/ lunes 9 de septiembre de 2019

El caso del Ecocentro Cupatitzio, el bosque y su guardián amenazados

Los cárteles de la droga tienen ahora puesto los ojos en selvas y agua, recursos que representan la vida, y que en tiempos no muy lejanos serán de alto valor en el mercado

URUAPAN, Mich.- A don Juan todos le dicen el Biólogo porque vive entre plantas y ha elegido un modo de vida que raya en lo zen y lo holístico, pero en realidad es un filósofo que ha decido defender hasta con su vida un área natural protegida ubicada al sur del municipio de Uruapan, una de las zonas económicas más dinámicas del estado de Michoacán, por el cultivo del aguacate.

Este hombre de 72 años se llama Juan Manuel Madrigal Miranda y hace más de 35 años fundó una ong llamada “Viva Natura” que derivo 15 años más tarde en un interesante proyecto ambientalista llamado Ecocentro Cupatitzio, tan sustentable y viable que el gobierno de Canadá y Estados Unidos decidieron apoyarlo con recursos.

Sin embargo, desde hace algunos años ha observado cómo este lugar de 30 hectáreas que pertenece al ejido de Zumpimito, y se encuentra enclavado en un bosque de 100 acres de pinos, está cada vez más amenazado por dos factores aparentemente distintos, pero asociados: la acción del crimen organizado y la tala ilegal.

Luego de la irrupción del movimiento de los grupos de autodefensa en 2012, Uruapan, que es la puerta de entrada hacia la zona de Tierra Caliente, no quedó al margen de los hechos y este próspero lugar fue elegido por los cárteles de la droga para hacer su declaratoria de guerra contra todos los órdenes de gobierno.

Pero también aquí los cárteles han decidido comenzar a expandir sus actividades comerciales a otros ámbitos como la tala ilegal, el robo de aguacate y el narcomenudeo de metanfetaminas, “crystal”, entre otros rubros.

“Los cárteles ahora van sobre bosques, selvas y agua y le ha tocado el turno a nuestro Ecocentro”, señala sin cortapisas don Juan Madrigal, quien habita el lugar para tratar detener la invasión.


Y explica: “El Ecocentro Cupatitzio colinda con la colonia Arroyo Colorado, ubicada prácticamente en una barranca donde llegaron a vivir decenas de familias provenientes de Tierra Caliente, las familias de los sicarios que salieron huyendo después de 2014”, cuando el gobierno estatal y federal comenzó la persecución y prácticamente una cacería contra los llamados autodefensas de Apatzingán, Buenavista Tomatlán y municipios aledaños.

Hasta hace un par de años se había mantenido cierta tranquilidad en el lugar, pero ahora los grupos criminales han puesto sus ojos en el Ecocentro e intentan invadirlo para expandirse, quemarlo, cambiar el uso de suelo y posiblemente sembrar y cultivar aguacate, una actividad que deja al año una derrama económica de más de dos mil 500 dólares.

Don Juan vive en medio del bosque dentro en el Ecocentro Cupatitzio, en una pequeña cabaña que ha sido recientemente dos veces asaltada. Una, por delincuentes y otra por policías municipales, según el testimonio de los vecinos que vieron a las patrullas y a los hechores salir del lugar.

Juan Madrigal ha sido víctima muchas veces de amenazas de muerte, “pero ahora es diferente”, señala, porque calcula que la violencia de la invasión y los recados agresivos, no son de delincuentes primerizos.

Antes no pasaba de insultos, mentadas, recados ridículos de delincuentes comunes que me robaban algunas cosillas de la cabaña. Nada de importancia. Hoy sin embargo llegan y destruyen, buscan algo, se llevan colchones, cobijas, sí, pero también papeles y me dejan recados más agresivos

“La violencia -intuye- está en Michoacán y Uruapan como en los peores tiempos; como cuando Los Templarios intentaron llegar a Morelia y tenían al gobierno agarrado de la garganta”.

Desde hace algunos meses Uruapan ha sido escenario de violentos ataques del crimen organizado que no duda en manifestar su poderío.

El último ataque atroz, fue hace exactamente 30 días (8 de agosto de 2019) cuando un cártel de la droga destazó y colgó en la madrugada a 20 personas, en puentes peatonales y calles aledañas al Bulevar Industrial y el Libramiento Oriente, una de las avenidas más transitadas de la ciudad.

Este hecho, que le dio la vuelta al mundo, sin embargo, tuvo su origen en una matanza previa que ocurrió el pasado 22 de mayo de este año, precisamente en la colonia Arroyo Colorado y que dejó como saldo trágico a 12 personas muertas y un hombre herido.

Las autoridades policiacas de la entidad averiguan esta línea, ya que coincide también con otro hecho relevante: la llegada de decenas de camionetas, con hombres armados a bordo, que presuntamente trabajan para el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Además, hace poco más de cinco meses hombres armados fueron a ver al presidente del ejido de Zumpimito, para “avisarle” que iban a tomar el bosque y acto seguido llevaron maquinaria pesada para talar árboles y sacar madera, declara una testigo que pide no ser identificada.

“Al menos 30 viajes diarios de madera hicieron con camionetas pick-ups robadas, durante dos meses seguidos. Calculamos que talaron casi tres hectáreas de bosque”.

Las autoridades estatales y municipales tienen desde hace años conocimiento de la tala ilegal que se desarrolla en el ejido de Zumpimito de Uruapan. Incluso el secretario del Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Territorial (Semaccdet), Ricardo Luna García, ha externado en repetidas ocasiones su preocupación por el hecho, pero hasta ahora, no existe registro de acciones coordinadas para proteger esta zona.

EL GUARDIÁN DEL BOSQUE

El pasado 26 de junio, Juan Madrigal acudió a la visitaduría regional de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, en Uruapan para interponer una queja en contra de elementos de la Policía Michoacán.

El Biólogo denunció públicamente el robo de varios objetos de valor, fotografías y sistemas de energía solar con los que cuenta su modesta vivienda, que es también centro de estudio de ambientalistas y ecologistas de varias partes del mundo.

El allanamiento, sin orden judicial, así como el robo, ocurrieron el pasado 16 de junio, pero antes ya había sido víctima de un hecho similar a principios del mismo mes.

Varios de sus vecinos del ejido, que cuidan y respetan a don Juan, hablan de la entrada de tres patrullas al Ecocentro y un “operativo” encabezado por un mando policiaco de nombre Daniel Alfonso Moreno, quien varias veces ha sido identificado en atropellos a la ciudadanía, y que recientemente fue cambiado a una oficina del municipio de Sahuayo, al norte del estado.

También interpuso una denuncia penal en contra de quien resulte responsable, presentando como pruebas fotos y video del desastre que le dejaron en el lugar y las huellas de las botas de sus agresores, e incluso ratificó la denuncia judicial para que fueran investigados los elementos involucrados en el “operativo”.

A la fecha, las propias autoridades judiciales le han comentado que será difícil investigar el caso, dado que en el Departamento de Asuntos Internos de la Policía Michoacán “existe mucha corrupción”.

Desde su cabaña del bosque del Ecocentro, Juan Madrigal describe que por la madrugada, a veces lejos y otras no tanto, escucha el rugir de las motosierras que talan el bosque de Zumpimito, y otras veces, es testigo del paso de camionetas repletas de hombres armados que buscan perderse en la montaña.

Hasta hace poco, don Juan vivía tranquilo y pasaba desapercibido, dados sus años, su carácter amable y su disposición a involucrarse en causas de la comunidad. Hoy, no hay duda de que extraños le tienen en la mirada porque posee las llaves de algo que les interesa.

Pese a las amenazas, el guardián del bosque declara que no tiene intención de huir o cambiar de vida, porque para él “morir por y en la naturaleza, sería un buen lugar”.


URUAPAN, Mich.- A don Juan todos le dicen el Biólogo porque vive entre plantas y ha elegido un modo de vida que raya en lo zen y lo holístico, pero en realidad es un filósofo que ha decido defender hasta con su vida un área natural protegida ubicada al sur del municipio de Uruapan, una de las zonas económicas más dinámicas del estado de Michoacán, por el cultivo del aguacate.

Este hombre de 72 años se llama Juan Manuel Madrigal Miranda y hace más de 35 años fundó una ong llamada “Viva Natura” que derivo 15 años más tarde en un interesante proyecto ambientalista llamado Ecocentro Cupatitzio, tan sustentable y viable que el gobierno de Canadá y Estados Unidos decidieron apoyarlo con recursos.

Sin embargo, desde hace algunos años ha observado cómo este lugar de 30 hectáreas que pertenece al ejido de Zumpimito, y se encuentra enclavado en un bosque de 100 acres de pinos, está cada vez más amenazado por dos factores aparentemente distintos, pero asociados: la acción del crimen organizado y la tala ilegal.

Luego de la irrupción del movimiento de los grupos de autodefensa en 2012, Uruapan, que es la puerta de entrada hacia la zona de Tierra Caliente, no quedó al margen de los hechos y este próspero lugar fue elegido por los cárteles de la droga para hacer su declaratoria de guerra contra todos los órdenes de gobierno.

Pero también aquí los cárteles han decidido comenzar a expandir sus actividades comerciales a otros ámbitos como la tala ilegal, el robo de aguacate y el narcomenudeo de metanfetaminas, “crystal”, entre otros rubros.

“Los cárteles ahora van sobre bosques, selvas y agua y le ha tocado el turno a nuestro Ecocentro”, señala sin cortapisas don Juan Madrigal, quien habita el lugar para tratar detener la invasión.


Y explica: “El Ecocentro Cupatitzio colinda con la colonia Arroyo Colorado, ubicada prácticamente en una barranca donde llegaron a vivir decenas de familias provenientes de Tierra Caliente, las familias de los sicarios que salieron huyendo después de 2014”, cuando el gobierno estatal y federal comenzó la persecución y prácticamente una cacería contra los llamados autodefensas de Apatzingán, Buenavista Tomatlán y municipios aledaños.

Hasta hace un par de años se había mantenido cierta tranquilidad en el lugar, pero ahora los grupos criminales han puesto sus ojos en el Ecocentro e intentan invadirlo para expandirse, quemarlo, cambiar el uso de suelo y posiblemente sembrar y cultivar aguacate, una actividad que deja al año una derrama económica de más de dos mil 500 dólares.

Don Juan vive en medio del bosque dentro en el Ecocentro Cupatitzio, en una pequeña cabaña que ha sido recientemente dos veces asaltada. Una, por delincuentes y otra por policías municipales, según el testimonio de los vecinos que vieron a las patrullas y a los hechores salir del lugar.

Juan Madrigal ha sido víctima muchas veces de amenazas de muerte, “pero ahora es diferente”, señala, porque calcula que la violencia de la invasión y los recados agresivos, no son de delincuentes primerizos.

Antes no pasaba de insultos, mentadas, recados ridículos de delincuentes comunes que me robaban algunas cosillas de la cabaña. Nada de importancia. Hoy sin embargo llegan y destruyen, buscan algo, se llevan colchones, cobijas, sí, pero también papeles y me dejan recados más agresivos

“La violencia -intuye- está en Michoacán y Uruapan como en los peores tiempos; como cuando Los Templarios intentaron llegar a Morelia y tenían al gobierno agarrado de la garganta”.

Desde hace algunos meses Uruapan ha sido escenario de violentos ataques del crimen organizado que no duda en manifestar su poderío.

El último ataque atroz, fue hace exactamente 30 días (8 de agosto de 2019) cuando un cártel de la droga destazó y colgó en la madrugada a 20 personas, en puentes peatonales y calles aledañas al Bulevar Industrial y el Libramiento Oriente, una de las avenidas más transitadas de la ciudad.

Este hecho, que le dio la vuelta al mundo, sin embargo, tuvo su origen en una matanza previa que ocurrió el pasado 22 de mayo de este año, precisamente en la colonia Arroyo Colorado y que dejó como saldo trágico a 12 personas muertas y un hombre herido.

Las autoridades policiacas de la entidad averiguan esta línea, ya que coincide también con otro hecho relevante: la llegada de decenas de camionetas, con hombres armados a bordo, que presuntamente trabajan para el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Además, hace poco más de cinco meses hombres armados fueron a ver al presidente del ejido de Zumpimito, para “avisarle” que iban a tomar el bosque y acto seguido llevaron maquinaria pesada para talar árboles y sacar madera, declara una testigo que pide no ser identificada.

“Al menos 30 viajes diarios de madera hicieron con camionetas pick-ups robadas, durante dos meses seguidos. Calculamos que talaron casi tres hectáreas de bosque”.

Las autoridades estatales y municipales tienen desde hace años conocimiento de la tala ilegal que se desarrolla en el ejido de Zumpimito de Uruapan. Incluso el secretario del Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Territorial (Semaccdet), Ricardo Luna García, ha externado en repetidas ocasiones su preocupación por el hecho, pero hasta ahora, no existe registro de acciones coordinadas para proteger esta zona.

EL GUARDIÁN DEL BOSQUE

El pasado 26 de junio, Juan Madrigal acudió a la visitaduría regional de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, en Uruapan para interponer una queja en contra de elementos de la Policía Michoacán.

El Biólogo denunció públicamente el robo de varios objetos de valor, fotografías y sistemas de energía solar con los que cuenta su modesta vivienda, que es también centro de estudio de ambientalistas y ecologistas de varias partes del mundo.

El allanamiento, sin orden judicial, así como el robo, ocurrieron el pasado 16 de junio, pero antes ya había sido víctima de un hecho similar a principios del mismo mes.

Varios de sus vecinos del ejido, que cuidan y respetan a don Juan, hablan de la entrada de tres patrullas al Ecocentro y un “operativo” encabezado por un mando policiaco de nombre Daniel Alfonso Moreno, quien varias veces ha sido identificado en atropellos a la ciudadanía, y que recientemente fue cambiado a una oficina del municipio de Sahuayo, al norte del estado.

También interpuso una denuncia penal en contra de quien resulte responsable, presentando como pruebas fotos y video del desastre que le dejaron en el lugar y las huellas de las botas de sus agresores, e incluso ratificó la denuncia judicial para que fueran investigados los elementos involucrados en el “operativo”.

A la fecha, las propias autoridades judiciales le han comentado que será difícil investigar el caso, dado que en el Departamento de Asuntos Internos de la Policía Michoacán “existe mucha corrupción”.

Desde su cabaña del bosque del Ecocentro, Juan Madrigal describe que por la madrugada, a veces lejos y otras no tanto, escucha el rugir de las motosierras que talan el bosque de Zumpimito, y otras veces, es testigo del paso de camionetas repletas de hombres armados que buscan perderse en la montaña.

Hasta hace poco, don Juan vivía tranquilo y pasaba desapercibido, dados sus años, su carácter amable y su disposición a involucrarse en causas de la comunidad. Hoy, no hay duda de que extraños le tienen en la mirada porque posee las llaves de algo que les interesa.

Pese a las amenazas, el guardián del bosque declara que no tiene intención de huir o cambiar de vida, porque para él “morir por y en la naturaleza, sería un buen lugar”.


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