Cuando Daniel, mejor amigo de Alina, se suicida al no encontrar salida al bullying del que es víctima, la adolescente ve derrumbar su mundo: sus padres están ausentes, la escuela cada vez es una tortura peor y su única compañía acaba de morir. En esa oscuridad aparece su abuela Bube, quien además de convertirse en su único consuelo, es la guía en una suerte de venganza al estilo místico.
El relato es epicentro de la novela El extraño caso de Lenny Goleman (Planeta), de la autora Liliana Blum, quien experimenta por primera vez en la literatura juvenil con uno de los temas sociales más graves: bullying y suicidio en la adolescencia. La ficción sirve también para reflexionar sobre cómo la maldad es innata, y ante ella no podemos ser testigos pasivos.
“Tomé mi propia experiencia como referencia porque yo sufrí bullying de niña y siendo mamá también vi cómo a mis hijos les tocó y luego fui maestra en prepa durante varios años y sabía que sucedía, entonces me di cuenta que es el gran problema de la adolescencia.
“Quise plantearlo desde una perspectiva que no suene que yo mamá o maestra o adulto estoy diciendo cómo deben hacerse las cosas, porque lo último que los jóvenes quieren es leer el rollo de los adultos. Entonces quería ponerme en los zapatos de los chicos, recordar lo que sentía cuando era agredida y tratar de hacerlo de la manera más humana mostrando cosas sin sucumbir a la idea de tirar el rollo”, explicó Blum en entrevista con El Sol de México.
La también autora de Pandora (2015) plantea un personaje místico, Lenny Goleman, quien es creado por la abuela Bube y Aline para hacer justicia por el daño contra su amigo Daniel. Lenny es una suerte de golem, que lleva el eje de la historia.
“Me preguntaba cuál es la razón de este problema, porque por más estrategias que se hagan en las escuelas como el buzón de quejas anónimas o cualquier otra cosa, siguen sucediendo estas agresiones, y los atacantes lo hacen en anonimato. Yo creo que la respuesta está en los otros chicos, los testigos, los que están en medio de la crisis y pueden ayudar a sus amigos agredidos”, reflexionó.
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Para la también cuentista, el bullying y el suicidio juvenil son problemas sociales que van en aumento, y deben visibilizarse no sólo entre adultos sino entre los mismos jóvenes para concientizar sobre su gravedad. Si bien no encuentra una solución, Blum considera que la lectura de historias como la suya puede ayudar a que los adolescentes denuncien a sus agresores.
“Yo espero que se puedan sentir identificados y que vean reflejada un poco de su vida y si no son víctimas que sepan del tema para poder ayudar. Yo tengo mucho respeto por los jóvenes y creo que se merecen que les hablen como adultos”, concluyó.