Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Participante activa en la organización del Foro de Realizadoras Indígenas, acontecido la semana pasada durante el Festival Internacional de Cine de Morelia, Marina Stavenhagen hace votos porque ya no se excluya a nadie por su origen étnico ni ninguna otra circunstancia. “La palabra debe ser la inclusión; se trata de poder abrir nuestra idea de cine al cine de la diversidad, al de las diferentes maneras de narrar en estos tiempos, a los lenguajes cinematográficos que son la representación de distintas cosmovisiones, y de problemas muy específicos que pasan en las comunidades”.
Quien fuera directora del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) durante el sexenio anterior, hoy sigue activa participando en este tipo de foros y acompañando a proyectos ciudadanos que tengan que ver con el ámbito de la realización audiovisual. Cuestionada sobre la falta de infraestructura básica para recibir una educación formal en cine en muchos estados de la República Mexicana, Stavenhagen acepta que falta mucho por hacer y por lo pronto quienes viven en esas entidades se ven obligados a realizar una migración forzada que resulta muy costosa en términos económicos y hasta sociales, pues deben abandonar sus comunidades e insertarse en las dinámicas de las grandes ciudades.
Como extitular del Imcine, Stavenhagen está consciente sobre la reducción de presupuestos federales para impulsar el cine mexicano; aún así, es cauta cuando se le pregunta sobre los proyectos en la nueva administración de esa dependencia: “Yo veo cosas muy interesantes, tuvimos no solo el apoyo del Instituto para realizar este foro, sino que el foro es algo que interesa a la política pública de esta administración, quienes buscan la descentralización, la diversidad de voces, promover y apoyar el cine que se hace en otras partes, y específicamente el que hacen los indígenas. A mí me da gusto que la política pública voltee hacia allá, que la agenda del Imcine se abra con mayor claridad hacia este tipo de expresiones cinematográficas”.
Pero no deja de señalar las carencias que el país enfrenta no sólo en materia de formación académica especializada, sino en lugares de proyección, pues también el ver buenas películas implica una enseñanza formativa. “Falta infraestructura, no hay los suficientes sitios para ver películas y el interesado en ser cineasta quiere ver muchas cosas a las que actualmente no tiene acceso. Creo que hay un trabajo muy grande y una agenda pendiente en cuanto a llevar cines o proyecciones de buen cine a muchísimas comunidades de México; no se trata de que haya más complejos comerciales porque ahí no van a estar las películas de las que hablamos, las que por ser diferentes son capaces de brindar enseñanza”.
Para finalizar, se le pregunta si tiene esperanza en que el nuevo gobierno apoye en verdad al cine mexicano: “Por supuesto, soy una optimista y espero de todo corazón que se cierren filas y se construya una política pública cinematográfica y cultural que sea buena para todos, que piense en el bien común”.
