Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).– En busca de comprender cómo las “historias locales se han entrecruzado con narrativas más amplias, nacionales e internacionales” y de cuestionar los relatos hegemónicos de la historia del arte –escritos desde el centro del país–, la XIV Bienal Femsa apuesta por la descentralización y la contra-historia.
A dichas nociones aludió el director artístico de la Bienal Femsa, Daniel Garza Usabiaga, en la inauguración de las dos exposiciones inauguradas este jueves en el Centro Cultural Clavijero (CCC), correspondientes a los proyectos de Ana Pellicer y Roxana Cervantes.
El también curador del Museo Amparo de Puebla, habló de los movimientos artísticos gestados después de la Revolución mexicana –como el Muralismo– y explicó que el entrecruzamiento de éstos a nivel local, nacional e internacional, sirvieron para “ilustrar y reforzar” el cambio de perspectiva que tuvo la Bienal desde la edición pasada, cuando dejó de realizarse en Monterrey para volverse itinerante.
“Esta descentralización implica una nueva interpretación de la historia del arte que pueda ser escrita alejada del centro y sus instituciones, combatiendo sus grupos en tanto visibilidad y legitimización del arte”, dijo al advertir que paralelamente es necesario “reconocer la diversidad de las prácticas artísticas que se realizan en distintas regiones del país, muchas veces en resistencia a los dictados de las tendencias generalizadas, de los circuitos especializados y mercantiles”.
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Refirió que la noción “Inestimable azar” con la cual bautizaron este certamen, surgió de la lectura del “Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente”, escrito en 1938 por Diego Rivera, André Breton y León Trotsky, documento elaborado en Pátzcuaro, cuyo “sentido crítico se relaciona con la escuela realista y una sensibilidad romántica que se sitúa en oposición a la modernidad instrumental, con una postura de absoluta libertad ante la creatividad artística”, advirtió.
En ese sentido, Garza Usabiaga explicó que dichos aspectos del manifiesto fueron asimilados a la Bienal, sin saber aún que ese “Inestimable azar” tendría una mayor vigencia al verse ésta alterada por la pandemia, situación que transformó todas las dinámicas del encu*entro.
“Teníamos la certeza de que la ciudad de Morelia y Pátzcuaro funcionarían como campos de fuerza que alterarían positivamente el desarrollo de la Bienal, sus plataformas educativas y de divulgación, así como las comisiones artísticas”, dijo al precisar que son más de 200 investigadores, artesanos, artistas, talleristas e iniciativas independientes de Michoacán quienes participan y “construyen la Bienal de fondo”.
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