/ jueves 10 de enero de 2019

Golpe de Timón

Recién se estrenó el año 2019, los buenos deseos seguramente son mayoría en un país como el nuestro en el que ubicamos fácilmente señales encontradas para tener una polarización viva alentada por el fanatismo, el odio y los despropósitos.

La división y el encono han sido las constantes, los extremos se tocan con facilidad, digamos que son una especie de combustible que nunca presagian algo positivo; no obstante los buenos deseos son gran mayoría.

En principio esperamos que en algún momento lo que resplandezca sean actos de urbanidad, altura de miras para dejar de lado la incesante diatriba, esa que se plantea carente de argumentos y que se encarga de izar la bandera del odio embebida de fanatismo cavernario.

Desear que la corrupción sea liquidada porque es un mal que carcome, devora y mutila al tejido social, durante décadas ha sido un elemento corrosivo, omnipresente y que ha pervivido por diferentes causas, las cuales no se han extirpado. Ello es evidente.

Otro deseo que no ha muerto es el de poder acabar, de una vez por todas, con la impunidad que ofende, mancha y diseña un país en el que las leyes simplemente no se aplican aunque tengamos legislaciones para todo.

En la actividad pública la corrupción aunada a la impunidad ha marcado escenarios reprobables, se pueden contar por legión los discursos de muchos gobernantes que no rebasan los afanes retóricos porque, al final, no se aplica castigo a los crímenes que en los últimos tiempos se han incrementado.

Habrá elecciones en algunas entidades del país, la alternancia está probada y actualmente es competido el terreno en la materia, ello contrasta con lo que sucedía hace algunas décadas cuando por anticipado se sabía quién ganaría. Evidentemente es otro México. Qué bueno que no siempre ganen los mismos.

Deseamos se viva en nuestro país un auténtico federalismo para que no se reproduzcan las viejas fórmulas incubadas en vetustos moldes del centralismo atroz, que sólo en la forma se presentaba como una República lo que realmente fueron gobiernos imperiales que duraban un sexenio, en aquellos tiempos en que los mandatarios fungían como monarcas.

La democracia mexicana ha logrado avances, eso es indudable, la alternancia es una realidad aunque no debe limitarse exclusivamente a los asuntos rubricados por los sufragios. Democracia no se limita a la definición etimológica originada en la antigua Grecia, no, debe tratarse de un estilo de vida opuesto al autoritarismo. En todo caso, el único imperio valedero debe ser el de las ideas.

Siempre al inicio de año los buenos deseos y los mejores propósitos son compartidos, es una buena señal porque sería catastrófico dejar espacios para el más amargo pesimismo, el cual podría abatir la capacidad de asombro e indignación.

Inició el 2019, las expectativas son muchas, tenemos un gobierno federal que apenas tiene poco más de un mes, habría que evaluar próximamente su accionar, estará bajo el escrutinio más que las administraciones que le antecedieron, lo cual era esperado.

En política deseamos el registro de discusiones razonadas, nunca es tiempo para el endiosamiento ni la descalificación silvestre, México es mucho más que su clase política. Feliz 2019. (M)

Recién se estrenó el año 2019, los buenos deseos seguramente son mayoría en un país como el nuestro en el que ubicamos fácilmente señales encontradas para tener una polarización viva alentada por el fanatismo, el odio y los despropósitos.

La división y el encono han sido las constantes, los extremos se tocan con facilidad, digamos que son una especie de combustible que nunca presagian algo positivo; no obstante los buenos deseos son gran mayoría.

En principio esperamos que en algún momento lo que resplandezca sean actos de urbanidad, altura de miras para dejar de lado la incesante diatriba, esa que se plantea carente de argumentos y que se encarga de izar la bandera del odio embebida de fanatismo cavernario.

Desear que la corrupción sea liquidada porque es un mal que carcome, devora y mutila al tejido social, durante décadas ha sido un elemento corrosivo, omnipresente y que ha pervivido por diferentes causas, las cuales no se han extirpado. Ello es evidente.

Otro deseo que no ha muerto es el de poder acabar, de una vez por todas, con la impunidad que ofende, mancha y diseña un país en el que las leyes simplemente no se aplican aunque tengamos legislaciones para todo.

En la actividad pública la corrupción aunada a la impunidad ha marcado escenarios reprobables, se pueden contar por legión los discursos de muchos gobernantes que no rebasan los afanes retóricos porque, al final, no se aplica castigo a los crímenes que en los últimos tiempos se han incrementado.

Habrá elecciones en algunas entidades del país, la alternancia está probada y actualmente es competido el terreno en la materia, ello contrasta con lo que sucedía hace algunas décadas cuando por anticipado se sabía quién ganaría. Evidentemente es otro México. Qué bueno que no siempre ganen los mismos.

Deseamos se viva en nuestro país un auténtico federalismo para que no se reproduzcan las viejas fórmulas incubadas en vetustos moldes del centralismo atroz, que sólo en la forma se presentaba como una República lo que realmente fueron gobiernos imperiales que duraban un sexenio, en aquellos tiempos en que los mandatarios fungían como monarcas.

La democracia mexicana ha logrado avances, eso es indudable, la alternancia es una realidad aunque no debe limitarse exclusivamente a los asuntos rubricados por los sufragios. Democracia no se limita a la definición etimológica originada en la antigua Grecia, no, debe tratarse de un estilo de vida opuesto al autoritarismo. En todo caso, el único imperio valedero debe ser el de las ideas.

Siempre al inicio de año los buenos deseos y los mejores propósitos son compartidos, es una buena señal porque sería catastrófico dejar espacios para el más amargo pesimismo, el cual podría abatir la capacidad de asombro e indignación.

Inició el 2019, las expectativas son muchas, tenemos un gobierno federal que apenas tiene poco más de un mes, habría que evaluar próximamente su accionar, estará bajo el escrutinio más que las administraciones que le antecedieron, lo cual era esperado.

En política deseamos el registro de discusiones razonadas, nunca es tiempo para el endiosamiento ni la descalificación silvestre, México es mucho más que su clase política. Feliz 2019. (M)

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