Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Convocados por el colectivo Ojo Libre, los realizadores Everardo González, Alberto Zúñiga, Eva Villaseñor y Cupatitzio Piña se reunieron la noche de este viernes en el Centro Cultural Universitario para entablar un conversatorio acerca de los retos que implica hacer cine documental en este país.

Uno de los temas que más entusiasmo generó fue el de la economía alrededor de una película documental, caracterizada por escasos recursos y muy poca taquilla, si es que tiene la suerte de salir a salas comerciales o ser comprada por alguna plataforma de streaming.

¿Se debe pagar a quienes protagonizan el documental por el hecho de explotar su imagen? Everardo González, de sobrada experiencia luego de dirigir películas premiadas con el Ariel y varios festivales, opinó que más que un pago se debe generar una contribución para quienes salen a cuadro.

No necesariamente es dinero, porque eso implica una relación obrero patronal y en ese momento todo se pervierte

Sin embargo, subrayó, que como cineasta se puede contribuir donando cámaras a la comunidad, dando un curso o incluso consiguiendo favores para quien fue tu materia prima.

Alberto Zúñiga recalcó que de por sí las condiciones para producir un documental independiente en México son precarias, resulta más difícil pensar en un pago para protagónicos, aunque en teoría sería lo justo.

Narró cómo en su cinta "En la periferia" comenzaron a trabajar cerca de 15 personas y terminaron solo cuatro, debido a cuestiones de inseguridad y acoso policiaco, “y ni qué decir de las 30 cajetillas de cigarros que teníamos que darle a una de las bandas de rock que salieron a cuadro”.

Otro punto a discutir fue el concepto de verdad como un elemento ligado a este género cinematográfico. Verdad, objetividad, subjetividad e incluso ficción son líneas delgadas que quedan a la interpretación de cada autor.

Eva Villaseñor, directora del documental M, en el que retrata la adicción de su propio hermano, aceptó que ella sí trata de ser lo más objetiva posible al momento de contar historias para la pantalla, mientras que González remarcó que siempre depende del proyecto.

Ejemplificó que en "Cuates de Australia" se permitió ciertas licencias creativas, mientras que en "La libertad del diablo" no había forma de salirse de una cruda realidad.

Lo que sí dejó claro es que el cineasta debe ser agradecido y empático con sus personajes:

Ellos seguirán con su vida, muchas veces tan dura como seguir en la cárcel o pertenecer a una guerrilla, mientras que el realizador sigue en lo suyo, haciendo películas

Finalmente, el michoacano Cupatitzio Piña añadió que siempre resulta complejo el acercamiento a una persona o un grupo de personas para grabarlos en un documental.

Te encuentras con dilemas como la honestidad de lo que quieres trasmitir y la estética que quieres proponer

De esta forma Ojo Libre cumplió con un programa doble que inició a mediodía en la UNAM campus Morelia, donde el mismo Everardo González sostuvo un intercambio de ideas con la investigadora Tania Ruiz Ojeda.