/ miércoles 10 de agosto de 2022

Discapacidad discapacitante

El amor es el regocijo por la sola existencia del otro Jorge Bucay

En los frecuentes recorridos que un grupo de músicos estudiantes hacíamos por los reclusorios, asilos, hospitales y zonas marginadas, un buen día fuimos convocados a una ceremonia poco usual. Se trataba de una graduación de personas con discapacidad. Múltiples padecimientos que transitaban entre la parálisis cerebral, el autismo, la limitación intelectual y el Síndrome de Down.

Muy animados y con gestos elocuentes que estrujaban hasta al más escéptico de los compañeros, siempre fuimos vitoreados, por ellos, al grado de desbordar nuestras lágrimas por la calidez y generosidad con la que siempre nos prodigaron.

Al concluir tan singular actuación, se acercaron a solicitar apoyo para conformar una agrupación similar a la nuestra: “Queremos cantar como ustedes y tener una estudiantina en la Asociación Pro Personas con Parálisis Cerebral, APAC”

Reaccionamos de manera inmediata e ingenua, diciendo que sí, sin dimensionar los límites y los alcances de la osadía.

Lo que pareció ser un gesto de cortesía y disposición diplomática, se tradujo en una convocatoria real y decidida.

Sin saber del tema, pero con plena disposición nos lanzamos a APAC; ahí nos estaban esperando decenas de niños, jóvenes y adultos con discapacidad.

Sus expresiones y condición generaron una sensación de miedo, asombro y quizá de hasta rechazo.

Decididos los saludamos y estrechamos manos con alguna deformidad, gestos de alegría y regocijo.

Cantamos y bailamos para ellos en forma lúdica, casi como un entretenimiento. Y así pasó el tiempo, hasta que fuimos descubriendo sus talentos, fueron aprendiendo las letras, a pulsar instrumentos de percusión y luego un poco de guitarra y teclados…su afinación mejoró notablemente.

Se generó al tiempo todo un programa interactivo que hizo partícipe a sus padres, al personal y a los voluntarios.

La Estudiantina de APAC hoy sigue siendo una realidad. Quienes portan sus uniformes y cantan aquí y allá, en una plaza pública, en un parque o en un colegio…y también la televisión al lado de Julio Iglesias y en ¡BELLAS ARTES!

Es el amor…es la emoción, nos dijo un neurofisiólogo. Ello provoca que se generen sinapsis y que aumente la plasticidad neuronal. Entonces el cerebro manda señales, habilita el movimiento, la memoria y las habilidades motrices e intelectuales.

Y por eso hoy me permito citar a Jorge Bucay a propósito de la importancia del amor.

Su claridad, sencillez y profundidad quedan manifestadas en estas líneas que hoy compartimos y que siempre serán oportunas para reflexionar sobre las relaciones de pareja, pero también útiles y aplicables en el trato interpersonal cotidiano con nuestros colegas y colaboradores.

“Quiero que me oigas, sin juzgarme.

Quiero que opines, sin aconsejarme.

Quiero que confíes en mí, sin exigirme.

Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.

Quiero que me cuides, sin anularme.

Quiero que me abraces, sin asfixiarme.

Quiero que me animes, sin empujarme.

Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.

Quiero que me protejas, sin mentiras.

Quiero que te acerques, sin invadirme…

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes, y que no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas que hoy, por lo menos hoy, tú puedes contar conmigo…sin condiciones”.

Inspirados por este texto y por la vivencia con los seres “plusválidos” que son bendición y lección permanente, por su voluntad vital y por su apego a la vida, no obstante, de sus condiciones y de la falta de cultura de la discapacidad y de la inclusión.

Todas las personas manifestamos preocupaciones vitales, existenciales y espirituales, que nos hacen racionales; pero hay una búsqueda que altera toda forma, norma o ley, un estado de satisfacción y de plenitud que nos libera, desatándonos de los problemas, cambia nuestra imagen, nuestro rostro, deslumbrando vitalidad y alegría: la felicidad.

La felicidad es ese margen de la vida en el que deja de escribir nuestra cabeza y empieza a escribir nuestro corazón. Nos envuelve, nos transporta y nos convierte en otras personas.

La felicidad se crea y se comparte; se alcanza en función de buscar la felicidad del otro. Lo dijo enfática y tiernamente la Madre Teresa, cuando afirmó: “No te preguntes si eres feliz, pregúntate mejor si son felices quienes viven a tu alrededor”.

Felicidad no es hacer lo que uno quiere… ¡sino querer lo que uno hace! La felicidad tiene mil secretos. Lo importante es descubrirlos día a día y, sobre todo, compartirlos.

La lección pendiente siempre es la felicidad. No es necesario complicarse tanto, un abrazo es felicidad.

Sabiendo del valor natural de esta expresión humana: ¡abriguemos al corazón con la calidez de un abrazo!

“El ser humano se olvida siempre de que la felicidad es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”, John Locke.

Dr. en Educ. J. Jesús Vázquez Estupiñán

Rector de la Universidad La Salle Morelia

jve@ulsamorelia.edu.mx

El amor es el regocijo por la sola existencia del otro Jorge Bucay

En los frecuentes recorridos que un grupo de músicos estudiantes hacíamos por los reclusorios, asilos, hospitales y zonas marginadas, un buen día fuimos convocados a una ceremonia poco usual. Se trataba de una graduación de personas con discapacidad. Múltiples padecimientos que transitaban entre la parálisis cerebral, el autismo, la limitación intelectual y el Síndrome de Down.

Muy animados y con gestos elocuentes que estrujaban hasta al más escéptico de los compañeros, siempre fuimos vitoreados, por ellos, al grado de desbordar nuestras lágrimas por la calidez y generosidad con la que siempre nos prodigaron.

Al concluir tan singular actuación, se acercaron a solicitar apoyo para conformar una agrupación similar a la nuestra: “Queremos cantar como ustedes y tener una estudiantina en la Asociación Pro Personas con Parálisis Cerebral, APAC”

Reaccionamos de manera inmediata e ingenua, diciendo que sí, sin dimensionar los límites y los alcances de la osadía.

Lo que pareció ser un gesto de cortesía y disposición diplomática, se tradujo en una convocatoria real y decidida.

Sin saber del tema, pero con plena disposición nos lanzamos a APAC; ahí nos estaban esperando decenas de niños, jóvenes y adultos con discapacidad.

Sus expresiones y condición generaron una sensación de miedo, asombro y quizá de hasta rechazo.

Decididos los saludamos y estrechamos manos con alguna deformidad, gestos de alegría y regocijo.

Cantamos y bailamos para ellos en forma lúdica, casi como un entretenimiento. Y así pasó el tiempo, hasta que fuimos descubriendo sus talentos, fueron aprendiendo las letras, a pulsar instrumentos de percusión y luego un poco de guitarra y teclados…su afinación mejoró notablemente.

Se generó al tiempo todo un programa interactivo que hizo partícipe a sus padres, al personal y a los voluntarios.

La Estudiantina de APAC hoy sigue siendo una realidad. Quienes portan sus uniformes y cantan aquí y allá, en una plaza pública, en un parque o en un colegio…y también la televisión al lado de Julio Iglesias y en ¡BELLAS ARTES!

Es el amor…es la emoción, nos dijo un neurofisiólogo. Ello provoca que se generen sinapsis y que aumente la plasticidad neuronal. Entonces el cerebro manda señales, habilita el movimiento, la memoria y las habilidades motrices e intelectuales.

Y por eso hoy me permito citar a Jorge Bucay a propósito de la importancia del amor.

Su claridad, sencillez y profundidad quedan manifestadas en estas líneas que hoy compartimos y que siempre serán oportunas para reflexionar sobre las relaciones de pareja, pero también útiles y aplicables en el trato interpersonal cotidiano con nuestros colegas y colaboradores.

“Quiero que me oigas, sin juzgarme.

Quiero que opines, sin aconsejarme.

Quiero que confíes en mí, sin exigirme.

Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.

Quiero que me cuides, sin anularme.

Quiero que me abraces, sin asfixiarme.

Quiero que me animes, sin empujarme.

Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.

Quiero que me protejas, sin mentiras.

Quiero que te acerques, sin invadirme…

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes, y que no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas que hoy, por lo menos hoy, tú puedes contar conmigo…sin condiciones”.

Inspirados por este texto y por la vivencia con los seres “plusválidos” que son bendición y lección permanente, por su voluntad vital y por su apego a la vida, no obstante, de sus condiciones y de la falta de cultura de la discapacidad y de la inclusión.

Todas las personas manifestamos preocupaciones vitales, existenciales y espirituales, que nos hacen racionales; pero hay una búsqueda que altera toda forma, norma o ley, un estado de satisfacción y de plenitud que nos libera, desatándonos de los problemas, cambia nuestra imagen, nuestro rostro, deslumbrando vitalidad y alegría: la felicidad.

La felicidad es ese margen de la vida en el que deja de escribir nuestra cabeza y empieza a escribir nuestro corazón. Nos envuelve, nos transporta y nos convierte en otras personas.

La felicidad se crea y se comparte; se alcanza en función de buscar la felicidad del otro. Lo dijo enfática y tiernamente la Madre Teresa, cuando afirmó: “No te preguntes si eres feliz, pregúntate mejor si son felices quienes viven a tu alrededor”.

Felicidad no es hacer lo que uno quiere… ¡sino querer lo que uno hace! La felicidad tiene mil secretos. Lo importante es descubrirlos día a día y, sobre todo, compartirlos.

La lección pendiente siempre es la felicidad. No es necesario complicarse tanto, un abrazo es felicidad.

Sabiendo del valor natural de esta expresión humana: ¡abriguemos al corazón con la calidez de un abrazo!

“El ser humano se olvida siempre de que la felicidad es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”, John Locke.

Dr. en Educ. J. Jesús Vázquez Estupiñán

Rector de la Universidad La Salle Morelia

jve@ulsamorelia.edu.mx