Patrimonio e identidad, pérdidas del incendio en Nurío

El Consejo de la crónica de Paracho señaló que también se pierde una evidencia tangible de la música de los siglos XVI y XVII

Josafat Pérez | El Sol de Morelia

  · martes 9 de marzo de 2021

Foto: Cortesía | @LizbethCaro07

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).– Una inestimable pérdida para el patrimonio artístico y cultural michoacano, así como la destrucción de un lugar simbólico para la comunidad, es lo que trajo consigo el incendio del templo de Santiago Apóstol en Nurío, municipio de Paracho.

En entrevista para El Sol de Morelia, Adriana Espinoza Saucedo integrante del Consejo de la crónica de Paracho especializada en el periodo colonial, señaló que el siniestro –iniciado alrededor de las 18:30 horas del domingo y controlado un par de horas después– “no dejó nada a su paso”, más que el casco del templo. El artesón, el baptisterio que estaba adentro de la iglesia y varios retablos de la época del siglo XVII, además de los muebles, fueron consumidos por el fuego en pocos minutos.

A decir de la doctorante en historia por el Colegio de Michoacán (Colmich), “se acaba uno de los artesones más emblemáticos del periodo colonial” y con ello –dijo– en lo que concierne a la música “se pierde una evidencia tangible de los siglos XVI y XVII”, puesto que la temática predominante en el artesón de Nurío era la música y los ángeles con representaciones de instrumentos como el arpa, guitarra, vihuela, violín, sacabuche y el órgano.

Además de dichos motivos, la historiadora dijo que en el artesón fue representado el obispo Francisco de Aguiar y Seijas, posible promotor de la obra, y la figura de María Magdalena, entre otras representaciones de arcángeles. “El artesón de Nurío, junto con otras parroquias, era caracterizado por su peculiar construcción de techo hacia el interior porque está pintada –lo compartían iglesias de Tupátaro, Zacán y Naraxan–, por lo que es propiamente una arquitectura michoacana”, destacó.

En ese sentido, Espinoza Saucedo dijo que la pérdida no sólo debe observarse desde el punto de vista patrimonial, ya que el templo “más allá de la feligresía” es un referente simbólico al interior de la comunidad.

“Una de las principales afectaciones tiene que ver con la propia comunidad al ser un espacio en el cual se generaba sentido de identidad, no solamente desde la parte religiosa, pues al existir desde hace casi 500 años, el inmueble representa al pueblo e incluso es un punto de partida del turismo”, explicó.

Historia y construcción del templo

La investigadora señaló que Nurío cuenta con dos iglesias: Santiago Apóstol y la “huatápera” o capilla en honor a la Virgen de la Purísima Concepción, construidas “posiblemente” por mandato de la orden franciscana.

“No hay una fecha precisa de cuándo se erigió el templo de Santiago Apóstol, pero hacia 1570 se sabe que perteneció al convento de Uruapan –que es uno de los conventos más próximos– y como el convento perteneció a los franciscanos, la mayor parte de historiadores coinciden en que fue hecho por esta orden”, dijo al precisar que la imagen de la Purísima concepción fue muy utilizada por la orden mendicante, razón por la cual –dijo–“suponemos que tuvieron qué ver con la construcción, la congregación y la evangelización del pueblo”.

Foto: Cortesía | @LizbethCaro07

Señaló que hacia el siglo XVII, Santiago Apóstol se convirtió en una parroquia de visita desmarcada del clero seglar de los franciscanos, y perteneció a la parroquia de Aranza, la cual era su cabecera. “No fue hasta el siglo XVIII que logra pertenecer a Paracho”, aseguró.

A pregunta expresa sobre qué deben hacer las autoridades respecto a este siniestro, Espinoza Saucedo reconoció que la restauración no sería una alternativa, dado el daño irreparable que causó el incendio. Sin embargo, señaló que el Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) bien puede involucrarse más directamente en la comunidad para proveer de una bomba a fin de estar preparados para otros connatos de fuego e instalar alarmas antiincendios en la “huatápera”, además de reforzar las techumbres con materiales que eviten la combustión.

“Esta perdido algo, pero no está perdido todo, porque está ahí la capilla y creo que nos debe de servir de experiencia –tanto a la comunidad como a las autoridades y al propio INAH– de que ahí está un inmueble presente y que el incendio no se llevó todo”, señaló.