/ viernes 8 de marzo de 2019

LUZ COMPARTIDA

Lo más importante es conocer el momento correcto para sembrar

M. Fukuoka


A propósito de sembrar, no hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en “no apto para impacientes”: se siembra la semilla, se abona y se riega constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer? no, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba atener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que “en tanto no bajemos los brazos” ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, en nuestro interior estamos creciendo y madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el templeque les permitirán sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

“Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces”.

Los desafíos que encuentres son oportunidades disfrazadas que te permitirán lograr mayores éxitos.

Así que… ¡adelante, lo que se necesita es comenzar!”.

“Los obstáculos y las dificultades desaparecen como por arte de magia ante quien tiene paciencia y perseverancia”. (F)

Lo más importante es conocer el momento correcto para sembrar

M. Fukuoka


A propósito de sembrar, no hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en “no apto para impacientes”: se siembra la semilla, se abona y se riega constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer? no, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba atener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que “en tanto no bajemos los brazos” ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, en nuestro interior estamos creciendo y madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el templeque les permitirán sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

“Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces”.

Los desafíos que encuentres son oportunidades disfrazadas que te permitirán lograr mayores éxitos.

Así que… ¡adelante, lo que se necesita es comenzar!”.

“Los obstáculos y las dificultades desaparecen como por arte de magia ante quien tiene paciencia y perseverancia”. (F)

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