/ jueves 22 de agosto de 2019

Testimonios de afectados por el incendio

Trabajadores, comerciantes y estudiantes vivieron en carne propia la angustia y preocupación de que un siniestro

MORELIA, Mich. (OEM-Infomex).- Durante al menos 24 horas, vecinos y transeúntes de Ciudad Industrial en la ciudad de Morelia presenciaron un incendio de gran magnitud que se comía por dentro a dos fábricas de plásticos; cientos de personas fueron evacuadas de la zona, la carretera Charo parecía un lugar desierto donde la presencia de elementos policiales y cuerpos de atención y rescate era todo lo que prevalecía en el lugar.

Sin embargo, más allá de quienes sufrieron los daños materiales del inmueble, los afectados por el incendio fueron muchos más: trabajadores, comerciantes y estudiantes vivieron en carne propia la angustia y preocupación de que un siniestro de esta naturaleza pudiese acabar con su vida.

Tal es el caso de don Genaro, un vendedor de pan dulce que se encuentra comerciando su mercancía diariamente afuera de una tienda de conveniencia que colinda con la gasolinera Pemex, mismo inmueble que se encontraba en peligro de ser afectado por las llamas.

Lo que pasó es que yo ya venía de camino para mi lugar de trabajo y empecé a ver mucho humo negro que salía de una fábrica; empezó a subir para arriba, luego empezaron a tronar tanques, o sabe Dios qué hayan sido

Genaro vende empanadas preparadas que él mismo cocina como su único sustento de vida; sin embargo, al querer acercarse a su lugar de trabajo fue detenido por policías que resguardaban la zona, no había paso cercano a la afectación, debía regresar a casa, “me dijeron, ‘no puedes pasar para allá porque es peligroso’, pa’ allá nadie va”.

Mientras regresaba a su hogar, el miedo recorría su cuerpo no sólo por las impresionantes columnas de humo que se visualizaban a tan sólo unos metros de donde él comercia su mercancía, sino porque sabía que un día sin vender significa un día sin comer.

“Yo vendo pan para vivir, tengo una hernia que no me permite trabajar y si yo no cocino y no vendo, no como, (...) tampoco es como que gane un montón, pero con los 130 pesos que saco diarios me alcanza pa’ vivir y hornear la venta del día siguiente”, aseguró.

Un día después del incendio, voltea a observar el humo que aún se divisa en el cielo moreliano y ofrece su pan a quien se acerca a dicha tienda, lo que no se vendió ayer tiene que ser la ganancia del día de hoy.

Abre su canasta y nos muestra lo que cocina, empanadas rellenas de fresa y piña, secas y sin mucho color, Genaro nos ofrece una muestra, mientras relata que dos horas después de llegar a su esquina de preferencia, ha vendido tan sólo 30 pesos; nadie quiere regresar a la zona de un siniestro de esta magnitud.

“La venta está baja y uno entiende, quién va a querer venir a donde se incendió; pero yo tengo que buscar sacar el día a flote”, asevera mientras abre su canasto a un transeúnte que pasa por el lugar, le ofrece su mercancía y se gana 10 pesos del bolsillo de un trabajador aledaño.

Jesús Daniel, es un trabajador de la empresa Metrocarrier, cuyas oficinas se encuentran justo frente a la empresa Termofoam, se detiene un momento al vernos, pues es importante para él relatar lo acontecido, esto fue mucho más que un incendio.

Se quita sus lentes de sol, muerde su empanada y con el bocado aún en la boca comienza a contarnos que las llamas empezaron a salir de la empresa colindante a partir de las 10:00 horas; sin embargo, no fue hasta casi una hora después cuando los cuerpos policiales evacuaron el lugar.

“Yo compré aquí al cinco para las 10:00 y empecé a ver el humo; nosotros nunca supimos de dónde surgió el fuego, llamamos a la empresa para preguntar qué era lo que pasaba y no sabían qué estaba pasando”, apuntó.

Las razones por las que había comenzado el incendio parecían carecer de importancia, todos los trabajadores de la zona deseaban evacuar la carretera lo más pronto posible, pues Jesús Daniel menciona que fue más el tiempo en el que tardaron para avisarles que debían salir, que en el que la gente corría por la carretera a resguardarse en un lugar seguro.

Calificó como pésima la actuación de los elementos municipales ante contingencias de esta naturaleza, acotando que la falta de protocolos para estas eventualidades podrían haber generado daños mayores a los que ocurrieron en las empresas afectadas.

“Protocolo no se tiene, de eso me di cuenta claramente; de las empresas nos sacaron, nos dijeron retírense y estuvimos como 20 minutos, se acercó una policía y dijo ‘por favor retirense a dos kilómetros’, una explosión de esa magnitud te da para más de dos kilómetros, la situación es esa, pasó mucho tiempo hasta que empezaron a tener orden”, relató.

Criticó el actuar de los policías y elementos a cargo: pipas que llegaban sin quien pudiese manejar el flujo de agua, policías que entraban y salían del lugar, mala contención de quienes moraban en la zona, “pasaron pipas de gasolina, pasaron camiones de todo tipo y a nadie le importaba”.

Ahora, quienes trabajan en empresas cercanas al lugar que se consumió en llamas, temen por su seguridad, pues Jesús Daniel cree que eventos de esta naturaleza podrían volver a presentarse en cualquier momento, y que quienes deben cuidar de su seguridad, no saldrían en defensa de los mismos.

“No hay previsión social, no hay protección civil, ellos tendrían que haber revisado todas las empresas de alrededor, lo que a ellos les pasó nos puede afectar a todos, a las empresas, a la gasolinera que está muy cerca y yo sé que ellos no vienen a ver ni siquiera si hay extinguidores en las empresas; sí es muy posible que vuelva a pasar, por la mañana decían que se había vuelto a reavivar, yo les creí, porque no había nada que lo impidiera”, indicó.

A un día de que se contuviera lo que pudo haber sido una catástrofe, las historias apuntan al mismo lugar, una mala preparación por parte de elementos de Protección Civil y el miedo de que una situación de esta naturaleza vuelva a presentarse; no se está haciendo nada para prever que algo así vuelva a suceder, pues quienes perdieron mucho o poco aseguran que nadie los pudo salvar del incendio en Ciudad Industrial.

MORELIA, Mich. (OEM-Infomex).- Durante al menos 24 horas, vecinos y transeúntes de Ciudad Industrial en la ciudad de Morelia presenciaron un incendio de gran magnitud que se comía por dentro a dos fábricas de plásticos; cientos de personas fueron evacuadas de la zona, la carretera Charo parecía un lugar desierto donde la presencia de elementos policiales y cuerpos de atención y rescate era todo lo que prevalecía en el lugar.

Sin embargo, más allá de quienes sufrieron los daños materiales del inmueble, los afectados por el incendio fueron muchos más: trabajadores, comerciantes y estudiantes vivieron en carne propia la angustia y preocupación de que un siniestro de esta naturaleza pudiese acabar con su vida.

Tal es el caso de don Genaro, un vendedor de pan dulce que se encuentra comerciando su mercancía diariamente afuera de una tienda de conveniencia que colinda con la gasolinera Pemex, mismo inmueble que se encontraba en peligro de ser afectado por las llamas.

Lo que pasó es que yo ya venía de camino para mi lugar de trabajo y empecé a ver mucho humo negro que salía de una fábrica; empezó a subir para arriba, luego empezaron a tronar tanques, o sabe Dios qué hayan sido

Genaro vende empanadas preparadas que él mismo cocina como su único sustento de vida; sin embargo, al querer acercarse a su lugar de trabajo fue detenido por policías que resguardaban la zona, no había paso cercano a la afectación, debía regresar a casa, “me dijeron, ‘no puedes pasar para allá porque es peligroso’, pa’ allá nadie va”.

Mientras regresaba a su hogar, el miedo recorría su cuerpo no sólo por las impresionantes columnas de humo que se visualizaban a tan sólo unos metros de donde él comercia su mercancía, sino porque sabía que un día sin vender significa un día sin comer.

“Yo vendo pan para vivir, tengo una hernia que no me permite trabajar y si yo no cocino y no vendo, no como, (...) tampoco es como que gane un montón, pero con los 130 pesos que saco diarios me alcanza pa’ vivir y hornear la venta del día siguiente”, aseguró.

Un día después del incendio, voltea a observar el humo que aún se divisa en el cielo moreliano y ofrece su pan a quien se acerca a dicha tienda, lo que no se vendió ayer tiene que ser la ganancia del día de hoy.

Abre su canasta y nos muestra lo que cocina, empanadas rellenas de fresa y piña, secas y sin mucho color, Genaro nos ofrece una muestra, mientras relata que dos horas después de llegar a su esquina de preferencia, ha vendido tan sólo 30 pesos; nadie quiere regresar a la zona de un siniestro de esta magnitud.

“La venta está baja y uno entiende, quién va a querer venir a donde se incendió; pero yo tengo que buscar sacar el día a flote”, asevera mientras abre su canasto a un transeúnte que pasa por el lugar, le ofrece su mercancía y se gana 10 pesos del bolsillo de un trabajador aledaño.

Jesús Daniel, es un trabajador de la empresa Metrocarrier, cuyas oficinas se encuentran justo frente a la empresa Termofoam, se detiene un momento al vernos, pues es importante para él relatar lo acontecido, esto fue mucho más que un incendio.

Se quita sus lentes de sol, muerde su empanada y con el bocado aún en la boca comienza a contarnos que las llamas empezaron a salir de la empresa colindante a partir de las 10:00 horas; sin embargo, no fue hasta casi una hora después cuando los cuerpos policiales evacuaron el lugar.

“Yo compré aquí al cinco para las 10:00 y empecé a ver el humo; nosotros nunca supimos de dónde surgió el fuego, llamamos a la empresa para preguntar qué era lo que pasaba y no sabían qué estaba pasando”, apuntó.

Las razones por las que había comenzado el incendio parecían carecer de importancia, todos los trabajadores de la zona deseaban evacuar la carretera lo más pronto posible, pues Jesús Daniel menciona que fue más el tiempo en el que tardaron para avisarles que debían salir, que en el que la gente corría por la carretera a resguardarse en un lugar seguro.

Calificó como pésima la actuación de los elementos municipales ante contingencias de esta naturaleza, acotando que la falta de protocolos para estas eventualidades podrían haber generado daños mayores a los que ocurrieron en las empresas afectadas.

“Protocolo no se tiene, de eso me di cuenta claramente; de las empresas nos sacaron, nos dijeron retírense y estuvimos como 20 minutos, se acercó una policía y dijo ‘por favor retirense a dos kilómetros’, una explosión de esa magnitud te da para más de dos kilómetros, la situación es esa, pasó mucho tiempo hasta que empezaron a tener orden”, relató.

Criticó el actuar de los policías y elementos a cargo: pipas que llegaban sin quien pudiese manejar el flujo de agua, policías que entraban y salían del lugar, mala contención de quienes moraban en la zona, “pasaron pipas de gasolina, pasaron camiones de todo tipo y a nadie le importaba”.

Ahora, quienes trabajan en empresas cercanas al lugar que se consumió en llamas, temen por su seguridad, pues Jesús Daniel cree que eventos de esta naturaleza podrían volver a presentarse en cualquier momento, y que quienes deben cuidar de su seguridad, no saldrían en defensa de los mismos.

“No hay previsión social, no hay protección civil, ellos tendrían que haber revisado todas las empresas de alrededor, lo que a ellos les pasó nos puede afectar a todos, a las empresas, a la gasolinera que está muy cerca y yo sé que ellos no vienen a ver ni siquiera si hay extinguidores en las empresas; sí es muy posible que vuelva a pasar, por la mañana decían que se había vuelto a reavivar, yo les creí, porque no había nada que lo impidiera”, indicó.

A un día de que se contuviera lo que pudo haber sido una catástrofe, las historias apuntan al mismo lugar, una mala preparación por parte de elementos de Protección Civil y el miedo de que una situación de esta naturaleza vuelva a presentarse; no se está haciendo nada para prever que algo así vuelva a suceder, pues quienes perdieron mucho o poco aseguran que nadie los pudo salvar del incendio en Ciudad Industrial.

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