/ miércoles 3 de agosto de 2022

Premonición: El desmorone de morena

El pasado fin de semana a nivel nacional se llevó a cabo un proceso interno fundamental para el partido del presidente López Obrador: las asambleas electivas distritales de Morena. Este ejercicio que en la letra es toda una oda a la democracia, como era de esperarse se vio burlado y se quedó corto ante el escenario mexicano.

Entre acarreos, mapacheo, inducción del voto y violaciones no sólo a sus estatutos si no también a la ley electoral, los morenistas sacaron el cobre y por supuesto quienes más brillaron fueron quienes hoy en día se sientan en el poder.

Sin importar de qué partido hablemos, la intervención de funcionarios públicos y el uso de recursos públicos en la vida partidaria debe ser una señal de alarma. Para nadie fue sorpresa que quienes actualmente tienen un puesto de elección popular o un lugar en alguna administración lograran la mayor cantidad de votos, por eso tampoco fue sorpresa el cumulo de irregularidades denunciadas.

Si bien la existencia de este este ejercicio inédito es plausible pues es algo único que ningún otro partido tiene, en la práctica y por lo visto, se quedó desafortunadamente en una simulación.

El espíritu de los ejercicios democráticos es que el pueblo elija, pero ¿cómo va a elegir libremente el pueblo si activamente está la influencia de quienes ya ostentan el poder y los recursos? Parece absurdo que esto no lo hayan previsto en los estatutos, considerando que precisamente de estos fraudes fue que el fundador del partido se quejó en dos ocasiones diferentes cuando le robaron la presidencia.

En Michoacán el escenario es doblemente complicado, y es que ni siquiera entre ellos mismos se pueden poner de acuerdo quien es su dirigente, mucho menos pensar que en el Gobierno del Estado exista una línea oficial de trabajo en la izquierda o para la tan nombrada Cuarta Transformación. Basta ver quienes se sientan en su gabinete, de qué partidos vienen o en qué derecha militan.

Las riñas entre simpatizantes, el mapacheo, la compra de votos, las traiciones al viejo estilo del PRI y todas las irregularidades denunciadas sirven como premonición de lo que puede pasar con Morena una vez que no esté al frente su fundador y no tengan quien los convoque, aglutine y ponga en orden.

Para algunos actores políticos estos tiempos ya son de precampañas, y lo visto este fin de semana nos presagia lo que podemos esperar en el 2024 si no mejoran sus procesos y cierran filas: El desmorone de morena. Ya lo dijo el mismo López Obrador “Si no hay ideales y principios, no dura ningún partido porque todo es pragmatismo, todo es la lucha por el poder”.

Mucho puede pasar en dos años, pero si se quiere sobrevivir lo que principalmente tiene que pasar es la unión, o se estará de frente a una combustión como la que redujo a cenizas al PRD, y es que aunque la balanza se inclina hacia Morena en las siguientes elecciones presidenciales, las circunstancias de ahí en más pueden cambiar y como país no podemos sostener un Calderón más.

El pasado fin de semana a nivel nacional se llevó a cabo un proceso interno fundamental para el partido del presidente López Obrador: las asambleas electivas distritales de Morena. Este ejercicio que en la letra es toda una oda a la democracia, como era de esperarse se vio burlado y se quedó corto ante el escenario mexicano.

Entre acarreos, mapacheo, inducción del voto y violaciones no sólo a sus estatutos si no también a la ley electoral, los morenistas sacaron el cobre y por supuesto quienes más brillaron fueron quienes hoy en día se sientan en el poder.

Sin importar de qué partido hablemos, la intervención de funcionarios públicos y el uso de recursos públicos en la vida partidaria debe ser una señal de alarma. Para nadie fue sorpresa que quienes actualmente tienen un puesto de elección popular o un lugar en alguna administración lograran la mayor cantidad de votos, por eso tampoco fue sorpresa el cumulo de irregularidades denunciadas.

Si bien la existencia de este este ejercicio inédito es plausible pues es algo único que ningún otro partido tiene, en la práctica y por lo visto, se quedó desafortunadamente en una simulación.

El espíritu de los ejercicios democráticos es que el pueblo elija, pero ¿cómo va a elegir libremente el pueblo si activamente está la influencia de quienes ya ostentan el poder y los recursos? Parece absurdo que esto no lo hayan previsto en los estatutos, considerando que precisamente de estos fraudes fue que el fundador del partido se quejó en dos ocasiones diferentes cuando le robaron la presidencia.

En Michoacán el escenario es doblemente complicado, y es que ni siquiera entre ellos mismos se pueden poner de acuerdo quien es su dirigente, mucho menos pensar que en el Gobierno del Estado exista una línea oficial de trabajo en la izquierda o para la tan nombrada Cuarta Transformación. Basta ver quienes se sientan en su gabinete, de qué partidos vienen o en qué derecha militan.

Las riñas entre simpatizantes, el mapacheo, la compra de votos, las traiciones al viejo estilo del PRI y todas las irregularidades denunciadas sirven como premonición de lo que puede pasar con Morena una vez que no esté al frente su fundador y no tengan quien los convoque, aglutine y ponga en orden.

Para algunos actores políticos estos tiempos ya son de precampañas, y lo visto este fin de semana nos presagia lo que podemos esperar en el 2024 si no mejoran sus procesos y cierran filas: El desmorone de morena. Ya lo dijo el mismo López Obrador “Si no hay ideales y principios, no dura ningún partido porque todo es pragmatismo, todo es la lucha por el poder”.

Mucho puede pasar en dos años, pero si se quiere sobrevivir lo que principalmente tiene que pasar es la unión, o se estará de frente a una combustión como la que redujo a cenizas al PRD, y es que aunque la balanza se inclina hacia Morena en las siguientes elecciones presidenciales, las circunstancias de ahí en más pueden cambiar y como país no podemos sostener un Calderón más.