/ martes 5 de julio de 2022

Los 4 años del triunfo de AMLO

Llegamos a los cuatro años del triunfo de Amlo, del histórico 1 de julio de 2018, siendo innegable que muchas cosas han cambiado, por mencionar: la regulación de salarios a funcionarios, la desaparición de los pinos como residencia presidencial, el apoyo a los grupos vulnerables como adultos mayores y jóvenes sin actividad o los discapacitados, la aparición de la Guardia Nacional, la desaparición de lujos o derroches innecesarios, la reorganización de los hidrocarburos, la edificación de un aeropuerto, el arranque de una refinería, el aumento al salario mínimo, la nivelación de precios de artículos de primera necesidad y de la misma gasolina, el no excluir de pago de impuestos a los que más tienen, la habitual conferencia mañanera presidencial, tan solo por mencionar acciones.

También es innegable la inseguridad sigue su curso y ante ello, se incia un enfrentamiento entre la Iglesia Católica y el Presidente de la República, lo anterior producto de los abrazos y no balazos, que ahora dice la iglesia, que es incluso esa frase hasta complicidad.

Se nota una situación clara, la falta de resultados de sus áreas federales de seguridad, de no dar resultados positivos y la mala coordinación con los niveles estatal y municipal.

De no ser, por el aspecto de inseguridad, la oposición no tendría argumento para agredir la política de la 4T, pero hay que decirlo, la inseguridad no es nueva, la inseguridad es producto del deterioro de gobiernos pasados y que en esta administración de AMLO, llega a su pico mas alto.

Indudablemente AMLO, es un presidente de todo terreno, obstinado, soñador, bonachón, mañanero, sensible, político y carismático.

Les constará mucho tiempo a los Partidos Políticos, si, los que son contrarios a Morena y sus aliados, alcanzar a tener un político con tanta aceptación ciudadana.

Cuatro años de su triunfo, del triunfo de AMLO, del triunfo de la izquierda en México, del triunfo de Morena, donde no se imaginaba la gente una presidencia así, con todo lo que se diga y que además, posee la pretensión de hacer historia y propositiva, no negativa como muchos la han hecho.

Enrique Peña Nieto, generaba encanto, mismo que en los primeros tres años de su gestión, se convirtió en arrepentimiento social, con áreas de inseguridad en varios Estados del País, con atropello a la soberanía de las mismas entidades federativas.

Felipe Calderón, se olvido de ser el presidente que ofertaba empleo y se convirtió en el presidente gendarme, que propicio la guerra contra el crimen, derramando sangre y perdiendo tiempo, solo enfocado en ello.

Vicente Fox, llega con todo la ilusión de un cambio, quedando su gobierno, solo en el cambio de siglas del PRI al PAN, pero todo se mantuvo igual.

Ahora la interrogante es ¿Los Gobiernos de los Estados afines a Morena, cumplirán sus ideales, aún cuando no se encuentre AMLO en la presidencia de México?

Puede ser, que ante el escenario de la partida de Amlo en la Presidencia de México, más de alguno de los Gobernadores afines a Morena, inicien su propio liderazgo y ahí esta el reto, de continuar la vigencia o no de la 4T.

Dado todo el escenario descrito, figuras claras pro AMLO como: Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Claudia Sheinbaum, pueden dar continuidad, pero se requiere que, los que no sean los elegidos para suceder al Presidente AMLO, de verdad hagan unidad, pues México no aguantaría otra desorganizada institucional, como hubo en sexenios pasados.

Se hacen votos para que, los programas sociales continúen e incluso aumenten, la disminución de gastos innecesarios sea la constante, la verdadera coordinación de mandos de seguridad en todos los niveles se ejecute, se logre superar la inseguridad del país, la educación alcance un nivel de calidad, los partidos políticos logren consensar, lo mejor para el país y no para ellos mismos, la iglesia oriente el alma del creyente y no la vida del estado, los feminicidios sean abatidos, producto de la cultura ciudadana y no del endurecimiento de penas, que dicho sea de paso, no ha dado resultados, entre otras cosas.

Con el anhelo de ser leído, dejo hasta aquí dichas reflexiones.

Llegamos a los cuatro años del triunfo de Amlo, del histórico 1 de julio de 2018, siendo innegable que muchas cosas han cambiado, por mencionar: la regulación de salarios a funcionarios, la desaparición de los pinos como residencia presidencial, el apoyo a los grupos vulnerables como adultos mayores y jóvenes sin actividad o los discapacitados, la aparición de la Guardia Nacional, la desaparición de lujos o derroches innecesarios, la reorganización de los hidrocarburos, la edificación de un aeropuerto, el arranque de una refinería, el aumento al salario mínimo, la nivelación de precios de artículos de primera necesidad y de la misma gasolina, el no excluir de pago de impuestos a los que más tienen, la habitual conferencia mañanera presidencial, tan solo por mencionar acciones.

También es innegable la inseguridad sigue su curso y ante ello, se incia un enfrentamiento entre la Iglesia Católica y el Presidente de la República, lo anterior producto de los abrazos y no balazos, que ahora dice la iglesia, que es incluso esa frase hasta complicidad.

Se nota una situación clara, la falta de resultados de sus áreas federales de seguridad, de no dar resultados positivos y la mala coordinación con los niveles estatal y municipal.

De no ser, por el aspecto de inseguridad, la oposición no tendría argumento para agredir la política de la 4T, pero hay que decirlo, la inseguridad no es nueva, la inseguridad es producto del deterioro de gobiernos pasados y que en esta administración de AMLO, llega a su pico mas alto.

Indudablemente AMLO, es un presidente de todo terreno, obstinado, soñador, bonachón, mañanero, sensible, político y carismático.

Les constará mucho tiempo a los Partidos Políticos, si, los que son contrarios a Morena y sus aliados, alcanzar a tener un político con tanta aceptación ciudadana.

Cuatro años de su triunfo, del triunfo de AMLO, del triunfo de la izquierda en México, del triunfo de Morena, donde no se imaginaba la gente una presidencia así, con todo lo que se diga y que además, posee la pretensión de hacer historia y propositiva, no negativa como muchos la han hecho.

Enrique Peña Nieto, generaba encanto, mismo que en los primeros tres años de su gestión, se convirtió en arrepentimiento social, con áreas de inseguridad en varios Estados del País, con atropello a la soberanía de las mismas entidades federativas.

Felipe Calderón, se olvido de ser el presidente que ofertaba empleo y se convirtió en el presidente gendarme, que propicio la guerra contra el crimen, derramando sangre y perdiendo tiempo, solo enfocado en ello.

Vicente Fox, llega con todo la ilusión de un cambio, quedando su gobierno, solo en el cambio de siglas del PRI al PAN, pero todo se mantuvo igual.

Ahora la interrogante es ¿Los Gobiernos de los Estados afines a Morena, cumplirán sus ideales, aún cuando no se encuentre AMLO en la presidencia de México?

Puede ser, que ante el escenario de la partida de Amlo en la Presidencia de México, más de alguno de los Gobernadores afines a Morena, inicien su propio liderazgo y ahí esta el reto, de continuar la vigencia o no de la 4T.

Dado todo el escenario descrito, figuras claras pro AMLO como: Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Claudia Sheinbaum, pueden dar continuidad, pero se requiere que, los que no sean los elegidos para suceder al Presidente AMLO, de verdad hagan unidad, pues México no aguantaría otra desorganizada institucional, como hubo en sexenios pasados.

Se hacen votos para que, los programas sociales continúen e incluso aumenten, la disminución de gastos innecesarios sea la constante, la verdadera coordinación de mandos de seguridad en todos los niveles se ejecute, se logre superar la inseguridad del país, la educación alcance un nivel de calidad, los partidos políticos logren consensar, lo mejor para el país y no para ellos mismos, la iglesia oriente el alma del creyente y no la vida del estado, los feminicidios sean abatidos, producto de la cultura ciudadana y no del endurecimiento de penas, que dicho sea de paso, no ha dado resultados, entre otras cosas.

Con el anhelo de ser leído, dejo hasta aquí dichas reflexiones.