/ sábado 4 de mayo de 2019

Cuchillito de palo | Le cortaron las alas

Aideé Mendoza perdió la vida en pleno salón de clases, en el CCH Oriente de la Ciudad de México. Una bala, que a saber cómo entró, acabó con ella. La tragedia se repite, con la frecuencia inaudita con la que ocurre en los últimos tiempos.

La joven era originaria de una pequeña comunidad indígena poblana. Llegó a la capital con la esperanza de salir adelante, mediante el estudio y la preparación. La violencia le cortó las alas, como a tantos miles de mexicanos que han sufrido la misma suerte.

Increíble el descontrol a raíz del suceso. Estaban en clase de matemáticas, sólo se oyó un pequeño tronido y Aideé cayó al suelo. Al maestro no se le ocurrió otra cosa que sacar a los alumnos del aula y para cuando pidieron ayuda y llegó la ambulancia, la chica falleció en el trayecto.

Criminalistas han dicho que fue una barrabasada intervenir en la escena del homicidio y que los presentes tendrían que haber permanecido para tomarles declaración. Suma de errores, aunque, con la “enorme capacidad” de nuestros Sherlock Holmes de nopal, de quedar todo intacto, tampoco habrían esclarecido el delito.

La violencia crece como la espuma –creímos que más ya era imposible- y las autoridades en la incompetencia. Los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH), dependientes de la UNAM, se ubican en zonas auténticamente conflictivas. De este, en particular, había quejas serias del alumnado, por la inseguridad en las calles aledañas. Sufrían asaltos, a la salida del plantel y, sin duda alguna, los alrededores debían estar infestados de narcomenudistas.

Se culpa al pasado que dejó el miniMancera, al frente de la CDMX. La actual mandamás, Claudia Sheinbaum, incluso declaró que se habían disfrazados los índices delincuenciales y que la realidad los rebasaba con creces.

Desde la llegada de la 4T es lo único que se escucha. Se busca responsabilizar del presente a quienes desgobernaron –igual que ahora lo hacen ellos- este territorio.

El narcomenudeo está metido hasta la cocina y los cárteles citadinos pelean sus zonas a sangre y fuego. Las escuelas son manjar de dioses para quienes comercian drogas y peor cuando lo hacen en zonas depauperadas, en las que se reproducen los delitos como esporas.

Iztapalapa, donde se ubica este plantel, lleva años convertido en tierra de nadie. Las familias habitan en el terror y no parece que, la recién inaugurada guardia nacional –a la que ya se envió a una región colindante con el Estado de México-, pueda resolver la problemática.

Cada día hay más armas, a pesar de las campañas para cambiarlas por dinero, que ofertan algunos alcaldes. Una bala mató hace unos años a un pequeñito, que se encontraba en el cine con sus padres. Algunos vecinos, festejaban en la calle disparando al aire. El proyectil entró por el techo de la sala y le fue a dar al niño.

Se aprovecha la muerte de Aideé para poner en tela de juicio al actual rector de la UNAM, Enrique Graue. Se le culpa de la inseguridad en las instalaciones y de no hacer lo suficiente para detenerla. En noviembre se juega la rectoría, siempre anhelada por personajillos de la 4T. Notimex publicó una noticia falsa, en la que, presuntos alumnos de ciencias políticas, solicitaban su renuncia. De vergüenza que la agencia oficial se preste a esto.

Habrá que ver si la Procuraduría local resuelve el caso. Basta con la cantaleta del pasado. Llegó la hora de que prueben que pueden poner un alto a la barbarie actual.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq


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Aideé Mendoza perdió la vida en pleno salón de clases, en el CCH Oriente de la Ciudad de México. Una bala, que a saber cómo entró, acabó con ella. La tragedia se repite, con la frecuencia inaudita con la que ocurre en los últimos tiempos.

La joven era originaria de una pequeña comunidad indígena poblana. Llegó a la capital con la esperanza de salir adelante, mediante el estudio y la preparación. La violencia le cortó las alas, como a tantos miles de mexicanos que han sufrido la misma suerte.

Increíble el descontrol a raíz del suceso. Estaban en clase de matemáticas, sólo se oyó un pequeño tronido y Aideé cayó al suelo. Al maestro no se le ocurrió otra cosa que sacar a los alumnos del aula y para cuando pidieron ayuda y llegó la ambulancia, la chica falleció en el trayecto.

Criminalistas han dicho que fue una barrabasada intervenir en la escena del homicidio y que los presentes tendrían que haber permanecido para tomarles declaración. Suma de errores, aunque, con la “enorme capacidad” de nuestros Sherlock Holmes de nopal, de quedar todo intacto, tampoco habrían esclarecido el delito.

La violencia crece como la espuma –creímos que más ya era imposible- y las autoridades en la incompetencia. Los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH), dependientes de la UNAM, se ubican en zonas auténticamente conflictivas. De este, en particular, había quejas serias del alumnado, por la inseguridad en las calles aledañas. Sufrían asaltos, a la salida del plantel y, sin duda alguna, los alrededores debían estar infestados de narcomenudistas.

Se culpa al pasado que dejó el miniMancera, al frente de la CDMX. La actual mandamás, Claudia Sheinbaum, incluso declaró que se habían disfrazados los índices delincuenciales y que la realidad los rebasaba con creces.

Desde la llegada de la 4T es lo único que se escucha. Se busca responsabilizar del presente a quienes desgobernaron –igual que ahora lo hacen ellos- este territorio.

El narcomenudeo está metido hasta la cocina y los cárteles citadinos pelean sus zonas a sangre y fuego. Las escuelas son manjar de dioses para quienes comercian drogas y peor cuando lo hacen en zonas depauperadas, en las que se reproducen los delitos como esporas.

Iztapalapa, donde se ubica este plantel, lleva años convertido en tierra de nadie. Las familias habitan en el terror y no parece que, la recién inaugurada guardia nacional –a la que ya se envió a una región colindante con el Estado de México-, pueda resolver la problemática.

Cada día hay más armas, a pesar de las campañas para cambiarlas por dinero, que ofertan algunos alcaldes. Una bala mató hace unos años a un pequeñito, que se encontraba en el cine con sus padres. Algunos vecinos, festejaban en la calle disparando al aire. El proyectil entró por el techo de la sala y le fue a dar al niño.

Se aprovecha la muerte de Aideé para poner en tela de juicio al actual rector de la UNAM, Enrique Graue. Se le culpa de la inseguridad en las instalaciones y de no hacer lo suficiente para detenerla. En noviembre se juega la rectoría, siempre anhelada por personajillos de la 4T. Notimex publicó una noticia falsa, en la que, presuntos alumnos de ciencias políticas, solicitaban su renuncia. De vergüenza que la agencia oficial se preste a esto.

Habrá que ver si la Procuraduría local resuelve el caso. Basta con la cantaleta del pasado. Llegó la hora de que prueben que pueden poner un alto a la barbarie actual.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq


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