Llaman a rescatar a escritores michoacanos olvidados

El narrador Ramón Lara señaló que el legado de sus obras debe ser difundido para las nuevas generaciones

Josafat Pérez | El Sol de Zamora

  · martes 26 de mayo de 2020

Foto. Archivo

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Rescatar la obra de autores michoacanos poco conocidos, mediante nuevas publicaciones y estrategias de fomento a la lectura, es la manera más idónea de acercar su legado a las nuevas generaciones.

En entrevista para El Sol de Morelia, el narrador chiapaneco Ramón Lara Gómez habló del papel que juegan los esfuerzos en la recepción y difusión de autores michoacanos que, pese a la calidad de su obra, suelen ser ilustres desconocidos.

Donde radica el problema es en el desconocimiento que muestran las generaciones actuales de escritores y lectores, respecto a la obra de José Rubén Romero (1890-1952), Xavier Vargas Pardo (1923-1985) y Carmen Báez (1909-1999), por mencionar a los más relevantes a mi parecer

Sobre las estrategias para acercar al público lector a la obra de éstos y otros escritores locales, advirtió que las instituciones deben otorgarles mayor atención, promover sus obras a partir de foros, lecturas y homenajes.

“Yo creo que la Secretaría de cultura y el departamento de literatura deberían de tomar un año y dedicárselo a un buen escritor michoacano; empezar a hacer charlas sobre ellos para que sean conocidos, porque solamente la gente que se ha encontrado con alguno de sus libros, los han leído y los han disfrutado, saben quiénes son estos escritores”, expuso.

Al respecto, mencionó el caso de Jaime Sabines en Chiapas, un autor que ha logrado ser profeta en su propia tierra y al que se lee de manera constante.

“A parte de que es muy pegador con los lectores porque el que lo le queda enganchado de él y no tienen que hacerles tanto ruido. Si alguien escucha “Los amorosos” va querer conseguir todos los libros de Sabines. Es un autor tan contagioso que los lectores están enfermos de él”, señaló.

Asimismo, dijo que en Michoacán “deberíamos de hacer lo mismo para difundir la obra de autores que no son secretos, pero sí desconocidos para muchos lectores jóvenes”.

Cabe señalar que las obras de Rubén Romero, Vargas Pardo y Carmen Báez cuentan con ediciones posteriores. Sin embargo, al no contar con la notoriedad de otros autores nacionales, sus libros –con excepción de Rubén Romero, editado por Porrúa– se consiguen con algo de suerte en bazares o librerías de ocasión.

Lara Gómez dijo también que la escritura de estos tres narradores es singular y hunde sus raíces en la provincia, sin por ello tener que catalogarse como literatura regional.

Estos autores ubican sus obras en Michoacán, en el terreno local, pero la diferencia es que no se quedan en el costumbrismo ni en el sentimentalismo, sino que cualquier lector de otra latitud los puede leer y es ahí donde entra lo universal, aunque sus historias –sus temas, personajes y la manera cómo hablan– están arraigadas en lo regional

“Ahí radica la magia de la escritura: se funda en lo local, pero puede llegar a ser universal”, dijo luego de traer a cuento una frase de Gabriel García Márquez que define la diferencia entre buenos y malos escritores: "El mundo se divide entre los que saben contar historias y los que no saben hacerlo”.

A pregunta expresa sobre la existencia de “escritores secretos” en la entidad, mencionó que el único autor merecedor de ese adjetivo es el colombiano Jorge Bustamante García, avecinado en Morelia desde hace décadas.

“A Jorge tendrían que editarle sus libros aquí, porque la mayoría han sido publicados fuera y por razones de distribución no han circulado como se merece. A él, que no es partícipe de la autopromoción en las redes sociales, sería necesario dedicarle todo un ciclo de charlas y conferencias en la próxima Feria del libro de Michoacán”, puntualizó.

Sobre el fomento a la lectura –ya no exclusivamente de autores olvidados–, el narrador chiapaneco –y moreliano por adopción–, destacó que éste no debe realizarse sólo en ferias de libro y eventos oficiales, sino desde el ámbito escolar, específicamente en el nivel básico.

“Dos propuestas muy simples serían que los maestros antes de entrar en los temas de la clase, lean a sus alumnos un cuento pequeño o un poema. Eso hacía mi maestro de primaria y, bueno, eso fue lo que me hizo acercarme a la lectura. También armar un ciclo de escritores y reunir a los alumnos, poner bocinas y que conozcan al autor mientras lee sus textos”, dijo al insistir que debe comenzarse a trabajar con los niños, puesto que “los adultos están más maleados”