HUESCA. El director, guionista, actor y productor Terry Gilliam llegó a Huesca para recibir el Premio Luis Buñuel de la 50 edición del Festival Internacional de Cine de esta ciudad y afirmó que entre los directores que más admira están los mexicanos Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñarritu y Guillermo del Toro.
"México es un país extraordinario, lleno de energía, un sitio con realismo mágico y a menudo pienso que Gabriel García Márquez podría haber nacido ahí. En México pasan cosas maravillosas, te pueden decir que vas a la montaña a ver brujas", aseguró el cineasta, reconocido por filmes como Brazil, El rey pescador, El teorema Zero o Tideland.
Además, el miembro original de los Monty Phyton, aseguró que le gustaría mucho rodar en México, aunque "no hay mucho dinero para ello, ojalá pudieran hablar con el gobierno para que me apoye", bromeó y mencionó a Diego Luna por si pudiera filmar con un actor mexicano.
Sobre el aragonés, nacionalizado mexicano, Luis Buñuel, que lleva el nombre del premio que recibió del Festival, aseveró que "me encanta, es una figura realmente muy importante increíble, provocador, inteligente, divertido".
Reveló que su forma de hacer cine se parece a la del genio aragonés, al que califica como "provocador" y con "mucho sentido del humor".
El cineasta nacido en Estados Unidos, nacionalizado británico en la década de los 60, cuenta con reconocimientos en Cannes, Venecia, Berlín, Globos de Oro o los Oscar, pero "habría tenido más éxito si hiciera películas correctas, pero a mí me gusta jugar con el público, provocar".
Es la visión del cine de este maestro de la comedia y la ciencia ficción, que señaló sin ambages que la elección de los lugares de rodaje depende cada vez más de las ayudas y el financiamiento. "No tengo trabajo, no tengo futuro", dijo entre risas.
Manifestó con contundencia que “el problema no son las películas”, sino que “ahora la gente se ofende con facilidad”, y al referir que cada una de sus trabajos tiene un poco de Monty Python, grupo icónico del que fue miembro, expresó que “éramos seis tipos con mucha suerte porque hacíamos lo que queríamos”, y añadió que nunca se lo ha pasado tan bien como en esa época.
Terry Gilliam habló sobre su película El hombre que mató a Don Quijote, la cual le llevó 20 años hacer por distintos problemas y rechazó que tuviera que haberse rendido. “¿Por qué debería haberme rendido?”, cuestionó y respondió que para hacer una película como el Quijote, hay que ser como él. “Realmente yo soy como el Quijote, tengo fracasos continuos y si él se vuelve a levantar, pues yo también”, apuntó.
Sobre cuál es la película favorita de las que ha hecho y que le hubiera gustado que la viera más público, refirió que Tideland, película también preferida de Diego Luna y que le sirvió de inspiración al mexicano para Abel.
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El cineasta recorrió, tras su llegada a esta región, algunos de los escenarios de película que atesora la provincia y no dudó en reconocer la belleza de un territorio “que siempre he imaginado lleno de leyendas”, aunque con el sentido del humor que le caracteriza, intuyó “que me han llevado para darme ideas y rodar aquí una película”, pero si “Ridley Scott ha utilizado el castillo de Loarre, yo allí no lo haré”.
Gilliam conoce el territorio ya que rodó en Aragón parte de Las aventuras del barón de Munchausen y algunas escenas de su última película El hombre que mató a don Quijote. De esos lugares se refirió a Belchite, municipio de la provincia de Zaragoza, como “un símbolo de lo ridículo que es la guerra”, mientras contaba que a cada paso durante la grabación se encontraba con elementos que recordaban al conflicto bélico.