano es intransitable”, según relata uno de los trabajadores, quien además apunta que los alumnos deben de organizarse para solicitar unidades de transporte público que solo acceden a llegar si se reúne una buena cantidad de pasajeros, a quienes se les cobra una cuota de 10 pesos.

El plantel que forma parte de la oferta educativa del gobierno federal apenas tiene 12 aulas para cuatro carreras: Ingeniería Industrial, Derecho y Ciencias Sociales, Contabilidad y Administración Pública e Ingeniería en Desarrollo Regional Sustentable. Además de baños sin agua, una pequeña biblioteca, una cocina y un auditorio, no hay nada más en su infraestructura: cero laboratorios, ningún área de cómputo, tampoco zona gastronómica ni mucho menos canchas para practicar deporte.

Varias de las aulas están con las puertas rotas, pues el material de madera endeble ya ha levantado sus hojas que no resisten el sol ni las lluvias. “La verdad faltó que le metieran mejor material”, reconoce otro de los trabajadores, que asiste a dar un poco de mantenimiento antes de que todos los alumnos regresen a clases a finales de febrero.

De acuerdo a datos oficiales, en Zacapu hay 709 alumnos inscritos en las cuatro carreras mencionadas, quienes son instruidos por 19 maestros de los que no se cuenta con mayor información en la página de internet que aglutina a todas las UBBJG.

La directora del plantel es Karina González Murillo, quien en entrevista da otros números que no precisamente cuadran. Afirma que “más o menos” hay 660 alumnos, aunque la división que añade no ajusta: “170 en ingeniería, 150 en Derecho, 160 en Administración y unos 50 en Desarrollo Sustentable”, lo que daría un total de 530 jóvenes. La plantilla de profesores es mayor a la reportada en el portal, pues dice que son cerca de 24, y no 19, pero sus sumas tampoco dan: “13 en Administración, siete en Ingeniería, seis en Derecho y tres en Desarrollo Sustentable”.


Comenzó con el pie izquierdo

La escuela asentada en un terreno de tres hectáreas recibió una inversión federal de 22 millones 326 mil 235 pesos, según consta en las fichas públicas del portal ubbj.gob.mx. Las obras comenzaron el 19 de diciembre de 2020, pero para esa fecha los alumnos de las cuatro licenciaturas ya llevaban más de un año en clases, solo que arrancaron en un plantel “prestado”. Se trató del Centro Universitario del Valle de Zacapu (CUVZ), fundado hace 35 años y el cual ya ofrecía las mismas carreras.

Con el propósito de ser parte del proyecto insignia del gobierno federal en materia educativa, para el ciclo escolar 2019-2020 se realizó un acuerdo con ese centro universitaro para que se transformara en la primera escuela Benito Juárez de Michoacán, lo que incluso se celebró con un acto al que acudieron en abril de ese año el entonces gobernador Silvano Aureoles Conejo, la coordinadora nacional del proyecto, Raquel Sosa Elizaga, y el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.

Los problemas vinieron pronto. El 20 de septiembre de 2019 el Patronato del CUVS determinó romper el acuerdo para recibir a los nuevos alumnos, pues la matrícula se duplicó debido al ofrecimiento de becas para cada estudiante que ascendían a 2 mil 400 pesos mensuales.

Te puede interesar: De la mano del Presidente, Chilchota inaugura su Universidad del Bienestar

Foto: Fernando Maldonado | El Sol Morelia

En un oficio firmado por la directora Felicitas Flores Fuentes, se aclaró que el espacio solo se había prestado “de buena fe”, pero que ya no tenían la capacidad de operación, por lo que emplazaban para la reubicación de los alumnos y el personal docente y administrativo a más tardar en ocubre de ese año. El entonces alcalde de Zacapu, Luis Felipe León, declaró a los medios que hubo un arreglo “de palabra” para donar las instalaciones del CUVS al gobierno federal, lo que jamás se concretó con documentos.

De esa forma, la primera generación de la UBBJ se quedó muy pronto sin profesores, sin salones y sin saber cómo les iban a resolver el conflicto. El ayuntamiento donó el terreno donde hoy están las instalaciones, pero mientras se construyeron, los estudiantes recibieron sus clases en aulas de secundarias.



Solo dos titulados

Karina González Murillo afirma que ya hay alumnos que egresaron de las carreras de Derecho, Administración e Ingeniería Industrial, pese a que el plan de estudios es de cuatro años y la primera generación comenzó en 2019. La razón para que eso sea posible es que estudiantes que ya iban avanzados en el CUVZ se cambiaron a la Benito Juárez, pero de todos los casos apenas dos se han titulado.

La directora reconoce que a la Universidad le hacen falta más aulas, un cerco perimetral, un vivero, canchas y un cuarto de máquinas, lo cual está proyectado para una tercera etapa, sin que se conozcan fechas ni montos a invertir.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol Morelia

Afirma que en todas las licenciaturas se da teoría y práctica, solo que no cuentan con la infraestructura para ello. En Ingeniería Industrial apenas se observa una lona rota que identifica en dónde se deben tomar las clases, además de una calcomanía pegada a un tablero de basquetbol que se sostiene sobre un bote de basura.

Con el pizarrón como prácticamente la única arma de aprendizaje, los alumnos reciben una preparación que palidece ante su competencia local: el propio CUVZ, que sigue ofreciendo las cuatro licenciaturas en un amplio edificio de dos plantas, con un laboratorio de cómputo dotado con casi 30 máquinas. También tiene un salón de usos múltiples, biblioteca espaciosa, área de aulas rústicas, cocina sustentable, áreas comunes de convivencia, una cancha de Uarhukua, cafetería, invernaderos, estacionamiento, cancha de basquetbol, un salón de juicios orales e incluso una reserva ecológica.

Además de agregar otras dos licenciaturas, hay la posibilidad de cursar las maestrías en Administración y Derecho penal, mientras que en su página de Internet aseguran que el 95 por ciento de sus egresados encuentran trabajo.

Si se habla solo de Ingeniería Industrial, los alumnos de la Benito Juárez enfrentan su proceso de formación sin herramientas fundamentales como laboratorios de cómputo, de logística o de manufactura que incluyan impresoras 3D, plotters y maquinados. Mientras otras instituciones exigen que una gran parte de sus profesores cuenten con posgrado, en las del Bienestar no es posible acceder al CV de los maestros y tampoco hay vinculación con empresas en las que se realicen prácticas profesionales, ni mucho menos convenios con universidades nacionales o extranjeras en las que sea posible estudiar maestrías o doctorados.



Planteles austeros en todo el estado

La situación que priva en la UBBJ es similar al resto de planteles en Michoacán, caracterizados por lo escaso de sus aulas y casi nula infraestuctura para el terreno de la práctica. El resto de escuelas están en Aporo y Villamar (ambas con Ingeniería en procesos alimentarios), además de Chilchota (Medicina integral y salud comunitaria), Pajacuarán (Veterinaria y Zootecnia) y Tacámbaro (Docente en educación básica). En total, hay 2 mil 697 alumnos becados que reciben clases de 67 profesores. Los próximos planteles que están por arrancar estarán en Buenavista, Cojumatlán, Paracho-Nurío, Senguio y Tlalpujahua. En todos esos casos se ha abierto la licenciatura en Medicina integral y salud comunitaria, así como Enfermería en el caso de Buenavista, con un registro de 583 nuevos alumnos que arrancarán con sus clases en las próximas semanas.

Te puede interesar: López Obrador apertura Universidad del Bienestar en Aporo


Ataca un problema, pero su oferta es pobre: IMCO

La integrante del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) Fernanda Domínguez, recuerda en entrevista que las UBBJ han sido señaladas por falta de docentes, poca claridad en los programas, datos insuficientes sobre el total de alumnos beneficiados, así como mala ubicación y condiciones en las sedes.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol Morelia

Sin embargo, también observa que en México cada vez son más los jóvenes que quieren estudiar la universidad, solo que el monto dedicado para educación superior en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) ha disminuido 9 por ciento desde 2016. Eso justifica el proyecto de ofrecer estudios superiores no solo gratuitos, sino becados en municipios de alta marginación. La “mala noticia”, dice Domínguez, es que se sacrifica la calidad educativa porque en todo el proyecto no hay claridad de cómo se contrata a los maestros, cómo se diseñan los programas académicos, por qué se eligen ciertas carreras y de qué forma justifican el municipio en el que se instalan.

“Pareciera que el gobierno federal lo que busca es cumplir con la meta de 200 sedes cuando termine el sexenio, lo que quizá cumpla, pero lo tiene que hacer sin sacrificar la calidad. El modelo educativo tiene que estar mejor armado, coherente, integral, con más herramientas a los profesores que se reflejen en las habilidades y capacidaddes que adquieran los alumnos para el campo laboral al que se van a enfrentar”, concluye Fernanda Domínguez.

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Ubicada a más de 15 kilómetros del centro de Zacapu, por un camino estrecho, sin pavimentación y sin rutas de transporte público, se ubican las instalaciones de la Universidad del Bienestar Benito Juárez García (UBBJG). Están rodeadas de huertas donde se siembra maíz, pero donde también se desposita estiercol de animales para la elaboración de composta, lo que despide olores tóxicos.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol Morelia

A la Universidad es riesgoso llegar a pie, pues además de la distancia que la separa de la zona urbana, el camino no está pavimentado y en época de lluvias “de plano es intransitable”, según relata uno de los trabajadores, quien además apunta que los alumnos deben de organizarse para solicitar unidades de transporte público que solo acceden a llegar si se reúne una buena cantidad de pasajeros, a quienes se les cobra una cuota de 10 pesos.

El plantel que forma parte de la oferta educativa del gobierno federal apenas tiene 12 aulas para cuatro carreras: Ingeniería Industrial, Derecho y Ciencias Sociales, Contabilidad y Administración Pública e Ingeniería en Desarrollo Regional Sustentable. Además de baños sin agua, una pequeña biblioteca, una cocina y un auditorio, no hay nada más en su infraestructura: cero laboratorios, ningún área de cómputo, tampoco zona gastronómica ni mucho menos canchas para practicar deporte.

Varias de las aulas están con las puertas rotas, pues el material de madera endeble ya ha levantado sus hojas que no resisten el sol ni las lluvias. “La verdad faltó que le metieran mejor material”, reconoce otro de los trabajadores, que asiste a dar un poco de mantenimiento antes de que todos los alumnos regresen a clases a finales de febrero.

De acuerdo a datos oficiales, en Zacapu hay 709 alumnos inscritos en las cuatro carreras mencionadas, quienes son instruidos por 19 maestros de los que no se cuenta con mayor información en la página de internet que aglutina a todas las UBBJG.

La directora del plantel es Karina González Murillo, quien en entrevista da otros números que no precisamente cuadran. Afirma que “más o menos” hay 660 alumnos, aunque la división que añade no ajusta: “170 en ingeniería, 150 en Derecho, 160 en Administración y unos 50 en Desarrollo Sustentable”, lo que daría un total de 530 jóvenes. La plantilla de profesores es mayor a la reportada en el portal, pues dice que son cerca de 24, y no 19, pero sus sumas tampoco dan: “13 en Administración, siete en Ingeniería, seis en Derecho y tres en Desarrollo Sustentable”.


Comenzó con el pie izquierdo

La escuela asentada en un terreno de tres hectáreas recibió una inversión federal de 22 millones 326 mil 235 pesos, según consta en las fichas públicas del portal ubbj.gob.mx. Las obras comenzaron el 19 de diciembre de 2020, pero para esa fecha los alumnos de las cuatro licenciaturas ya llevaban más de un año en clases, solo que arrancaron en un plantel “prestado”. Se trató del Centro Universitario del Valle de Zacapu (CUVZ), fundado hace 35 años y el cual ya ofrecía las mismas carreras.

Con el propósito de ser parte del proyecto insignia del gobierno federal en materia educativa, para el ciclo escolar 2019-2020 se realizó un acuerdo con ese centro universitaro para que se transformara en la primera escuela Benito Juárez de Michoacán, lo que incluso se celebró con un acto al que acudieron en abril de ese año el entonces gobernador Silvano Aureoles Conejo, la coordinadora nacional del proyecto, Raquel Sosa Elizaga, y el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.

Los problemas vinieron pronto. El 20 de septiembre de 2019 el Patronato del CUVS determinó romper el acuerdo para recibir a los nuevos alumnos, pues la matrícula se duplicó debido al ofrecimiento de becas para cada estudiante que ascendían a 2 mil 400 pesos mensuales.

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Foto: Fernando Maldonado | El Sol Morelia

En un oficio firmado por la directora Felicitas Flores Fuentes, se aclaró que el espacio solo se había prestado “de buena fe”, pero que ya no tenían la capacidad de operación, por lo que emplazaban para la reubicación de los alumnos y el personal docente y administrativo a más tardar en ocubre de ese año. El entonces alcalde de Zacapu, Luis Felipe León, declaró a los medios que hubo un arreglo “de palabra” para donar las instalaciones del CUVS al gobierno federal, lo que jamás se concretó con documentos.

De esa forma, la primera generación de la UBBJ se quedó muy pronto sin profesores, sin salones y sin saber cómo les iban a resolver el conflicto. El ayuntamiento donó el terreno donde hoy están las instalaciones, pero mientras se construyeron, los estudiantes recibieron sus clases en aulas de secundarias.



Solo dos titulados

Karina González Murillo afirma que ya hay alumnos que egresaron de las carreras de Derecho, Administración e Ingeniería Industrial, pese a que el plan de estudios es de cuatro años y la primera generación comenzó en 2019. La razón para que eso sea posible es que estudiantes que ya iban avanzados en el CUVZ se cambiaron a la Benito Juárez, pero de todos los casos apenas dos se han titulado.

La directora reconoce que a la Universidad le hacen falta más aulas, un cerco perimetral, un vivero, canchas y un cuarto de máquinas, lo cual está proyectado para una tercera etapa, sin que se conozcan fechas ni montos a invertir.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol Morelia

Afirma que en todas las licenciaturas se da teoría y práctica, solo que no cuentan con la infraestructura para ello. En Ingeniería Industrial apenas se observa una lona rota que identifica en dónde se deben tomar las clases, además de una calcomanía pegada a un tablero de basquetbol que se sostiene sobre un bote de basura.

Con el pizarrón como prácticamente la única arma de aprendizaje, los alumnos reciben una preparación que palidece ante su competencia local: el propio CUVZ, que sigue ofreciendo las cuatro licenciaturas en un amplio edificio de dos plantas, con un laboratorio de cómputo dotado con casi 30 máquinas. También tiene un salón de usos múltiples, biblioteca espaciosa, área de aulas rústicas, cocina sustentable, áreas comunes de convivencia, una cancha de Uarhukua, cafetería, invernaderos, estacionamiento, cancha de basquetbol, un salón de juicios orales e incluso una reserva ecológica.

Además de agregar otras dos licenciaturas, hay la posibilidad de cursar las maestrías en Administración y Derecho penal, mientras que en su página de Internet aseguran que el 95 por ciento de sus egresados encuentran trabajo.

Si se habla solo de Ingeniería Industrial, los alumnos de la Benito Juárez enfrentan su proceso de formación sin herramientas fundamentales como laboratorios de cómputo, de logística o de manufactura que incluyan impresoras 3D, plotters y maquinados. Mientras otras instituciones exigen que una gran parte de sus profesores cuenten con posgrado, en las del Bienestar no es posible acceder al CV de los maestros y tampoco hay vinculación con empresas en las que se realicen prácticas profesionales, ni mucho menos convenios con universidades nacionales o extranjeras en las que sea posible estudiar maestrías o doctorados.



Planteles austeros en todo el estado

La situación que priva en la UBBJ es similar al resto de planteles en Michoacán, caracterizados por lo escaso de sus aulas y casi nula infraestuctura para el terreno de la práctica. El resto de escuelas están en Aporo y Villamar (ambas con Ingeniería en procesos alimentarios), además de Chilchota (Medicina integral y salud comunitaria), Pajacuarán (Veterinaria y Zootecnia) y Tacámbaro (Docente en educación básica). En total, hay 2 mil 697 alumnos becados que reciben clases de 67 profesores. Los próximos planteles que están por arrancar estarán en Buenavista, Cojumatlán, Paracho-Nurío, Senguio y Tlalpujahua. En todos esos casos se ha abierto la licenciatura en Medicina integral y salud comunitaria, así como Enfermería en el caso de Buenavista, con un registro de 583 nuevos alumnos que arrancarán con sus clases en las próximas semanas.

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Ataca un problema, pero su oferta es pobre: IMCO

La integrante del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) Fernanda Domínguez, recuerda en entrevista que las UBBJ han sido señaladas por falta de docentes, poca claridad en los programas, datos insuficientes sobre el total de alumnos beneficiados, así como mala ubicación y condiciones en las sedes.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol Morelia

Sin embargo, también observa que en México cada vez son más los jóvenes que quieren estudiar la universidad, solo que el monto dedicado para educación superior en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) ha disminuido 9 por ciento desde 2016. Eso justifica el proyecto de ofrecer estudios superiores no solo gratuitos, sino becados en municipios de alta marginación. La “mala noticia”, dice Domínguez, es que se sacrifica la calidad educativa porque en todo el proyecto no hay claridad de cómo se contrata a los maestros, cómo se diseñan los programas académicos, por qué se eligen ciertas carreras y de qué forma justifican el municipio en el que se instalan.

“Pareciera que el gobierno federal lo que busca es cumplir con la meta de 200 sedes cuando termine el sexenio, lo que quizá cumpla, pero lo tiene que hacer sin sacrificar la calidad. El modelo educativo tiene que estar mejor armado, coherente, integral, con más herramientas a los profesores que se reflejen en las habilidades y capacidaddes que adquieran los alumnos para el campo laboral al que se van a enfrentar”, concluye Fernanda Domínguez.

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