/ jueves 24 de octubre de 2019

Darío Zalapa obtiene el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares

La novela “Perro de Ataque” habla sobre la violencia y el acoso a periodistas durante el sexenio de Felipe Calderón

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- El escritor michoacano Darío Zalapa Solorio recibirá este viernes 25 de octubre el XXXIV Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares como reconocimiento a su novela Perro de Ataque, publicada por Ediciones B en 2017. La historia narrada con un estilo polifónico se adentra en la violencia cotidiana en Michoacán, con una trama que combina el mundo del periodismo y el crimen organizado.

Nacido en Paracho, Zalapa Solorio se estrenó como novelista con este título, pero ya habñia publicado el volumen de cuentos “Personas desde el fondo de la laguna” (2010), “Los rumores del miedo” (2012) y “Asfalto” (2013). Recientemente participó en la antología de cuentos policiacos La Renovada Muerte, editado por Grijalvo.

Para conocer cómo recibe este premio y qué opina sobre el género policiaco, que al parecer tiene un segundo aire en el país, El Sol de Morelia platicó con este joven escritor.

¿Cómo alienta a un escritor un premio como el que estás por recibir?

La particularidad de este premio es que se da a obras que ya se publicaron. En este caso, pudieron competir novelas publicadas en México en los último cuatro años. El posible aliento que puede dar este premio viene de la certeza de que los libros competidores no llegan de manera anónima o con seudónimo, como sucede en los premios para obra inédita, sino que compites con tu nombre, con tu obra, y con la crítica que tu libro haya recogido después de su publicación, aunque supongo que esto último depende de los jurados si se toma en cuenta o no. Hay nombres importantes que han ganado el premio, como José Emilio Pacheco, Alberto Ruy Sánchez o Juan Villoro, y te mentiría si te dijera que eso no genera un poco más de entusiasmo. Pero lo más importante, a mi parecer, es que la obra puede gozar de un segundo aire, sobre todo si han pasado algunos años desde su publicación, y eso es algo que todo escritor agradece.

¿Se escribe pensando en ganar premios, en tener muchos lectores, o cuál es tu motivación cuando escribes?

Creo que cuando te comprometes en serio con el tema de tu libro, sea de denuncia social o no, terminas escribiendo, paradójicamente, sin compromiso alguno. Es decir, hacer la investigación de campo, pelearte día a día con las estructuras narrativas o concentrarte en las lecturas que pueden nutrir tu escritura, son acciones que rigen la escritura del libro y que no te permiten prestar atención a otras cosas que vienen por añadidura, como los premios o las becas. En el caso de los lectores, supongo que todo escritor desea que su obra llegue a la mayor cantidad de gente posible.

El escritor Mauricio Bares, durante México Noir II, dijo que el género negro está en su mejor momento. ¿Compartes esa afirmación?

Por completo. Y hay muchas evidencias de ello: festivales como el Huellas del Crimen en San Luis, el Acapulco Noir, el México Noir o las Jornadas de Novela Negra de Minería, dan constancias de que el género goza de una rica producción, pues en todos ellos, año con año, se presentan novedades editoriales individuales y colectivas, se imparten conferencias especializadas, se tienen mesas de debate, etcétera. Si bien en el norte del país es donde más se ha escrito el género, poco a poco, desde principios de siglo, se va manifestando en otras latitudes. El centro del país tiene a muy buenos exponentes ahora, y en el sur estados como Veracruz, Guerrero o Chiapas han dado escritoras y escritores muy importantes para el género. Las ferias de libro también empiezan a reservar espacios específicos para la narrativa policiaca, como la FIL de Guadalajara o la del Zócalo. Es un buen momento para escribir género negro, sin lugar a dudas, y supongo que los más entusiasmados son los lectores.

¿Que le den un premio nacional a una novela negra ayuda a este género, a quienes le están apostando?

Históricamente, el canon y la academia, la segunda por influjo del primero, han excluido al género. Hace veinte años en México era muy difícil que una novela policiaca se colara en alguna tesis de licenciatura, por decir algo. Se le consideraba una lectura de ocasión, mero entretenimiento sin mucho valor literario. Sin embargo, gracias a la producción de las últimas décadas, y al rescate que escritores y lectores hacen de obras del siglo pasado, el género ha ido ganando el terreno que le corresponde. En el caso de este premio, que cambia de género a premiar cada año (poesía, teatro, cuento, novela), las últimas dos novelas ganadoras se inscriben en el género negro: “Hotel de arraigo”, de Imanol Caneyada, que lo ganó en 2015, y este año la mía. Considerando la naturaleza del premio, yo afirmaría que es un buen termómetro para medir el momento tan provechoso que la novela negra goza actualmente.

Cuéntanos de qué se trata Perro de Ataque

El tema central de la novela es el acoso y los ataques contra la prensa mexicana durante la mal llamada guerra contra el crimen organizado del expresidente Calderón. Perro de ataque se desarrolla en la Morelia de 2010, cuando el terrible suceso de los granadazos ya había cobrado factura en la sociedad michoacana y en la manera en que se producía y consumía la prensa escrita, marcada desde entonces por el terror, el acoso y las represalias contra sus periodistas y reporteros. Es una novela coral que cuenta las historias de una decena de personajes, todos relacionados directa o indirectamente con el periodismo: reporteros de nota roja, correctores de estilo, directores y editores, policías judiciales y criminales que mantienen arreglos ocultos, dueños de periódicos. Mi interés al escribir la novela siempre fue narrar lo más fidedignamente posible ese momento, prestando también atención a las diferentes técnicas narrativas con que contaría esa decena de historias que desde la primera página empiezan a entrelazarse. Mantiene tonos muy crudos, pero también se permite el humor, la contemplación y el lenguaje poético. Atiende además temáticas paralelas, como la impunidad, los niños sicarios, la histeria colectiva y las prácticas monopólicas.

¿Crees que Michoacán es un semillero para escribir género negro y policíaco?

Lastimosamente, sí. Como también lo pueden ser Guerrero, Veracruz, Tamaulipas o Jalisco. Uno de los estigmas del género es que los lectores le exigen verosimilitud, y aunque está obligado a ofrecerla, se suele pensar que sólo se puede escribir si se conocen de primera mano o se han vivido las escenas terribles y crudas que se narran en una novela negra. La situación geográfica no debe marcar la obra de un escritor, uno puede escribir de lo que se le venga en gana. Sin embargo, estoy convencido de que una de las principales atribuciones de la literatura es generar empatía en las personas, acercarnos a la realidad del otro. México tiene cientos de periferias totalmente diferentes entre sí, la literatura nos permite conocerlas un poco. No obstante, si el escritor no tiene un impulso honesto al narrar su situación, si no consigue conmoverse, aterrarse o extasiarse al escribir su realidad, difícilmente su obra generará empatía en los lectores.

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- El escritor michoacano Darío Zalapa Solorio recibirá este viernes 25 de octubre el XXXIV Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares como reconocimiento a su novela Perro de Ataque, publicada por Ediciones B en 2017. La historia narrada con un estilo polifónico se adentra en la violencia cotidiana en Michoacán, con una trama que combina el mundo del periodismo y el crimen organizado.

Nacido en Paracho, Zalapa Solorio se estrenó como novelista con este título, pero ya habñia publicado el volumen de cuentos “Personas desde el fondo de la laguna” (2010), “Los rumores del miedo” (2012) y “Asfalto” (2013). Recientemente participó en la antología de cuentos policiacos La Renovada Muerte, editado por Grijalvo.

Para conocer cómo recibe este premio y qué opina sobre el género policiaco, que al parecer tiene un segundo aire en el país, El Sol de Morelia platicó con este joven escritor.

¿Cómo alienta a un escritor un premio como el que estás por recibir?

La particularidad de este premio es que se da a obras que ya se publicaron. En este caso, pudieron competir novelas publicadas en México en los último cuatro años. El posible aliento que puede dar este premio viene de la certeza de que los libros competidores no llegan de manera anónima o con seudónimo, como sucede en los premios para obra inédita, sino que compites con tu nombre, con tu obra, y con la crítica que tu libro haya recogido después de su publicación, aunque supongo que esto último depende de los jurados si se toma en cuenta o no. Hay nombres importantes que han ganado el premio, como José Emilio Pacheco, Alberto Ruy Sánchez o Juan Villoro, y te mentiría si te dijera que eso no genera un poco más de entusiasmo. Pero lo más importante, a mi parecer, es que la obra puede gozar de un segundo aire, sobre todo si han pasado algunos años desde su publicación, y eso es algo que todo escritor agradece.

¿Se escribe pensando en ganar premios, en tener muchos lectores, o cuál es tu motivación cuando escribes?

Creo que cuando te comprometes en serio con el tema de tu libro, sea de denuncia social o no, terminas escribiendo, paradójicamente, sin compromiso alguno. Es decir, hacer la investigación de campo, pelearte día a día con las estructuras narrativas o concentrarte en las lecturas que pueden nutrir tu escritura, son acciones que rigen la escritura del libro y que no te permiten prestar atención a otras cosas que vienen por añadidura, como los premios o las becas. En el caso de los lectores, supongo que todo escritor desea que su obra llegue a la mayor cantidad de gente posible.

El escritor Mauricio Bares, durante México Noir II, dijo que el género negro está en su mejor momento. ¿Compartes esa afirmación?

Por completo. Y hay muchas evidencias de ello: festivales como el Huellas del Crimen en San Luis, el Acapulco Noir, el México Noir o las Jornadas de Novela Negra de Minería, dan constancias de que el género goza de una rica producción, pues en todos ellos, año con año, se presentan novedades editoriales individuales y colectivas, se imparten conferencias especializadas, se tienen mesas de debate, etcétera. Si bien en el norte del país es donde más se ha escrito el género, poco a poco, desde principios de siglo, se va manifestando en otras latitudes. El centro del país tiene a muy buenos exponentes ahora, y en el sur estados como Veracruz, Guerrero o Chiapas han dado escritoras y escritores muy importantes para el género. Las ferias de libro también empiezan a reservar espacios específicos para la narrativa policiaca, como la FIL de Guadalajara o la del Zócalo. Es un buen momento para escribir género negro, sin lugar a dudas, y supongo que los más entusiasmados son los lectores.

¿Que le den un premio nacional a una novela negra ayuda a este género, a quienes le están apostando?

Históricamente, el canon y la academia, la segunda por influjo del primero, han excluido al género. Hace veinte años en México era muy difícil que una novela policiaca se colara en alguna tesis de licenciatura, por decir algo. Se le consideraba una lectura de ocasión, mero entretenimiento sin mucho valor literario. Sin embargo, gracias a la producción de las últimas décadas, y al rescate que escritores y lectores hacen de obras del siglo pasado, el género ha ido ganando el terreno que le corresponde. En el caso de este premio, que cambia de género a premiar cada año (poesía, teatro, cuento, novela), las últimas dos novelas ganadoras se inscriben en el género negro: “Hotel de arraigo”, de Imanol Caneyada, que lo ganó en 2015, y este año la mía. Considerando la naturaleza del premio, yo afirmaría que es un buen termómetro para medir el momento tan provechoso que la novela negra goza actualmente.

Cuéntanos de qué se trata Perro de Ataque

El tema central de la novela es el acoso y los ataques contra la prensa mexicana durante la mal llamada guerra contra el crimen organizado del expresidente Calderón. Perro de ataque se desarrolla en la Morelia de 2010, cuando el terrible suceso de los granadazos ya había cobrado factura en la sociedad michoacana y en la manera en que se producía y consumía la prensa escrita, marcada desde entonces por el terror, el acoso y las represalias contra sus periodistas y reporteros. Es una novela coral que cuenta las historias de una decena de personajes, todos relacionados directa o indirectamente con el periodismo: reporteros de nota roja, correctores de estilo, directores y editores, policías judiciales y criminales que mantienen arreglos ocultos, dueños de periódicos. Mi interés al escribir la novela siempre fue narrar lo más fidedignamente posible ese momento, prestando también atención a las diferentes técnicas narrativas con que contaría esa decena de historias que desde la primera página empiezan a entrelazarse. Mantiene tonos muy crudos, pero también se permite el humor, la contemplación y el lenguaje poético. Atiende además temáticas paralelas, como la impunidad, los niños sicarios, la histeria colectiva y las prácticas monopólicas.

¿Crees que Michoacán es un semillero para escribir género negro y policíaco?

Lastimosamente, sí. Como también lo pueden ser Guerrero, Veracruz, Tamaulipas o Jalisco. Uno de los estigmas del género es que los lectores le exigen verosimilitud, y aunque está obligado a ofrecerla, se suele pensar que sólo se puede escribir si se conocen de primera mano o se han vivido las escenas terribles y crudas que se narran en una novela negra. La situación geográfica no debe marcar la obra de un escritor, uno puede escribir de lo que se le venga en gana. Sin embargo, estoy convencido de que una de las principales atribuciones de la literatura es generar empatía en las personas, acercarnos a la realidad del otro. México tiene cientos de periferias totalmente diferentes entre sí, la literatura nos permite conocerlas un poco. No obstante, si el escritor no tiene un impulso honesto al narrar su situación, si no consigue conmoverse, aterrarse o extasiarse al escribir su realidad, difícilmente su obra generará empatía en los lectores.

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