Morelia, Michoacán (OEM- Infomex).- El pasado miércoles 2 de septiembre se cumplieron 29 años del fallecimiento de Alfonso García Robles, el primer mexicano que ganó un premio Nobel, ocho años antes que el escritor Octavio Paz y trece antes que el químico Mario Molina, sin embargo su legado ha quedado en el olvido a lo largo de los años.
Nacido un 20 de marzo de 1911 en Zamora, Michoacán, años más tarde se trasladó a la Ciudad de México logrando el título de licenciatura en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México. Luego en 1936 hizo su postgrado en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de París, y en 1938 un diplomado en la Academia de Derecho Internacional de La Haya, Holanda. En 1939 ingresó al servicio exterior mexicano como tercer secretario de la legación en Suecia, hasta lograr el grado de embajador.
Aunque desempeñó diversos cargos como jefe del Departamento de Organismos Internacionales y director en jefe para Asuntos de Europa, Asia y África de la Secretaría de Relaciones Exteriores, fue su puesto como presidente de la Comisión Preparatoria para la Desnuclearización de América Latina lo que le ganó un lugar importante para la historia mundial.
Al ser encargado de presidir todas las reuniones para la desnuclearización militar de Latinoamérica, que tuvieron lugar entre 1964 y 1967, la obra y pensamiento del jurista michoacano le hicieron merecedor del Premio Nobel, al lograr que América Latina fuera declarada una zona desnuclearizada con la firma del Tratado de Tlatelolco.
Alfonso García aseguró la prohibición de los armamentos nucleares, que permitió que esta parte del mundo no se implicara en ningún conflicto entre las grandes potencias rivales. Además desempeñó un papel central con su trabajo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para promover el desarme general.
“La proscripción de las armas nucleares en la América Latina constituye, en efecto, una empresa a la que México ha tenido el privilegio de aportar una contribución de extraordinario valor” aseveró el jurista.
De acuerdo a la Gaceta de la UNAM de 1984, el zamorano “manifestó su confianza en que todos los gobiernos poseedores de armas nucleares se convenzan de la necesidad de cumplir sus compromisos, contraídos en organismos internacionales y jurídicamente obligatorios, para la adopción de medidas que tornen en realidad el desarme nuclear”.
El doctor Alfonso García Robles murió el 2 de septiembre de 1991 y aunque su legado permanece, la lucha por el desarme nuclear a nivel mundial continúa.
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