/ sábado 2 de octubre de 2021

El otro 2 de octubre: la muerte de un estudiante nicolaita

El estudiante Everardo Rodríguez Orbe falleció este día pero de 1966, por parte de fuerzas policiales en Michoacán en una protesta

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El asesinato del estudiante nicolaita Everardo Rodríguez Orbe, el 2 de octubre de 1966, por parte de fuerzas policiales en Michoacán, forma parte de una raíz importante para entender la matanza de los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la cual ocurrió dos años después.

De acuerdo a la maestra y egresada de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Elizabeth Vázquez Bernal, a lo largo de los años este episodio en la historia de México más que denotar relevancia se ha ido difuminando.

Sin embargo, debe ser considerado como uno de los precedentes más importantes en la historia de los movimientos estudiantiles, ya que concentró a una gran cantidad de jóvenes que provenían de familias que vivían desestabilidad económica y pobreza en los años sesenta.

En ese momento, los estudiantes nicolaitas buscaban cambiar la realidad del país y exigían el respeto a la autonomía de la UMSNH; una ideología impulsada por el entonces rector Elí de Gortari bajo el lema “universidad o muerte”, aunque el gobernador del estado, Agustín Arriaga Rivera, no coincidía con él.

A pesar de que De Gortari logró la publicación de una nueva Ley Orgánica que buscaba el progresismo dentro de la institución, el gobernador, con el apoyo de los legisladores destituyeron al rector y aprobaron otra ley “regresiva” que permitió la entrada de fuerzas derechistas del estado en la universidad.

Posteriormente, la Junta de Gobierno de la universidad decide nombrar a Nicanor Gómez Reyes como el nuevo rector, sin embargo, el ejecutivo estatal vuelve a mostrar descontento y logra provocar un conflicto afuera de la universidad con grupos de choques.

A decir de Vázquez Bernal, las activaciones que hacen los gobiernos contra los estudiantes para que se sientan amenazados son sentar o posicionar a la milicia o a la policía cerca de las universidades, aunque parte de la autonomía de estos órganos es que ninguna fuerza militar puede ingresar a las instalaciones.

El descontento de los estudiantes se avivó cuando el gobierno estatal aumentó la tarifa del transporte urbano, ya que muchos de los alumnos provenían de varios puntos del estado, por ende, afectó la economía de los jóvenes.

El alza al precio del transporte entró en vigor el 1 de octubre de 1966, favoreciendo a la Sociedad Cooperativa de Auto-Transportes Urbanos Valladolid y poniendo fin a un convenio entre transportistas y la universidad, el cual establecía subsidios para los estudiantes.

El 2 de octubre los alumnos nicolaitas se organizaron y e hicieron diversas actividades en Morelia. Durante la tarde convocaron a un mitin político donde asistieron estudiantes y ciudadanos que fueron hostigados por policías judiciales y grupos de choque, quienes los despojaron de los equipos de sonido.

Por la noche, los jóvenes acudieron a la Procuraduría General de Justicia del Estado para reclamar el equipo que les habían quitado, pero el gobierno del estado generó un conato de bronca que terminó en disparos que hirieron de muerte al estudiante Everardo Rodríguez Orbe.

Ese episodio marcó un parteaguas en la historia de las movilizaciones porque dos años después se da el movimiento a nivel nacional con los estudiantes en Ciudad de México, lo que desembocó en una de las peores masacres estudiantiles en el país.

Foto: Fernado Maldonado | El Sol de Morelia

“La táctica del gobierno en los años sesenta era la persecución, la tortura, ejercer dictaduras con militares. Después del movimiento en la UMSNH, vino el de la Universidad de Sonora en el 67 (…) ambos casos se difuminan de manera injusta en la historia del país hasta llegar al colofón de los movimientos estudiantiles en México”, relató la profesora.

Desde su perspectiva, las manifestaciones sociales son un mecanismo para que las personas hagan públicos los descontentos, las necesidades sociales y las grandes desigualdades. “Este 2 de octubre debe servir para reflexionar y repensar que vivimos en una sociedad desesperada, sin confianza, con hambre, dolor y desaparecidos que nos tiene cansados y hartos”, concluye Elizabeth Vázquez.

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El asesinato del estudiante nicolaita Everardo Rodríguez Orbe, el 2 de octubre de 1966, por parte de fuerzas policiales en Michoacán, forma parte de una raíz importante para entender la matanza de los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la cual ocurrió dos años después.

De acuerdo a la maestra y egresada de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Elizabeth Vázquez Bernal, a lo largo de los años este episodio en la historia de México más que denotar relevancia se ha ido difuminando.

Sin embargo, debe ser considerado como uno de los precedentes más importantes en la historia de los movimientos estudiantiles, ya que concentró a una gran cantidad de jóvenes que provenían de familias que vivían desestabilidad económica y pobreza en los años sesenta.

En ese momento, los estudiantes nicolaitas buscaban cambiar la realidad del país y exigían el respeto a la autonomía de la UMSNH; una ideología impulsada por el entonces rector Elí de Gortari bajo el lema “universidad o muerte”, aunque el gobernador del estado, Agustín Arriaga Rivera, no coincidía con él.

A pesar de que De Gortari logró la publicación de una nueva Ley Orgánica que buscaba el progresismo dentro de la institución, el gobernador, con el apoyo de los legisladores destituyeron al rector y aprobaron otra ley “regresiva” que permitió la entrada de fuerzas derechistas del estado en la universidad.

Posteriormente, la Junta de Gobierno de la universidad decide nombrar a Nicanor Gómez Reyes como el nuevo rector, sin embargo, el ejecutivo estatal vuelve a mostrar descontento y logra provocar un conflicto afuera de la universidad con grupos de choques.

A decir de Vázquez Bernal, las activaciones que hacen los gobiernos contra los estudiantes para que se sientan amenazados son sentar o posicionar a la milicia o a la policía cerca de las universidades, aunque parte de la autonomía de estos órganos es que ninguna fuerza militar puede ingresar a las instalaciones.

El descontento de los estudiantes se avivó cuando el gobierno estatal aumentó la tarifa del transporte urbano, ya que muchos de los alumnos provenían de varios puntos del estado, por ende, afectó la economía de los jóvenes.

El alza al precio del transporte entró en vigor el 1 de octubre de 1966, favoreciendo a la Sociedad Cooperativa de Auto-Transportes Urbanos Valladolid y poniendo fin a un convenio entre transportistas y la universidad, el cual establecía subsidios para los estudiantes.

El 2 de octubre los alumnos nicolaitas se organizaron y e hicieron diversas actividades en Morelia. Durante la tarde convocaron a un mitin político donde asistieron estudiantes y ciudadanos que fueron hostigados por policías judiciales y grupos de choque, quienes los despojaron de los equipos de sonido.

Por la noche, los jóvenes acudieron a la Procuraduría General de Justicia del Estado para reclamar el equipo que les habían quitado, pero el gobierno del estado generó un conato de bronca que terminó en disparos que hirieron de muerte al estudiante Everardo Rodríguez Orbe.

Ese episodio marcó un parteaguas en la historia de las movilizaciones porque dos años después se da el movimiento a nivel nacional con los estudiantes en Ciudad de México, lo que desembocó en una de las peores masacres estudiantiles en el país.

Foto: Fernado Maldonado | El Sol de Morelia

“La táctica del gobierno en los años sesenta era la persecución, la tortura, ejercer dictaduras con militares. Después del movimiento en la UMSNH, vino el de la Universidad de Sonora en el 67 (…) ambos casos se difuminan de manera injusta en la historia del país hasta llegar al colofón de los movimientos estudiantiles en México”, relató la profesora.

Desde su perspectiva, las manifestaciones sociales son un mecanismo para que las personas hagan públicos los descontentos, las necesidades sociales y las grandes desigualdades. “Este 2 de octubre debe servir para reflexionar y repensar que vivimos en una sociedad desesperada, sin confianza, con hambre, dolor y desaparecidos que nos tiene cansados y hartos”, concluye Elizabeth Vázquez.

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