/ jueves 7 de mayo de 2020

Ordena INAH cese de actividades en posible zona arqueológica en Jiquilpan

Regidor del PRD quemó durante un mes 55 hectáreas de las faldas del Cerro del Otero para sembrar agave y hacer cambio de uso de suelo donde, además de dañar flora y fauna, destruyó el legado antropológico de lo que alguna vez fue una ciudad antigua

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Ante la quema e intento de cambio de uso de suelo de 55 hectáreas susceptibles de ser sitio arqueológico en el Cerro del Otero de Jiquilpan, el director del Centro Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Michoacán, Marco Antonio Rodríguez Espinosa, ordenó al ayuntamiento la suspensión inmediata de dichas obras, ya que atentarían contra bienes monumentales pertenecientes a la Nación, según refiere un escrito en poder de El Sol de Morelia.

De acuerdo al director de Cultura Municipal, Iván Fonseca Magallón, el predio ubicado en la frontera entre Jiquilpan y Sahuayo albergaría tumbas, un juego de pelota y un embarcadero antiguo con chinampas -al abarcar hasta ahí el Lago de Chapala-, todo lo cual dataría del Postclásico Tardío, que va de los años 1200 a 1521, periodo en el que tuvo su auge el Imperio Mexica, si bien se trataría de una zona arqueológica purépecha, la cual ha sido presa de un saqueo continuo por parte de la gente que visita el lugar y se lleva objetos.

Calificado como “caso urgente”, Rodríguez Espinosa pidió este 30 de abril al alcalde de Jiquilpan, Roberto Mejía Zepeda, auxilio para ordenar “la suspensión provisional de las obras que se ejecutan sin la autorización o permiso correspondiente en ‘las faldas’ del Cerro del Otero, ubicado en las coordenadas: (19.9850238, -102.7383719), de Jiquilpan”.

Lo anterior tras recibir el acta notarial número 24249, levantada por la Notaría 23 de Jiquilpan el 28 de abril, en la que Juan Cutberto Tenorio González da fe de la presencia de “barro triturado arqueológico”, “desechos de árboles quemados y siembra de maguey”, de unos 30 centímetros.

El documento número 401.2C.17 - 2020/121 firmado por el director del Centro del INAH en Michoacán, implicaría que el predio esté bajo la jurisdicción del Gobierno Federal, al tratarse de una zona donde presuntamente existen bienes y monumentos arqueológicos que pertenecen a la Nación, por lo que se requiere de un permiso especial para realizar cualquier tipo de obra, previo análisis de los especialistas del instituto, “cuya actuación es tendiente a la protección, conservación, restauración y recuperación de los monumentos y zonas de monumentos arqueológicos”.


Cabe señalar que desde el pasado 09 de abril habitantes de Jiquilpan, así como el director de Cultura del municipio, Iván Fonseca Magallón, alertaron sobre incendios y quema de matorrales y árboles en la posible zona arqueológica del Cerro del Otero, la cual fue bardeada en 2018 por Rodrigo Mendoza Betancourt, a pesar de que en ésta no se puede construir ni realizar cambio de uso de suelo alguno ante la presunción arqueológica del INAH, que realizó las últimas excavaciones en la zona en 1980.

Por tal razón, Iván Fonseca y el regidor, Álvaro Suárez Torres, quien encabeza la comisión de Medio Ambiente dentro del municipio, acudieron ante el notario Juan Cutberto Tenorio para que diera fe del detrimento al que fue sometido el emplazamiento que, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), sería una zona pecuaria, aun cuando

hay una imposibilidad para ser zona factible para la agricultura por sus características

A instancias del entonces presidente de la República, oriundo de Jiquilpan de Juárez, Lázaro Cárdenas del Río, el recién fundado INAH decretó como área protegida en 1940 el predio ubicado en las faldas del Cerro del Otero, al tratarse de una zona susceptible de ser sitio arqueológico, motivo por el que éste fue cercado.

No obstante, cuatro décadas después, en 1980, un grupo de paracaidistas entre los que estaba el hermano del expresidente, Damaso Cárdenas del Río, invadió y se apropió de los terrenos que integraban el emplazamiento, tomando este último para sí 45 hectáreas que, a su muerte, pasaron a la familia Betancourt, con quienes había emparentado.

Hoy día, la finca de ahora 55 hectáreas es administrada por Rodrigo Mendoza Betancourt, sobrino nieto político de Damaso Cárdenas, hijo de Claudio Mendoza Quiroz y Magdalena Elena Betancourt, además de ser regidor del municipio de Jiquilpan abanderado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

El Sol de Morelia intentó comunicarse con el director del INAH Michoacán para conocer las condiciones en que se encuentra el Cerro del Otero, sin embargo, no se logró obtener su postura.

Con información de Guadalupe González

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Ante la quema e intento de cambio de uso de suelo de 55 hectáreas susceptibles de ser sitio arqueológico en el Cerro del Otero de Jiquilpan, el director del Centro Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Michoacán, Marco Antonio Rodríguez Espinosa, ordenó al ayuntamiento la suspensión inmediata de dichas obras, ya que atentarían contra bienes monumentales pertenecientes a la Nación, según refiere un escrito en poder de El Sol de Morelia.

De acuerdo al director de Cultura Municipal, Iván Fonseca Magallón, el predio ubicado en la frontera entre Jiquilpan y Sahuayo albergaría tumbas, un juego de pelota y un embarcadero antiguo con chinampas -al abarcar hasta ahí el Lago de Chapala-, todo lo cual dataría del Postclásico Tardío, que va de los años 1200 a 1521, periodo en el que tuvo su auge el Imperio Mexica, si bien se trataría de una zona arqueológica purépecha, la cual ha sido presa de un saqueo continuo por parte de la gente que visita el lugar y se lleva objetos.

Calificado como “caso urgente”, Rodríguez Espinosa pidió este 30 de abril al alcalde de Jiquilpan, Roberto Mejía Zepeda, auxilio para ordenar “la suspensión provisional de las obras que se ejecutan sin la autorización o permiso correspondiente en ‘las faldas’ del Cerro del Otero, ubicado en las coordenadas: (19.9850238, -102.7383719), de Jiquilpan”.

Lo anterior tras recibir el acta notarial número 24249, levantada por la Notaría 23 de Jiquilpan el 28 de abril, en la que Juan Cutberto Tenorio González da fe de la presencia de “barro triturado arqueológico”, “desechos de árboles quemados y siembra de maguey”, de unos 30 centímetros.

El documento número 401.2C.17 - 2020/121 firmado por el director del Centro del INAH en Michoacán, implicaría que el predio esté bajo la jurisdicción del Gobierno Federal, al tratarse de una zona donde presuntamente existen bienes y monumentos arqueológicos que pertenecen a la Nación, por lo que se requiere de un permiso especial para realizar cualquier tipo de obra, previo análisis de los especialistas del instituto, “cuya actuación es tendiente a la protección, conservación, restauración y recuperación de los monumentos y zonas de monumentos arqueológicos”.


Cabe señalar que desde el pasado 09 de abril habitantes de Jiquilpan, así como el director de Cultura del municipio, Iván Fonseca Magallón, alertaron sobre incendios y quema de matorrales y árboles en la posible zona arqueológica del Cerro del Otero, la cual fue bardeada en 2018 por Rodrigo Mendoza Betancourt, a pesar de que en ésta no se puede construir ni realizar cambio de uso de suelo alguno ante la presunción arqueológica del INAH, que realizó las últimas excavaciones en la zona en 1980.

Por tal razón, Iván Fonseca y el regidor, Álvaro Suárez Torres, quien encabeza la comisión de Medio Ambiente dentro del municipio, acudieron ante el notario Juan Cutberto Tenorio para que diera fe del detrimento al que fue sometido el emplazamiento que, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), sería una zona pecuaria, aun cuando

hay una imposibilidad para ser zona factible para la agricultura por sus características

A instancias del entonces presidente de la República, oriundo de Jiquilpan de Juárez, Lázaro Cárdenas del Río, el recién fundado INAH decretó como área protegida en 1940 el predio ubicado en las faldas del Cerro del Otero, al tratarse de una zona susceptible de ser sitio arqueológico, motivo por el que éste fue cercado.

No obstante, cuatro décadas después, en 1980, un grupo de paracaidistas entre los que estaba el hermano del expresidente, Damaso Cárdenas del Río, invadió y se apropió de los terrenos que integraban el emplazamiento, tomando este último para sí 45 hectáreas que, a su muerte, pasaron a la familia Betancourt, con quienes había emparentado.

Hoy día, la finca de ahora 55 hectáreas es administrada por Rodrigo Mendoza Betancourt, sobrino nieto político de Damaso Cárdenas, hijo de Claudio Mendoza Quiroz y Magdalena Elena Betancourt, además de ser regidor del municipio de Jiquilpan abanderado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

El Sol de Morelia intentó comunicarse con el director del INAH Michoacán para conocer las condiciones en que se encuentra el Cerro del Otero, sin embargo, no se logró obtener su postura.

Con información de Guadalupe González

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