#WorldNewsDay2019 Así fue el Viacrucis de migrantes gay

Un fotógrafo y un reportero siguieron desde Tapachula, Chiapas, el paso de la caravana migrante a través de la mirada de la comunidad LGBTTI

Roberto Hernández y Omar Rivera | El Sol de México

  · sábado 28 de septiembre de 2019

Foto: Roberto Martínez | Enviado

Huyen de la pobreza y violencia que viven en Centroamérica sólo para buscar una vida mejor, pero en el camino, aparte de vivir, otra vez pobreza y violencia, también sufren discriminación y hostigamiento por su preferencia sexual.

Ese es el camino de miles de migrantes de la comunidad Lésbico, Gay, Travesti, Transexual e Intersexual (LGBTTI) que Roberto Hernández, fotógrafo, supo narrar a los lectores de El Sol México para darle voz a una población que es considerada de segunda por aquellos a quienes otros consideramos ciudadanos de tercera.

Entraron por miles en la segunda caravana migrante que llegó a México en octubre de 2018. La violencia con la que ingresaron al país convirtió a muchos mexicanos, normalmente solidarios con nuestros vecinos del sur, en racistas y xenófobos.

Roberto sobrepasó las actitudes hostiles y amenazadoras, y se acercó a ellos para que le compartieran sus historias y él, a su vez, las pudiera compartir al resto de los mexicanos.

“Le pedí una disculpa por abordarla y le expliqué que para mí era importante conocer su historia, que quizá no le ayudaría en el momento, o incluso a ella, pero que quizá sería una historia que sirva para dar a conocer la condición de otras personas de la comunidad LGBTTI que eran parte de las caravanas”.

Así se abrió paso entre los centroamericanos y cubanos que iban camino a Estados Unidos a través de nuestro país para darles voz y, aunque sea por un instante, hacer notar su presencia y las dificultades que viven quienes normalmente son discriminados.

“Me acerqué, me presenté, y ella, Daphne Washington, primero me vio molesta. Enojada me dio su nombre porque pensó que era uno más que se acercaba a hostigar. Le pregunté que cómo se sentía y qué tal iba el camino, ella me respondió que de qué servía hablar conmigo si no le iba a dar alimento o dinero".


Desde que se desarrollaron las caravanas migrantes a finales de 2018, las comunidades LGBTTI generalmente caminan muy al final, no van a la mitad ni adelante, van siempre al final, algunas veces van relegadas principalmente porque temen por sus vidas, narró Rubén Zuñiga, reportero de Diario del Sur, conoce bien el fenómeno migratorio por vivir en la frontera entre México y Guatemala.

Esta no fue una cobertura fácil. En México comenzaba a permear un sentimiento antiinmigrante producto de las molestias que generaba el enorme flujo de personas por las comunidades.

La primera caravana entró a un país que los recibió con los brazos abiertos. Los refugios estaban abarrotados de comida y ropa, donaciones de personas que se solidarizaron con los centroamericanos. Había ejércitos de voluntarios que ayudaban a los migrantes a su paso.

La segunda caravana no tuvo tanta suerte. En ciudades como Tapachula fueron acusados de escandalizar, vandalizar, ensuciar la ciudad.

A los migrantes de la comunidad LGBTTI se les acusó de prostitución, ese oficio que estaban obligadas a desempeñar en sus países de origen porque no recibían oportunidades para hacer otro trabajo. Por ser gays.


“Más adelante en el camino encontré a otras chicas trans a las que les había hecho fotografías anteriormente mientras pasaban caminando, me acerqué para pedirles su testimonio, pero ellas se molestaron mucho, estaban hartas de sólo hablar y llorar por lo que les pasaba sin que nadie les ayudara; según ellas, sólo las ocupaban por su condición, pedí disculpas y me alejé”, narró Roberto.

Sí están llegando las comunidades LGBTTI pero se les ve muy poco, muchos de ellos tratan de no ser vistos. Las autoridades no las visibilizan como una posible persona que está sufriendo violencia en estos flujos migratorios pero sí están llegando al menos en las últimas caravanas que fueron de octubre a la fecha, arribaron a pie en las caravanas porque era la única forma de evitar que fueran víctimas de la delincuencia organizada en México.

“Cuando hice esta cobertura me sentí bien de dar a conocer esta parte de las caravanas. Para mi percepción, ya se había hablado de mujeres con niños, pandilleros, niños que viajan solos, pero muy poco acerca de esta comunidad, al igual que de las personas discapacitadas, que también viajaban en las caravanas sin medicamentos o apoyos que requieren”.

A partir del reportaje "Doblemente discriminados, migrantes de la comunidad LGBT denuncian abusos en caravana", se le dio presencia a esta comunidad y sus problemas en todo México.

Colegas de otros medios llegaron a contactarme para ver si tenía el contacto de las personas ya que querían acercarse a ellas y ellos… Tiempo después leí notas de su paso por Veracruz, Puebla, Tijuana, me dio gusto saber que se visibilizó a la comunidad dentro del fenómeno de las caravanas migrantes, incluso cuando llegaron a la Ciudad de México, organizaciones en defensa de derechos de la comunidad LGBTTI ya les tenían preparados algunos apoyos y varias actividades para aliviar un poco el mal rato que pasan a lo largo del viaje”, cuenta Roberto.

Organizaciones no gubernamentales de lucha contra la discriminación, de atención a enfermedades como el VIH/SIDA, de defensa de los derechos humanos y colectivos LGBTTI desplegaron apoyos para estas personas en varias ciudades entre las fronteras norte y sur de la República Mexicana.

“Me dio gusto saber que gracias a la información las organizaciones se enteraron y se prepararon para recibirlas con los brazos abiertos, quizá ellos ya tenían conocimiento de la comunidad LGBTTI, pero pienso que impactó directamente en la comunidad el leer la información con los testimonios, para sensibilizar, para dar a conocer ciertas aristas del fenómeno, en parte, la información ayudó a estos migrantes que narraron su historia”, finalizó Roberto.