/ viernes 21 de mayo de 2021

Después de un año en pausa, la Bienal de Arquitectura de Venecia se reactiva

La instalación Desplazamientos, con la que México participa en la Bienal de Arquitectura de Venecia propone buscar mejores formas para relacionarnos con el entorno al fomentar de prácticas justas a nivel social y ambiental

Después de más de un año en pausa, la Bienal de Arquitectura de Venecia, considerado uno de los encuentros más importantes a nivel mundial, se reactiva con pabellones aún sin abrir, obra sin montar, eventos masivos suspendidos y escaso público, pero con la esperanza de ser en este presente un oasis artístico para reflexionar sobre cómo vivir juntos.

México participará en esta edición con el proyecto Desplazamientos, bajo la curaduría de Natalia de la Rosa, Isadora Hastings, Elena Tudela Rivadeneyra y Mauricio Rocha, quienes coordinaron 12 proyectos del mismo número de despachos mexicanos que ponen a discusión el tema de cómo la sociedad ya no vive en comunidad, no sólo en el sentido de aislamiento social, sino al desconocer ecosistemas naturales, económicos, políticos, estéticos, y otros.

“Cuando piensas en la pregunta cómo vivir juntos, que plantea el curador de la Bienal nos dimos cuenta que no vivimos bien y la posición de México es que necesitamos mayor justicia social y ambiental en todas las escalas. No nos reconocemos, no sabemos quiénes somos juntos y hemos hecho de lado a ecosistemas de los cuales dependemos, no estamos entendiéndonos como parte de esos ecosistemas sino que hemos alejado a la naturaleza, nos hemos entendido externos, y la incitación de la bienal de este año ha sido pensar qué podemos hacer para mejorar.

Elena Tudela, la única de los cuatro curadores que está en Venecia para el montaje y desmontaje del proyecto, explicó en entrevista con El Sol de México:

“Todos vivimos en la mismas condiciones y hemos invisibilizado a muchas comunidades de la cuales inclusive dependemos, es una cuestión estratégica porque la humanidad está relacionada con todo, vivimos en una serie de sistema que no hemos querido ver, y lo importante es cambiar parte de nuestra manera de observar esa idea que tenemos de nosotros”.

La especialista mencionó que con la instalación que se montó en el pabellón mexicano se trató “de enfocarse en temas de arquitectura que tiene que ver con los procesos porque la arquitectura se ha vinculado mucho con los objetos, exposiciones, maquetas, planos que son fijos y estáticos, pero hay mejores formas de relacionarnos con nuestro entorno y contexto y este pabellón trata de hacerlo y por eso es que se denomina Desplazamientos”.

La propuesta de la comitiva va en la línea del planteamiento general de la Bienal a cargo del curador Hashim Sarkis quien propuso para la exposición internacional del encuentro titulado ¿Cómo viviremos juntos?, pensar un espacio donde las diferencias políticas y económicas no separen a la humanidad y sea la arquitectura entendida como la construcción de nuevos espacios, el medio para esa comunidad.

“Necesitamos un nuevo contrato espacial. En el contexto de las crecientes divisiones políticas y las crecientes desigualdades económicas, pedimos a los arquitectos que imaginen espacios en los que podamos vivir juntos generosamente”, señaló el curador en el texto general de la Bienal que incluye 112 participantes de 46 países, con una delegación creciente de África, América Latina y Asia.

El pabellón mexicano, con una inversión de tres millones 800 mil pesos, propone una experiencia más que una exhibición. Se invitará a los espectadores a generar narrativas a partir de un glosario, creado por los curadores, sobre ideas respecto a la comunidad, que incluye conceptos como: inexistentes, simbiosis, parentesco, ilusión, sustrato, accidente, los inexistentes, geomemoria, entre otros.

“Lo que se planteó es una instalación a manera de experiencia para poder hablar de una arquitectura entendida como algo que cualquiera hace, construimos una lectura de los proyectos desde la idea curatorial de los desplazamientos que tienen lugar y generamos un glosarios de términos de esos desplazamientos de arquitectura y cada participante le asignamos una palabra para generar un ensayo visual que es lo que se proyecta”, describe

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A la par del ejercicio presencial, se habilitó una página web donde la gente podrá apreciar el pabellón como si estuviera en Venecia.

“Si entendemos la arquitectura como un sistema y nos empezamos a relacionar con esos otros ecosistemas como el agua, la tierra, la gente, podremos conseguir cambios y esos cambios son los que necesitamos todos, hoy nada es seguro ni siquiera sabemos si vamos a vivir mañana”, dijo Tudela.

Después de más de un año en pausa, la Bienal de Arquitectura de Venecia, considerado uno de los encuentros más importantes a nivel mundial, se reactiva con pabellones aún sin abrir, obra sin montar, eventos masivos suspendidos y escaso público, pero con la esperanza de ser en este presente un oasis artístico para reflexionar sobre cómo vivir juntos.

México participará en esta edición con el proyecto Desplazamientos, bajo la curaduría de Natalia de la Rosa, Isadora Hastings, Elena Tudela Rivadeneyra y Mauricio Rocha, quienes coordinaron 12 proyectos del mismo número de despachos mexicanos que ponen a discusión el tema de cómo la sociedad ya no vive en comunidad, no sólo en el sentido de aislamiento social, sino al desconocer ecosistemas naturales, económicos, políticos, estéticos, y otros.

“Cuando piensas en la pregunta cómo vivir juntos, que plantea el curador de la Bienal nos dimos cuenta que no vivimos bien y la posición de México es que necesitamos mayor justicia social y ambiental en todas las escalas. No nos reconocemos, no sabemos quiénes somos juntos y hemos hecho de lado a ecosistemas de los cuales dependemos, no estamos entendiéndonos como parte de esos ecosistemas sino que hemos alejado a la naturaleza, nos hemos entendido externos, y la incitación de la bienal de este año ha sido pensar qué podemos hacer para mejorar.

Elena Tudela, la única de los cuatro curadores que está en Venecia para el montaje y desmontaje del proyecto, explicó en entrevista con El Sol de México:

“Todos vivimos en la mismas condiciones y hemos invisibilizado a muchas comunidades de la cuales inclusive dependemos, es una cuestión estratégica porque la humanidad está relacionada con todo, vivimos en una serie de sistema que no hemos querido ver, y lo importante es cambiar parte de nuestra manera de observar esa idea que tenemos de nosotros”.

La especialista mencionó que con la instalación que se montó en el pabellón mexicano se trató “de enfocarse en temas de arquitectura que tiene que ver con los procesos porque la arquitectura se ha vinculado mucho con los objetos, exposiciones, maquetas, planos que son fijos y estáticos, pero hay mejores formas de relacionarnos con nuestro entorno y contexto y este pabellón trata de hacerlo y por eso es que se denomina Desplazamientos”.

La propuesta de la comitiva va en la línea del planteamiento general de la Bienal a cargo del curador Hashim Sarkis quien propuso para la exposición internacional del encuentro titulado ¿Cómo viviremos juntos?, pensar un espacio donde las diferencias políticas y económicas no separen a la humanidad y sea la arquitectura entendida como la construcción de nuevos espacios, el medio para esa comunidad.

“Necesitamos un nuevo contrato espacial. En el contexto de las crecientes divisiones políticas y las crecientes desigualdades económicas, pedimos a los arquitectos que imaginen espacios en los que podamos vivir juntos generosamente”, señaló el curador en el texto general de la Bienal que incluye 112 participantes de 46 países, con una delegación creciente de África, América Latina y Asia.

El pabellón mexicano, con una inversión de tres millones 800 mil pesos, propone una experiencia más que una exhibición. Se invitará a los espectadores a generar narrativas a partir de un glosario, creado por los curadores, sobre ideas respecto a la comunidad, que incluye conceptos como: inexistentes, simbiosis, parentesco, ilusión, sustrato, accidente, los inexistentes, geomemoria, entre otros.

“Lo que se planteó es una instalación a manera de experiencia para poder hablar de una arquitectura entendida como algo que cualquiera hace, construimos una lectura de los proyectos desde la idea curatorial de los desplazamientos que tienen lugar y generamos un glosarios de términos de esos desplazamientos de arquitectura y cada participante le asignamos una palabra para generar un ensayo visual que es lo que se proyecta”, describe

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A la par del ejercicio presencial, se habilitó una página web donde la gente podrá apreciar el pabellón como si estuviera en Venecia.

“Si entendemos la arquitectura como un sistema y nos empezamos a relacionar con esos otros ecosistemas como el agua, la tierra, la gente, podremos conseguir cambios y esos cambios son los que necesitamos todos, hoy nada es seguro ni siquiera sabemos si vamos a vivir mañana”, dijo Tudela.

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