Sahuayo, Michoacán.- Ciudadanos, autoridades locales y eclesiásticas conmemoraron este 20 de noviembre el XVIII Aniversario de la Beatificación del niño mártir José Sánchez del Río quien fuera victimado en el marco del conflicto cristero en esta ciudad.
El conflicto inicia cuando el Estado Mexicano encabezado por Plutarco Elías pretende reglamentar el artículo 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para realizar un registro y una reducción de los sacerdotes católico, apostólico y romanos; a su vez el gobierno de Calles pretendió la creación de la Iglesia Apostólica Mexicana.
El primero de agosto de 1926 se suspende el culto católico de manera pública y el uno de enero de 1927 se dan los primeros brotes de grupos de cristeros en los estados de Jalisco, Colima y Michoacán encabezados por Anacleto González Flores.
Previo a esto, el 8 de marzo de 1926 el gobierno clausura el Seminario Conciliar de Zamora y 20 estudiantes de la entonces tenencia Jiquilpense de Ornelas (hoy Marcos Castellanos, San José de Gracia), regresan a su tierra y fundan la rama local de la Acción Católica de la Juventud Mexicana y emprenden una campaña de instigación contra la postura gobiernista.
Es en este contexto que las fuentes existentes tanto bibliográficas como orales coinciden en las horas de detención de José Sánchez del Río, de 14 años, quien en el fragor de la batalla cedió su caballo al general Luis Guízar Morfín.
Aquel lunes 6 de febrero de 1928 por la mañana, el grupo de soldados cristeros que comandaba el General Luis Guízar Morfín había sido sorprendido cerca de Cotija, Michoacán, por fuerzas muy superiores por el general callista Anacleto Guerrero. La cosa se volvió desesperada en esta ocasión para los cristeros, quienes raramente volvían la espalda al enemigo. Entonces, los que no habían caído muertos huyeron o cayeron prisioneros, y entre estos últimos estaba también José Sánchez del Río.
El General Guerrero decretó la reclusión del detenido en la cárcel de Cotija para su posterior traslado a la ciudad de Sahuayo junto con otro joven llamado Lázaro, un poco mayor que él y quizá originario de Jiquilpan, fue trasladado a Sahuayo el siete de febrero para ser recluido en la iglesia que el Diputado Rafael Picazo había convertido en gallinero para guardar sus aves de combate mismas que fueron sacrificadas por el detenido.
Ello decretó la pena de muerte para el joven sahuayense por parte del Diputado Picazo, declarado acérrimo enemigo de todo lo que oliera a iglesia al grado de que aunque el general Anacleto Guerrero había pedido a los padres del prisionero la cantidad de 5 mil pesos para su liberación, Picazo había señalado que con dinero o sin dinero José Sánchez habría de morir.
Las crónicas del martirio del Niño Martir José Sánchez del Río, recabadas por historiadores, documentalistas y la conseja popular de la gente mayor coinciden en la sala ordenada por Picazo para con la muerte de este joven y el valor mostrado:
“El viernes 10 de febrero de 1928, cerca de las 6 de la tarde, sacaron al niño cristero del templo convertido en prisión y lo trasladaron al cuartel. Al acercarse la hora de su sacrificio, los soldados del gobierno comenzaron por desollar los pies con un cuchillo, pensando que José se ablandaría con el tormento y terminaría pidiendo clemencia a gritos, pero se equivocaron.
A continuación, los soldados lo sacaron a golpes e insultos del cuartel y le obligaron a caminar descalzo con los pies heridos por las calles empedradas rumbo al cementerio, pasaban las 11 de la noche cuando llegaron al camposanto donde se paró al borde de su propia fosa mientras seguía vitoreando a Cristo Rey. Los verdugos acribillaron su cuerpo maltratado a puñaladas, hasta que el capitán de la escolta decidió acabar con todo y disparó con su fusil a la cabeza del mártir que ya se encontraba derrumbado en la fosa.
El cuerpo del niño mártir cayó en la fosa y quedó ahí sepultado como el de un animal, sin ataúd ni mortaja. Así recibió directamente las paladas de tierra. Eran las 11:30 de la noche del viernes 10 de febrero de 1928”.
José Sánchez del Río fue beatificado el 20 de noviembre del 2005 y aún entre algunos existe la idea de que esta fecha fue elegida justamente en respuesta a que los principales agresores al culto católico fueron producto del conflicto civil iniciado el 20 de noviembre de 1910.