Cuando una persona apadrina a un menor de edad oficializando su vínculo durante la ceremonia del bautismo, de la religión católica, adquiere algunas responsabilidades que la mayoría de las personas ignoran.
La figura de padrino o madrina, que se celebra cada tercer domingo de abril, lleva consigo algunas obligaciones, las cuales será necesario conocer si es que se desea cumplir al pie de la letra con ese cargo.
Primero es necesario aclarar que la figura de padrino adoptada por la religión católica no es la misma que se adquiere legalmente cuando se designa al tutor de un menor de edad. En este caso el tutor tiene la obligación de garantizar la educación escolar del menor hasta que cumpla la mayoría de edad, además debe administrar sus bienes bajo control judicial, entre otras responsabilidades.
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Obligaciones
De acuerdo al sitio vatican.va, la persona que apadrina a un niño con el bautismo de la iglesia católica se compromete a guiar al menor en la doctrina religiosa, debe procurar que el niño adopte una vida cristiana acorde con la enseñanza y normas del catolicismo.
Entre las cualidades más importantes encontramos el vínculo con el menor, pues no se trata de la unión que vemos en la figura de un tío, ni tampoco en la de un abuelo; el padrino es una mezcla entre un amigo y un padre del niño.
Antes de adquirir esa responsabilidad es necesario que los padres hayan realizado la elección de una persona que demuestre anhelo por cuidar del menor, verdadero interés en su bienestar.
Es necesario considerar que la designación de un padrino no es un título para premiar a un familiar o a alguien conocido, sino que se trata de una responsabilidad con la que se influye en el desarrollo del niño.
El padrino tiene la obligación de establecer un vínculo con su ahijado, crear una relación con la que el niño se sienta cómodo sin importar su relación con los padres.
Aunque no es responsabilidad del padrino el éxito escolar de su ahijado, sí es una obligación propiciarlo, brindar las herramientas para que su camino académico no sea un obstáculo, pero a través de recomendaciones y consejos en la mayoría de los casos.
En esencia es una labor de acompañamiento con la que se busca orientar al infante para que adopte un estilo de vida cercano a la enseñanza católica.
Origen
Los primeros registros de esa figura datan del siglo II después de Cristo, y desde entonces se sabe de algunas modificaciones que se han producido debido a las discrepancias de cada época; por ejemplo, en un inicio se acostumbraba que los padres del menor fueran igualmente padrinos; después, San Agustín sugirió que esa responsabilidad podría recaer en otras personas.
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Fue hasta el año 813 que se aclararon los lineamientos a través del Concilio de Múnich, donde se acordó prohibir a los padres fungir como padrinos de sus hijos.
