/ miércoles 22 de junio de 2022

Autocrítica

Somos un pueblo que aguanta mucho, somos un pueblo que tiene esperanza en que las cosas van a cambiar, pero seguimos las mismas recetas y aguantamos.

Aguantamos desde hace muchos años pensando en que los mismos, en varios casos purificados van a cambiar, van a tener otras intenciones y que ahora, sí llegó el momento de sacarnos adelante.

La prueba la vimos en las pasadas elecciones, donde cuatro expriístas ganaron, ahora con la casaca de morena, simplemente porque fueron purificados con las palabras del presidente, desde la mañanera, con la bendición que dice “No somos iguales”, como si la afiliación a un partido político les devolviera los valores y el amor a la patria.

Pero algunos ciudadanos, (sigo sin entender porque), creen que ahora si todo va a cambiar, que, aunque sean los mismos personajes señalados en el pasado, ahora van a hacer el bien, que no va a haber corrupción, que no habrá vínculos con la delincuencia.

El principal problema es que el aparato de este país sigue funcionando en favor de unos cuantos, el acarreo, la compra de votos, la compra de voluntades, la falta de educación, la falta de atención a las comunidades marginadas, algunos siguen vendiendo el futuro por un presente inmediato, porque eso, es más, de lo que podrán tener en un futuro, porque el abandono va a continuar, ya lo vivieron y lo siguen viviendo, lo viven todos los días

En realidad, las cosas no van a cambiar para ellos, con la autoridad distantes, con un gobierno ausente, muchas veces al recibir algo de inmediato, aunque tengan que vender el voto, subirse en un camión y viajar varias horas con una pancarta para apoyar muchas veces sin saber a quién, hace que su mejor opción sea aceptar lo que les dan y comprometer el voto sin reflexionar, que comprometen el futuro de una o dos generaciones.

Las cosas no van a cambiar y seríamos muy inocentes pensando, en que alguno de los políticos de hoy, de los que han estado en escándalos, de dudosa reputación, van a llegar con el partido que sea y van a obrar por el bien de México.

No seamos ilusos, debemos hacer una autocrítica para aceptar, que realmente los que estamos mal somos nosotros, nos falta participación ciudadana, participación de los qué, como dice el presidente, hemos sido privilegiados, en tener una educación, en tener una oportunidad, en tener un trabajo, es momento de que nosotros lo hagamos, levantemos la voz, financiemos incluso algunas causas, compartamos en nuestras redes sociales lo que no ayuda a nuestro país.

Es momento de que busquemos algún espacio donde servir con civismo y patriotismo a nuestro país, municipio o estado, si no hacemos eso las cosas nosotros que no estamos comprometidos con los que hoy gobiernan, no van a cambiar, seguirán llegando los políticos privilegiados cambiándose únicamente de color y pasándose de uno a otro los beneficios de la cúpula partidista, sin importarles que esto arrastre a sus familias al utilizarlos de prestanombres y que sean motivo de escandalosos señalamientos por enriquecimiento.

Es momento de que los ciudadanos levantemos la voz, de qué cerremos filas, momento de qué pensemos que, en más de 120 millones de mexicanos, seguro podemos encontraremos un político que no sea corrupto, que ponga el interés de la nación por encima del propio, que no ambicione más riqueza, que no necesite más poder, que realmente haya llegado para servir y no servirse

Pero eso va a suceder el día en que nosotros tengamos conciencia de nuestro voto y una memoria democrática a largo plazo, donde no se nos olvide lo que hicieron en cuanto tuvieron un poco de poder, los escándalos, los robos, los saqueos.

Somos un gran país, que, a pesar de esos saqueos a manos de todos los partidos y políticos, México ha sobrevivido.

Pero también nos tenemos a nosotros y es momento de qué levantemos la voz, de no callarnos, de educar a nuestros hijos y darles el ejemplo de civilidad, que nos involucremos, que les ayudemos a tener una buena memoria democrática, para así poder tomar la mejor decisión, al dejar en manos de alguien nuestro futuro.

Insisto, ¡Es tiempo de los ciudadanos!, pero de los comprometidos.

Somos un pueblo que aguanta mucho, somos un pueblo que tiene esperanza en que las cosas van a cambiar, pero seguimos las mismas recetas y aguantamos.

Aguantamos desde hace muchos años pensando en que los mismos, en varios casos purificados van a cambiar, van a tener otras intenciones y que ahora, sí llegó el momento de sacarnos adelante.

La prueba la vimos en las pasadas elecciones, donde cuatro expriístas ganaron, ahora con la casaca de morena, simplemente porque fueron purificados con las palabras del presidente, desde la mañanera, con la bendición que dice “No somos iguales”, como si la afiliación a un partido político les devolviera los valores y el amor a la patria.

Pero algunos ciudadanos, (sigo sin entender porque), creen que ahora si todo va a cambiar, que, aunque sean los mismos personajes señalados en el pasado, ahora van a hacer el bien, que no va a haber corrupción, que no habrá vínculos con la delincuencia.

El principal problema es que el aparato de este país sigue funcionando en favor de unos cuantos, el acarreo, la compra de votos, la compra de voluntades, la falta de educación, la falta de atención a las comunidades marginadas, algunos siguen vendiendo el futuro por un presente inmediato, porque eso, es más, de lo que podrán tener en un futuro, porque el abandono va a continuar, ya lo vivieron y lo siguen viviendo, lo viven todos los días

En realidad, las cosas no van a cambiar para ellos, con la autoridad distantes, con un gobierno ausente, muchas veces al recibir algo de inmediato, aunque tengan que vender el voto, subirse en un camión y viajar varias horas con una pancarta para apoyar muchas veces sin saber a quién, hace que su mejor opción sea aceptar lo que les dan y comprometer el voto sin reflexionar, que comprometen el futuro de una o dos generaciones.

Las cosas no van a cambiar y seríamos muy inocentes pensando, en que alguno de los políticos de hoy, de los que han estado en escándalos, de dudosa reputación, van a llegar con el partido que sea y van a obrar por el bien de México.

No seamos ilusos, debemos hacer una autocrítica para aceptar, que realmente los que estamos mal somos nosotros, nos falta participación ciudadana, participación de los qué, como dice el presidente, hemos sido privilegiados, en tener una educación, en tener una oportunidad, en tener un trabajo, es momento de que nosotros lo hagamos, levantemos la voz, financiemos incluso algunas causas, compartamos en nuestras redes sociales lo que no ayuda a nuestro país.

Es momento de que busquemos algún espacio donde servir con civismo y patriotismo a nuestro país, municipio o estado, si no hacemos eso las cosas nosotros que no estamos comprometidos con los que hoy gobiernan, no van a cambiar, seguirán llegando los políticos privilegiados cambiándose únicamente de color y pasándose de uno a otro los beneficios de la cúpula partidista, sin importarles que esto arrastre a sus familias al utilizarlos de prestanombres y que sean motivo de escandalosos señalamientos por enriquecimiento.

Es momento de que los ciudadanos levantemos la voz, de qué cerremos filas, momento de qué pensemos que, en más de 120 millones de mexicanos, seguro podemos encontraremos un político que no sea corrupto, que ponga el interés de la nación por encima del propio, que no ambicione más riqueza, que no necesite más poder, que realmente haya llegado para servir y no servirse

Pero eso va a suceder el día en que nosotros tengamos conciencia de nuestro voto y una memoria democrática a largo plazo, donde no se nos olvide lo que hicieron en cuanto tuvieron un poco de poder, los escándalos, los robos, los saqueos.

Somos un gran país, que, a pesar de esos saqueos a manos de todos los partidos y políticos, México ha sobrevivido.

Pero también nos tenemos a nosotros y es momento de qué levantemos la voz, de no callarnos, de educar a nuestros hijos y darles el ejemplo de civilidad, que nos involucremos, que les ayudemos a tener una buena memoria democrática, para así poder tomar la mejor decisión, al dejar en manos de alguien nuestro futuro.

Insisto, ¡Es tiempo de los ciudadanos!, pero de los comprometidos.

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