Willem Defoe arribó al FICM para el estreno de El Faro

El actor norteamericano convocó a decenas de admiradores que lo rafaguearon con fotos y le pidieron autógrafos en la alfombra roja. Su cinta es una apuesta por el lenguaje poético en todos los sentidos

Francisco Valenzuela | El Sol de Zamora

  · martes 22 de octubre de 2019

Foto: Mariana Luna

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Willem Defoe, el invitado más famoso de la decimoséptima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, llegó al centro de la ciudad para causar el júbilo de sus fanáticos. El estreno de El Faro, la cinta de Robert Eggers que narra la locura en la que caen dos náufragos destinados a la muerte, resultó sin duda uno de los eventos que causó más expectativa entre los cinéfilos morelianos.

En un encuentro posterior con los medios de comunicación, Dafoe amplió sus impresiones sobre El Faro, pero evitó caer en las trampas mediáticas: no dio detalles sobre su proyecto con Guillermo Del Toro; no habló sobre el streaming ni se quiso meter en alguna polémica. “No me gusta dar frases para el click bait, porque uno viene aquí para hablar de esta película y los periodistas con sus editores se van por otro lado”. Luego entonces, en compañía de Daniela Michel, se explayó en su experiencia de ser protagonista de la cinta recién estrenada en algunas salas selectas de Estados Unidos.

La directora general del FICM lanzó las primeras líneas de la conversación: “Cuando vimos El Faro en Cannes nos encantó esta propuesta tan arriesgada, tan natural, hecha por un director muy joven que viene del teatro. ¿Cómo fue trabajar con él?, le pregunta al ya veterano actor.

“Cuando vi La Bruja (película anterior de Eggers) supe que ahí había un buen cineasta. Lo conocí, me cayó bien, tiene la edad de mi hijo pero no sentí esa diferencia, sino una pasión, una conexión de él con el pasado. Era como un médium. Hace investigación y siente que puede expresar su experiencia de hoy a partir de historias del pasado”. Cuestionado acerca del formato de la película, filmada en blanco y negro, responde:

“La única forma para realizarla era con esa proporción en pantalla, en blanco y negro. Fue una condición y aunque el productor sugirió meterle color, Eggers nunca cedió porque era la única forma de hacerla, por muchas razones”.

Dafoe interpreta a Thomas Wake, un marinero que luego de tiempo en completa soledad en una casa que sirve de faro ve llegar a un compañero de trabajo, Ephrain Winslow, con el que entablará una muy complicada relación entre peleas y borracheras. “Me encantó el lenguaje de la película, es muy rico, es muy raro tener un lenguaje poético en el cine. Creo que el naturalismo ayuda mucho, se ve orgánico. Este tipo de lenguaje te da muchas imágenes porque contiene mucha inteligencia”.

También se refirió a las condiciones del rodaje, con un clima frío, adverso: “El frío o la humedad te obliga, te hace feroz, eso lo aplicas al trabajo. En realidad el clima es un personaje más, y enorme, en la película”, subrayó. Aunque reconoce que en el cine contemporáneo cada vez se ensaya menos, para el caso de El Faro hubo que practicar los diálogos por cinco días, pues experimentaban mucho con la cámara y fortalecían el lenguaje clásico al que hace referencia.

La historia de El Faro parte de la soledad y apunta a la locura. Sobre eso, el histrión apuntó: “La soledad es parte de la vida, lo más lindo sobre un faro es que, como dijo Virginia Wolf, la luz es llegar a otras personas, la función de la luz del faro es señalar el camino a quienes no pueden ver dónde están. Es una metáfora hermosa. Son personajes muy complejos, el Thomas que interpreto es muy creyente y trata de convencer a su compañero de esas creencias”.

Al término de su charla, decenas de más fanáticos hicieron fila en el teatro José Rubén Romero para obtener el autógrafo o la ya clásica selfie en el celular. La mayoría de ellos denotaban juventud y tal vez lo idolatran por su papel del Duende Verde en Spiderman. Habría que ver si les gusta El Faro, una película hermosa, pero nada fácil de digerir entre audiencias complacientes.