Personifica a Jesucristo mientras espera sentencia

Para Raúl, la recreación del viacrucis es plenamente espiritual; añade que está encerrado por un delito que no cometió y que no pierde la esperanza de que se revise su caso

Francisco Valenzuela | El Sol de Morelia

  · sábado 16 de abril de 2022

Raúl lleva escenificando el papel de Jesucristo siete años / Foto: Iván Arias | El Sol de Morelia

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Bajo los inclementes rayos del sol que en pleno Viernes Santo provocan una temperatura de 32 grados centígrados en el Centro Penitenciario de Alta Seguridad en Mil Cumbres, Raúl Cardona se ha enfundado en una túnica blanca para que por séptima ocasión consecutiva dé vida a Jesucristo y su vía crucis, papel que se sabe muy bien, toda vez que lo lleva escenificando a lo largo de siete años de manera ininterrumpida.

Talento actoral no le falta, pues no solo aprendió los diálogos a la perfección; hay en su desempeño la teatralidad necesaria para imprimirle el drama que requiere la ocasión, es el soporte de sus compañeros que tampoco lo hacen mal en su papel de judíos irreductibles, esos quienes lo azotan sin contemplaciones, los que le han colocado una corona de espinas que lo hace sangrar de verdad, cosa que, en entrevista previa, presume con mucho orgullo.

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“Representar a Cristo tiene para mí un significado que es difícil de entender, pues hay quien reprocha que un pecador haga este papel, pero todos somos pecadores, todos cometemos errores”, dice con la frente en alto y precisa que lleva encarcelado una década sin recibir sentencia, que está ahí por un delito que no cometió, que le arruinaron la vida acusándolo de secuestro y no pierde la esperanza de que pronto se revise su caso.


Añade que la recreación es plenamente espiritual y que en la cruz lleva a sus compañeros / Foto: Iván Arias | El Sol de Morelia


Añade que esta recreación es plenamente espiritual y que en la cruz lleva a sus compañeros. Ahí, mientras repite la frase “Perdónalos porque no saben lo que hacen”, dice que ora por todos los que están privados de la libertad y que al llenarse de su propia sangre experimenta una suerte de liberación profunda.

Este Viernes Santo no ha sido como los anteriores, subraya, pues luego de dos años de pandemia su familia lo vuelve a visitar y será la primera vez que su pequeña hija lo contemple desde el enorme patio de cemento conocido como palapa. Someterse al golpeteo de los látigos es lo de menos para Raúl, pues recuerda que al momento de su detención, hace 10 años, fue víctima de tortura policiaca, que agentes de la entonces Procuraduría le pusieron bolsas de plástico en la cara hasta casi ahogarlo para después arrancarle firmas que lo imputaron.



No es el único que se dice inocente mientras avanzan las llamadas tres caídas. A un costado de las palapas, un expolicía ministerial vende raspados mientras recuerda que lo inculparon por secuestrar a un joven a la salida de un antro. Eran los tiempos del apodado “Virrey” Alfredo Castillo Cervantes, así que recibió una condena de 50 años que aún espera sea revocada mediante amparo. “Y así como yo hay un montón aquí”, afirma mientras prepara más raspados para los asistentes al Vía Crucis del Monte de los Olivos.