/ lunes 20 de junio de 2022

Feministas en resistencia: las redes en feministlan

Por: Elizabeth Legarreta

Al igual que los rebozos mexicanos hechos por manos de mujer, la historia feminista también se ha ido hilando a través de los años, especialmente en los últimos 3 o 4 años, donde estos hilos que se entrelazan han creado redes que están destinadas a cambiar la historia…

De Internet solemos hablar de forma negativa, “emboba” a la juventud, ya todo el mundo se la pasa metido en el “feis”; pero a la par de estos cambios en la comunicación, diferentes formas de organización para los movimientos sociales han llegado. Formas que aún no son comprendidas totalmente por la mayoría, ya han generado cambios de fondo en nuestra sociedad. Tal es el caso de las redes feministas que funcionan como el único refugio medianamente seguro para las mujeres dentro de un país misógino, machista y feminicida.

Dentro de las redes sociales, las mujeres hemos conformado redes, mujeres que habitamos en diversos lugares de México, con diferentes edades, muchas de ellas somos feministas, aunque no es un requisito; el único requisito es ser mujer. Estas redes, desde hace algunos años, han funcionado como apoyo emocional, psicológico e incluso económico: miles de mujeres que venden y compran solo entre ellas, que han sobrevivido esta pandemia gracias al trueque, que ofrecemos ayuda incondicional a otras que quizá ni siquiera nos conocemos ¿Por qué? Porque son mujeres y porque nos sabemos las eternas marginadas del sistema capitalista (especialmente dentro de la dictadura naciente mexicana).

Pero no solo apoyo ha nacido de estas redes de miles de desconocidas; pues ha sido gracias a dichas redes que el movimiento feminista se ha esparcido por cada lugar hasta el más recóndito de México y hemos logrado levantarnos a través de diferentes protestas y revueltas multitudinarias, con números que difícilmente se presentaban antes, cuando lo complicado era la parte de la convocatoria, porque fuego y rabia siempre ha habido.

Es así como las mexicanas hemos aprendido a construir para y por nosotras mismas, en un mundo paralelo al de ellos, cuidando de nuestras compañeras en una forma que antes habría sido totalmente imposible. El Internet ha llegado a cambiar el rumbo de la humanidad y es una herramienta que debe usarse más conscientemente en nuestro país, para impulsar la comunicación, debate y organización entre individuas que buscamos cambiar al mundo, o por lo menos sobrevivir un día más en él.

Digamos que, dentro de estas redes, cientos de colectivas feministas hacemos el trabajo del gobierno federal, estatal y municipal, después de tener la indiferencia por parte de estos más que comprobada. Pero eso también es un problema para ellos.

En México no se pone atención a la crisis humanitaria que vivimos las mujeres, con más de 12 feminicidios diarios y decenas de desaparecidas, mujeres que representan una amenaza a la dictadura de pseudo izquierda naciente, por eso sus feminicidios quedan impunes, y las mujeres que ayudan a otras son perseguidas activamente por el Estado, mediante sus diferentes Fiscalías, en un esfuerzo sobre humano de criminalización contra las redes humanitarias de mujeres que proveen servicios a la sociedad que el actual gobierno (y todos los que vinieron antes de este) han fallado en lograr.

Hoy por hoy las mujeres mexicanas, especialmente nosotras las feministas estamos cansadas de que dentro de este territorio no podamos encontrar nada más que un final miserable para nuestras vidas, independiente del camino que decidamos tomar, hemos pasado a ocupar el lugar de las enemigas públicas número uno, tanto de los diferentes gobiernos y partidos políticos, como de los hombres de la sociedad en general. Las mujeres autónomas que nos protegemos a y entre nosotras, somos atacadas día a día desde diferentes frentes, dejando el mensaje bien claro: el mexicano prefiere a sus mujeres muertas que libres. Pero nosotras no necesitamos a los hombres para defendernos, mucho menos cuando ha quedado claro dentro de cada capítulo en la historia quiénes son los enemigos.

Por: Elizabeth Legarreta

Al igual que los rebozos mexicanos hechos por manos de mujer, la historia feminista también se ha ido hilando a través de los años, especialmente en los últimos 3 o 4 años, donde estos hilos que se entrelazan han creado redes que están destinadas a cambiar la historia…

De Internet solemos hablar de forma negativa, “emboba” a la juventud, ya todo el mundo se la pasa metido en el “feis”; pero a la par de estos cambios en la comunicación, diferentes formas de organización para los movimientos sociales han llegado. Formas que aún no son comprendidas totalmente por la mayoría, ya han generado cambios de fondo en nuestra sociedad. Tal es el caso de las redes feministas que funcionan como el único refugio medianamente seguro para las mujeres dentro de un país misógino, machista y feminicida.

Dentro de las redes sociales, las mujeres hemos conformado redes, mujeres que habitamos en diversos lugares de México, con diferentes edades, muchas de ellas somos feministas, aunque no es un requisito; el único requisito es ser mujer. Estas redes, desde hace algunos años, han funcionado como apoyo emocional, psicológico e incluso económico: miles de mujeres que venden y compran solo entre ellas, que han sobrevivido esta pandemia gracias al trueque, que ofrecemos ayuda incondicional a otras que quizá ni siquiera nos conocemos ¿Por qué? Porque son mujeres y porque nos sabemos las eternas marginadas del sistema capitalista (especialmente dentro de la dictadura naciente mexicana).

Pero no solo apoyo ha nacido de estas redes de miles de desconocidas; pues ha sido gracias a dichas redes que el movimiento feminista se ha esparcido por cada lugar hasta el más recóndito de México y hemos logrado levantarnos a través de diferentes protestas y revueltas multitudinarias, con números que difícilmente se presentaban antes, cuando lo complicado era la parte de la convocatoria, porque fuego y rabia siempre ha habido.

Es así como las mexicanas hemos aprendido a construir para y por nosotras mismas, en un mundo paralelo al de ellos, cuidando de nuestras compañeras en una forma que antes habría sido totalmente imposible. El Internet ha llegado a cambiar el rumbo de la humanidad y es una herramienta que debe usarse más conscientemente en nuestro país, para impulsar la comunicación, debate y organización entre individuas que buscamos cambiar al mundo, o por lo menos sobrevivir un día más en él.

Digamos que, dentro de estas redes, cientos de colectivas feministas hacemos el trabajo del gobierno federal, estatal y municipal, después de tener la indiferencia por parte de estos más que comprobada. Pero eso también es un problema para ellos.

En México no se pone atención a la crisis humanitaria que vivimos las mujeres, con más de 12 feminicidios diarios y decenas de desaparecidas, mujeres que representan una amenaza a la dictadura de pseudo izquierda naciente, por eso sus feminicidios quedan impunes, y las mujeres que ayudan a otras son perseguidas activamente por el Estado, mediante sus diferentes Fiscalías, en un esfuerzo sobre humano de criminalización contra las redes humanitarias de mujeres que proveen servicios a la sociedad que el actual gobierno (y todos los que vinieron antes de este) han fallado en lograr.

Hoy por hoy las mujeres mexicanas, especialmente nosotras las feministas estamos cansadas de que dentro de este territorio no podamos encontrar nada más que un final miserable para nuestras vidas, independiente del camino que decidamos tomar, hemos pasado a ocupar el lugar de las enemigas públicas número uno, tanto de los diferentes gobiernos y partidos políticos, como de los hombres de la sociedad en general. Las mujeres autónomas que nos protegemos a y entre nosotras, somos atacadas día a día desde diferentes frentes, dejando el mensaje bien claro: el mexicano prefiere a sus mujeres muertas que libres. Pero nosotras no necesitamos a los hombres para defendernos, mucho menos cuando ha quedado claro dentro de cada capítulo en la historia quiénes son los enemigos.