Vía Crucis: recorriendo los últimos pasos de Jesús

Cada Viernes Santo, miles de peregrinos siguen el Vía Crucis por los lugares exactos que, según la tradición cristiana, Jesús recorrió camino a la cruz

Patricia Martínez | EFE

  · domingo 25 de marzo de 2018

Con sus catorce estaciones, la consagrada Vía Dolorosa serpentea por las estrechas y pedregosas callejuelas de la Ciudad Vieja, en Jerusalén, entre la diversidad de aromas y colores característicos del barrio árabe, revelando a los peregrinos los momentos narrados en los Evangelios o aquellos incorporados posteriormente durante el medievo.

"La Vía Dolorosa juega un papel clave durante la Semana Santa. Seguirla nos ayuda a ver a través de nuestros propios ojos lo que Jesús vivió y nos prepara para caminar junto a Él, sin importar los desafíos y dificultades que enfrentemos en nuestras vidas", explica el franciscano de Tierra Santa David Wathen.

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"Puede ser que Jesús se cayera tres veces, aunque eso no aparece en las Escrituras, o que efectivamente se encontrara con su madre y con una mujer que le limpió la sangre de la cara con su velo, si bien eso tampoco está· registrado", detalla.

No solo durante la Semana Santa, cualquier día del año se repite la imagen en la que peregrinos, procedentes de todas partes del mundo, oran debajo de cada una de las placas circulares que en números romanos señalan las distintas estaciones.

Al día de hoy, estas paradas sagradas para el cristianismo coinciden con edificios diversos dentro de la Ciudad Vieja -como escuelas, iglesias, conventos o capillas- donde Jesús fue juzgado, azotado o despojado de sus ropas, entre otros episodios bíblicos.

Foto: EFE

El actual itinerario de la Vía Dolorosa parte desde donde se hallaba la Fortaleza Antonia -hoy una escuela- y en la que el gobernador romano Poncio Pilatos juzgó a Jesús ante las multitudes que exigían clamorosamente su muerte.

Y termina en la casi siempre llena basílica del Santo Sepulcro; el santuario cristiano más importante del mundo y donde se concentran las últimas cinco estaciones.

De las puertas de la basílica, cerradas por primera vez en la historia durante tres días consecutivos el pasado mes de febrero -debido a disputas fiscales con el Ayuntamiento- asoma la hermana Teressina Marra, llegada desde Roma para pasar estos días de celebración en la ciudad tres veces santa.

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"Se trata de un tiempo de rezo y de visita de los sitios que recorrió Jesús", reconoce esta menuda monja italiana que espera con este recorrido renovar su "energía espiritual" para servir mejor a su "comunidad y a los más necesitados".

La Vía Dolorosa simboliza así el corazón de la Semana Santa jerosolimitana, llena de miles de fieles -con independencia de su etnia, cultura, idioma, etc.- que se congregan para resucitar espiritualmente la figura de Jesús el mismo día en el que, según la tradición, fue "crucificado, muerto y sepultado".

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