El PRI llega a su 90 aniversario mañana, con el imperativo de transformarse, de refundarse, de asumir sus decisiones sin tutelajes.
No hay Presidente de la República priista que pueda ser el regulador. Hoy no hay, afirma Samuel Palma César.
El político morelense, presidente de la Comisión de Diagnóstico de la Derrota del Revolucionario Institucional en las elecciones de 2018, apunta:
“Es una renovación, es un parteaguas que coincide con el momento refundacional hacia una Asamblea Nacional en un momento que no tenemos tutelajes, no hay Presidente de la República priista que pueda ser el regulador, líder del partido”.
Hoy el priismo asume sus decisiones en primera persona. Por eso es valiosa la consulta abierta.
“La consulta es una invitación a que sea el PRI el que tome las decisiones. Es la hora de resolver los problemas por la militancia en un consulta abierta”.
¿Tiene sus riegos?
Sí los tiene, pero aún con ellos, no podría resolverse de otra manera por lo que representa esta renovación en el 2019.
Son los 90 años del PRI donde pasamos de la condición de ser un partido hegemónico, a la alternancia, donde luego recuperamos el poder y fuimos desplazados.
Esos errores hablan de que se debe renovar el partido. Y se va a renovar la dirigencia; pero no es una renovación de trámite.
No. Es una renovación que tiene que ver con un parto, una nueva etapa en la vida del partido, un partido cuya vocación es de poder, de tener un conjunto de propuestas que llaman a luchar.
Y ahora, no lo tenemos. Eso no está a discusión. Esas son las lecciones de las elecciones.
¿En qué condiciones llegó el PRI a las elecciones del 2018?
Llegó en una situación de crisis. Como lo dice el diagnóstico, así no iba a ganar. Deseábamos que ganara; pero no ganó. No funcionaba la estructura del partido. No se canalizaron adecuadamente los recursos, no.
Por tanto, ahora es un momento refundacional.
Es momento que tiene que responder a las expectativas de la militancia a través de la consulta a la base que busca una dirigencia que surja de ese proceso, una dirigencia que sí la represente.
Se trata de una dirigencia que sea capaz de representar a ese priismo crítico.
El reto es cómo convertir esas expresiones, esas voces de la militancia en programas, en proyectos políticos que tengan capacidad de idoneidad, en un ejercicio de creatividad política de liderazgo.
Y también, cómo se logra representar a estas voces, esta indignación, ese coraje y convertirlo en acción positiva, no en fractura.
Convertir la indignación en una fuerza reconstructiva.
¿Esa es la tarea de la nueva dirigencia?
Sí, es convertir esa indignación, ese coraje en la transformación del partido. Y a los que se alejaron, saber que podemos llamarlos nuevamente a nuestras filas.
Pero para eso, tenemos que convencerlos. Necesitamos tener argumentos, razones y acciones y no sólo discursos.
También hacer lo que se dice y lo que se hace. Asumir los compromisos y congruencia con el discurso. Es decir acciones integrales.
¡Es un reto!
¿Podrá cumplirlo?
-El partido ya ha recorrido esos caminos- fue la respuesta.
La entrevista es en la sede nacional del Partido Revolucionario Institucional, donde el político, diputado, funcionario expone con claridad la situación que vive ese instituto político que gobernó ininterrumpidamente por espacio de 70 años, el país.
“Ahora, ante el 90 aniversario del partido, estamos ante la necesidad de comprender cabalmente su situación para proyectarlo hacia una etapa nueva, distinta”, confía.