Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En la Meseta Purépecha, al sur del municipio de Nahuatzen se encuentra la localidad de Comachuén, donde desde el año 2014 Daysi Mejía comenzó con el préstamo de libros hasta que se consolidó más tarde en la Biblioteca Comunitaria Ambulante de Comachuén que actualmente brinda mucho más que un préstamo bibliotecario a la comunidad.
En entrevista para El Sol de Morelia, Daysi Mejía compartió que todo inició cuando ella y su esposo se ausentaron por motivos de estudios universitarios de la comunidad y a su regreso, se dieron cuenta que los libros de su biblioteca personal se encontraban humedecidos por el paso del tiempo, así que decidieron que lo mejor sería sacar a orear los libros.
“De pronto se me ocurrió que podíamos compartir afuera y le dije a mi esposa ¿qué tal si los sacamos a la plaza? Los sacamos en unos canastitos a compartir dos horas diarias de lectura, pero desde el primer día se nos desbordó el pensamiento porque se acercó mucha gente, pero sobre todo niños que se acercaban a los libros de mis hijos”.
Así, el proyecto inició en el año 2014 y lleva ya ocho años de funcionamiento. La manera en que fueron haciéndose de más material lector fue a través del acopio en el que les apoyó José Antonio Ávila Billalón de Radio Nicolaita, “a la fecha continúa como centro de acopio”. Daysi Mejía señala que al tercer año de la Biblioteca decidieron que, en vez de sacar solo libros, decidieron sacar juguetes.
“Con eso ya se estaba abarcando toda la población porque había muchas personas lectoras porque estaban también las infancias. Tenemos entonces biblioteca y ludoteca”.
En este sentido, al ver la respuesta en Comachuén, decidieron que lo mejor era que la biblioteca se transformara en ambulante, porque ya eran demasiados libros, de tal manera que, la primera comunidad que quiso acercarse a la biblioteca fue la comunidad de Cheranástico “a partir de ahí empezó a rumorar que teníamos libros que podíamos prestar, así fue como se acercaron y ahorita son aproximadamente 22 comunidades las que la han tenido”. Las personas que utilizan esta biblioteca son llamados “cargueros” al igual que se les nombra a quienes se encargan de las fiestas de la iglesia.
Para Daysi, se trata más de lo que les mueve, “más allá de un proyecto lo hemos nombrado como un proceso comunitario”. Para la responsable de la biblioteca es también un proceso de autonomía pues, mencionó, son múltiples las dependencias de gobierno que han intentado acercarse a su iniciativa.
“La Secretaría de Cultura, el Instituto Electoral de Michoacán y la Secretaría de la Mujer son los que más han querido acercarse, pero nosotros somos anti-estadistas y no tenemos vínculos con el Estado, a menos que quieran donar, cualquiera puede donar”.
En cambio, el apoyo que han recibido viene principalmente de la sociedad civil y de universidades como la UMSNH y la UNAM.
En cuanto a los diversos talleres que tienen hoy en día se encuentran “tenemos talleres de música, baile de salón, las lunas que es un espacio virtual cerrado para mujeres, temazcal cada luna llena”. Sin embargo, los diferentes servicios que cuenta la biblioteca además del préstamo de libros es una ludoteca matemática, un huerto medicinal, biblioteca de semillas donde tenemos cerca de 250 especies, así que no se leen solo libros, se lee la realidad y es una forma de hacer ver que otras formas de vida son posibles”.
Esta iniciativa ha hecho ver la necesidad de un espacio para las infancias “aquí la etapa de la vida que menos espacios tiene es la infancia, las juventudes, los adultos tienen actividades como las fiestas, los partidos de futbol, pero las infancias no tienen muchos espacios para desarrollarse y además son la población más violentada, así que cualquier espacio de este tipo lo han encontrado como un refugio”, señaló Mejía.
Para Daysi Mejía lo más complicado de este trayecto es que al ser un proyecto comunitario implica mucho de sí, por lo que han tenido que dejar ofrecimientos laborales importantes “estar aquí es entender que no vas a tener dinero, que vas a tener que comerte las cosas del huerto, el sostener las cosas ha sido lo complicado, a pesar de que hemos tenido mucha solidaridad. Pero es un proceso importante de autonomía y de organización”.
Algunas de las comunidades que han hecho uso de la biblioteca son Sebina, Paracho y Cuanajo. Actualmente la biblioteca cuenta con siete mil ejemplares, donde tres mil se quedan dentro de la comunidad de Comachuén en la biblioteca fija que se encuentra muy cerca de la plaza, en la calle Matamoros, mientras que la biblioteca móvil tiene los otros cuatro mil ejemplares en circulación.
